El estrés hídrico afecta a 17 países del mundo, a su población y sus bosques. Expertos plantean soluciones para que no se extraiga más agua dulce de la disponible.

Climate change land with dry and cracked ground in Spain. Soil drought landscape
En el 2018 se extraía el 18,4 % del total de los recursos renovables de agua dulce disponibles a nivel mundial.

Por Stakeholders

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Al menos una cuarta parte de la población mundial se enfrenta a niveles muy altos de estrés hídrico. Este problema ambiental ocurre  principalmente en 17 países, entre los que destacan Catar, Arabia Saudita e India.

¿Pero qué es el estrés hídrico y cómo afecta a miles de personas? El estrés hídrico es cuando la demanda de agua dulce es más alta que la cantidad disponible. Se estima que en 2018 se extraía el 18,4 % del total de los recursos renovables de agua dulce disponibles a nivel mundial.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un estrés hídrico elevado puede tener consecuencias devastadoras para el medio ambiente, así como dificultar o revertir el desarrollo socioeconómico. También afecta de forma más aguda a la población más vulnerable, pues la falta de acceso al agua les impide combatir enfermedades, realizar sus actividades económicas y pone en peligro su seguridad alimentaria.

Amenaza para los bosques

El cambio climático es una de las principales causas del estrés hídrico en la vegetación. De acuerdo con la sección del último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) dedicada al Mediterráneo, se calcula que por cada grado que aumente la temperatura, las precipitaciones pueden llegar a reducirse hasta un 4 %, y que hasta un 80 % de las tierras del Mediterráneo verá aumentar las sequías si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.

Según indicó Alberto Vilagrosa, profesor de Ecología de la Universidad de Alicante e investigador en la Fundación Centro Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), el régimen de estrés hídrico actual está cambiando. “Hay más periodos de sequía, sequías fuera de temporada y periodos secos estivales más largos, que generan situaciones diferentes”, comentó.

Vilagrosa explicó además que, en caso de estrés hídrico, la vegetación pasa por diferentes fases. “En los casos más extremos, se da mortalidad de plantas, y en los más leves, falta de productividad y de vigor de la vegetación”, explica.

Uso eficiente de los recursos hídricos, un reto pendiente

Una de las metas de los  Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y un reto de las próximas décadas es poder hacer un uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores.

A fin de asegurar que no se extraiga más agua dulce de la disponible, existen numerosas soluciones. Entre ellas, está el aumentar la eficiencia de los sistemas agrícolas, optimizar las infraestructuras grises (como tuberías y plantas de tratamiento), mejorar la salud de humedales y cuencas hidrográficas y reducir el despilfarro de agua.

En lo referente a los bosques, la solución está en mejorar sus condiciones. “Hasta ahora se invertía mucho en repoblación, y quizá estemos en un momento en el que deberíamos cuidar los bosques que ya tenemos. Garantizar que mantengan unas densidades capaces de hacer frente al estrés hídrico y evitar que entren en bucles negativos tras los años más secos”, sugirió  Vilagrosa.

Además de las soluciones ya planteadas, están aquellas basadas en la tecnología. Una de ellas es Yawa, la solución con la que el peruano Max Hidalgo ha conseguido recolectar hasta 300 litros de agua por día para ayudar a las comunidades más desfavorecidas de Perú.







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