Por Stakeholders

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Los bonos vinculados a la sostenibilidad tienen todo el potencial para convertirse en instrumentos que satisfagan las necesidades de los inversionistas de América Latina debido a que automáticamente el emisor se compromete en fortalecer su misión de reducir el impacto ambiental.

Esa fue la conclusión del foro “Oportunidades para América Latina, Bonos Vinculados a la Sostenibilidad”, efectuado por Pacific Credit Rating, evento en el que especialistas analizaron las ventajas de estos instrumentos en la región.

Patricia  Cuenllas, DCM, Green and Sustainable Bonds de BBVA, explicó que los bonos verdes abrieron el camino para el desarrollo de los bonos ligados a la sostenibilidad, debido a que los primeros permitieron establecer una trazabilidad de los fondos, conocer a qué proyectos y a qué inversiones se dedican.

El primer emisor de bonos verdes en Latinoamérica fue ENEL, empresa que posteriormente dio un giro de aproximación al mercado de bonos ligados a la sostenibilidad, refirió la especialista de BBVA.  Esta acción desembocó en la publicación, en junio de 2020, de los “Principios de los bonos ligados a sostenibilidad”.

 “Llegaron para quedarse”

La representante de BBVA aseguró que los bonos ligados a la sostenibilidad han crecido en número de operaciones y en volumen de forma más rápida que los bonos verdes.

Aseguró que el rápido crecimiento se debe a que este instrumento permite enlazar la estrategia de sostenibilidad de la compañía y sus finanzas sostenibles.

Por otro lado, Patricia Cuenllas afirmó que al igual que con los bonos verdes, los bonos vinculados a la sostenibilidad deben contar con estándares bien construidos que sirvan como base para el desarrollo de un mercado robusto.

“Con un nivel de transparencia de información que dé a los inversores la tranquilidad de que el bono tiene esa etiqueta”, apuntó.

Ampliar mercado

Para Eduardo Atehortua, Director UN PRI para América Latina, el inversor de Latinoamérica cada vez está más interesado en invertir con criterios sociales y ambientales, debido a que la regulación en algunos mercado clave de la región, como México, Chile y Colombia, lo ha favorecido.

“El desarrollo de propuestas regulatorias de países como Perú, entre otros, que de alguna manera exige al inversionista trabajar los temas ambientales, también han promovido este tipo de instrumentos”, apuntó  Eduardo Atehortua.

Sin embargo el especialista Atehortua cree necesario que se amplíe el mercado debido a que en la región existe alrededor de 80 organizaciones que administran más de 550 millones de dólares, de manera que la tarea es seguir innovando para que ese capital se haga de ese tipo de instrumentos y así cuantificar su impacto social y ambiental.







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