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Por Stakeholders

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POR MARÍA HINOSTROZA – PhD Candidato en Sostenibilidad Ambiental en la Universidad de Ottawa / Equipo de Laboratorio Social de la Asociación Unacem

El modelo de Economía Circular parecería ser una gran oportunidad para la sostenibilidad ambiental y para alcanzar un círculo virtuoso en nuestras acciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Este enfoque permite lograr un uso más duradero y eficiente de nuestros productos a través de su reutilización, reciclado o transformación. Además, nos motiva como consumidores finales a demostrar comportamientos y preferencias por productos sostenibles como contribución a la conservación del entorno. No obstante, a su potencial, un importante riesgo aparece cuando la Economía Circular es utilizada únicamente como una estrategia orientada a la producción de soluciones ecológicas y no aborda la necesidad de reducir los residuos generados en la producción y consumo de bienes. ¿Cuántas más botellas o bolsas de plástico o similares estamos dispuestos a continuar produciendo o utilizando avalados por los conceptos de reuso y reciclaje? ¿Comprendemos el alcance de nuestras acciones en el ambiente? Siendo nuestra crisis climática una responsabilidad compartida, tenemos que entender que todos, como humanos, poseemos participación activa en esta situación de emergencia.

La producción de bienes, nuestro consumo y eliminación posterior de desechos se traslada como contaminación y cambios irreversibles en nuestro entorno. En los últimos años, venimos acumulando y alcanzando niveles de contaminación tan elevados que han transformado nuestros ecosistemas, interrumpiendo su equilibrio y perdiendo incluso especies y biodiversidad que no serán conocidas por nuestras futuras generaciones. Entonces, lo principal, por parte de todos, es contar con un interés genuino de realizar esfuerzos hacia un cambio real y una verdadera contribución a la sostenibilidad ambiental.

Como empresas, una sólida estrategia de RSC requiere la estrecha colaboración y participación de todos los grupos de interés. La Comisión Europea lo reconoce e impulsa un enfoque holístico, dentro del giro del negocio, que precisa la integración de preocupaciones sociales, ambientales, éticas, de derechos humanos y de los consumidores. Entonces, el modelo de Economía Circular brinda lineamientos básicos de conducta que deben considerarse en la producción de bienes sostenibles, integrando expectativas y redefiniendo nuestro crecimiento económico hacia un enfoque de sostenibilidad. Esperemos que esta mirada nos motive a acelerar nuestra transición de una orientación económica hacia una más natural, renovable y en búsqueda de bienestar ambiental y social. Necesitamos empresas comprometidas con metas ambientales transparentes y relevantes, con validación científica. Trabajemos con soluciones eco-amigables, circulares y prometedoras mientras buscamos planes de reducción acorde a nuestras responsabilidades en el sistema de emisiones globales y en la producción de residuos.

Por otro lado, como consumidor responsable confiamos en que nuestras preferencias y decisiones produzcan un menor impacto ambiental al que tradicionalmente ha venido sucediendo. Actualmente, buscamos más envases ecológicos, más estrictas certificaciones orgánicas o mejores componentes biodegradables pero los resultados no son suficientes para revertir nuestro efecto en el ambiente. Nuestras preferencias y nuestro nivel de consumismo provocan una demanda constante de producción de bienes. Además, no todas nuestras decisiones responsables logran consecuencias efectivas y algunas sólo terminan quedando en buenas intenciones. Entonces, para alcanzar prácticas saludables que promuevan un cambio real, necesitamos transformarnos internamente, cambiar comportamientos y crear nuevos hábitos. Sólo así llegaremos a un nivel del producción y consumo responsable donde integraremos nuestras consideraciones éticas, ecológicas y sociales.

Aún se tiene muchos desafíos por delante. Esperemos que el buen uso del modelo de Economía Circular contribuya a armonizar el enfoque económico con la conservación ambiental bajo una mirada social. Es una tarea de largo plazo y necesitamos resultados pronto. Por ello, sólo lo lograremos con la colaboración y trabajo conjunto de todos los actores, integrando esfuerzos de empresas, ciudadanía y autoridades.







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