Por Stakeholders

Lectura de:

por Marco Minaya

mminaya@stakeholders.com.pe

El Programa Perú Responsible promueve la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) generadora de empleo, empleabilidad y emprendimiento en la población a nivel nacional. Su Coordinadora, la Dra. Rossana Taquía Gutierrez, conversó con Stakeholders acerca de la importancia entorno a las políticas públicas promovidas desde el Estado para un mejor y articulado desarrollo social junto con el sector privado en beneficio de las comunidades.

¿Cuál es la perspectiva que tiene en la actualidad en torno a la responsabilidad social empresarial desde el Estado?

Resulta crucial entender que el Estado peruano esta poco a poco ingresando a realizar políticas públicas en distintos sectores para fomentar lo que es un desarrollo sostenible en nuestro país, y que esto involucre tanto a la empresa privada y a la sociedad civil. Por tanto, articulando estos actores sociales se desarrolla un espacio de gobernanza.

Asimismo, mencionar la importancia que tiene estar alienados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ya que implica necesariamente impulsar un mayor trabajo multisectorial, en donde la temática de Responsabilidad Social Empresarial cobra mucha más preponderancia de lo que era antes.

A su vez, los Tratados de Libre Comercio que tiene el Perú suscribiendo estos últimos años permiten que fomenten, por ejemplo, mayor empleo verde, compras públicas que incentiven a medianas y pequeñas empresas que cuenten con buenas prácticas de responsabilidad social empresarial. Respecto a temas tributarios, poco a poco estamos considerando implementar mayors incentivos a través de los gobiernos locales y regionales.

En ese sentido, esta medida pasa por establecer diferentes tributos mucho más bajos en aquellas localidades o regiones, en donde las organizaciones realicen RSE.

¿Existe algún mecanismo de medición que permita realizar un seguimiento de los avances entorno a las políticas públicas implementadas por el Estado en material de RSE?

Justamente, a finales del 2015 el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) ha incorporado en el sector laboral un mecanismo de medición llamado Índice de Gestión Socialmente Responsable, creado por el Programa Perú Responsable, con el fin de que pueda ser utilizado por cualquier organización involucrada con la RSE. Esto permitirá a CEPLAN, dentro de sus competencias, medir los avances de esta temática anualmente en nuestro país.

¿De qué forma se ha desarrollado el aspecto multisectorial entre el Estado y el sector privado?

La RSE promovida desde el Estado no es solamente para trabajarlo desde el sector laboral, sino que tiene que ejercerse en todos los sectores, Ministerios del Poder Ejecutivo, Legislativo, entre otras entidades gubernamentales.

En esa línea, también involucrarse a nivel intergubernamental; es decir, vinculándose al gobierno central, regional y local, en donde exista un trabajo continuo entre el sector privado, asociaciones, comités, gremios empresariales, universidades, y otras instancias organizadas por la sociedad civil que vendría a ser el tercer actor.

Convocar, por ejemplo, a los presidentes regionales para potencializar sus capacidades y alinear las políticas públicas de su región con lo que vienen ejecutando en sus organizaciones dentro de su territorio.

¿Existen iniciativas que ejemplifiquen este trabajo en conjunto?

Se ha trabajado hasta la fecha en diversos programas como por ejemplo el Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (AGRO RURAL), que tiene por finalidad promover el desarrollo agrario rural, a través del financiamiento de proyectos de inversión pública en zonas rurales de menor grado de desarrollo económico.

Este tipo de programas beneficia a la producción en favor de medianos y pequeños empresarios, quienes se constituyen como la principal red empresarial en nuestro país, ya que representan el 87% aproximadamente del empresariado peruano.

Esta iniciativa destierra el mito de que la responsabilidad social empresarial solo puede ser gestionada por la gran empresa. Por ende, existen prácticas que se pueden instaurar a nivel de estos empresarios pequeños que muchas veces tienen una voluntad de estar ejerciendo RSE y que en realidad no son conscientes que lo están realizando.

Al tener conocimiento de ello permite que su nivel de competitividad crezca y puedan estos contar con una ventaja o valor agregado al momento de ofrecer sus productos o servicios. Como Estado, tenemos la responsabilidad de contribuir a que esa mediana, pequeña y micro empresa, no solo del sector trabajo, sino de todas las carteras, tenga un tratamiento y seguimiento adecuado que las ayuden a ser sostenibles, crezcan, que puedan crear contratos o alianzas que les permitan expandirse en el mercado, puedan exportar, etc.  De esta manera, se logra un aprendizaje colaborativo con los tres actores: Estado, sector privado y sociedad civil.

Entonces, ¿qué factores serian claves para que el pequeño o mediano empresario llegue a entender la RSE?

Un primer factor para todo emprendedor es conocer las ventajas que conllevan su implementación. Esto pasa por ser formal. Es decir, operar dentro de los marcos legales y normativos que rigen la actividad económica.

Si un empresario no labora en este marco formal, imposible hablar de RSE. Debido al contexto de informalidad que enfrenta nuestro país, nos hemos visto obligados a realizer nuevas estrategias para afrontar esta situación que perjudica sobre todo al pequeño y mediano empresario. Entonces, el mostrarles a ellos los beneficios de no solo estar registrados y que sean formales empresarialmente, sino abrirles el horizonte del por qué es importante ser formal permitirá que ejerzan sus prácticas empresariales de manera responsable, permanente y sobre todo desarrollándose sosteniblemente.

Un segundo factor radica en el valor agregado que este otorga dentro de la gestión comercial de cada empresario, permitiendo diferenciarte frente al resto de los que pueden estar haciendo una labor similar a la tuya. Claro está que este avance va ser posible en la medida que el Estado le ofrezca mayores incentivos, ingresar a ferias de mayor exposición para el beneficio de sus negocios, trato diferenciado en sus primeros años de negocio, mayor flexibilidad, entre otros beneficios.

Sin duda, estos factores tendrán un mayor atractivo para el empresario en general. Cabe mencionar que también tenemos que practicar nuevas estrategias para avanzar en la formalización en nuestro país.

Al respecto, ¿existe data que valide el número de empresas registradas que cuenten con proyectos de RSE?

A inicios del 2014 iniciamos diferentes trabajos internamente para estudiar experiencias comparadas respecto a otros países. Al 2016, se ha elaborado todo un sistema para validar documentos, guías y procedimientos que deben realizarse para efectivamente ejecutar este registro de empresas socialmente responsables. A la fecha, hemos registrado unas 230 fichas que han llenado las empresas con sus proyectos.

Contamos con la data a nivel físico, pero es necesaria subirla a una plataforma virtual abierta al público para que el propio ciudadano o empresario pueda visualizarlo. Esto, en efecto, representa un incentive para que el empresario sea grande, mediano o pequeño conlleve a que se anime que replique estas buenas prácticas de RSE en su organización.

De esta forma, se fomentaría mayores proyectos de largo plazo, que se encuentren alineadas a las políticas públicas del país; por tanto, tenga un mayor impacto en la sociedad y en los niveles de disminución de pobreza en el Perú. Por otra parte, ¿cómo centrar mayor atención en las comunidades por parte del Estado y el sector privado?

En ese sentido, las alianzas públicas tanto con el sector privado como con las comunidades son claves para el fortalecimiento de los proyectos de RSE. Sin embargo, algunos programas no se están focalizando directamente a quienes más lo necesitan. En ese caso, nuestra naturaleza es la atención a grupos más vulnerables de nuestro país, personas que viven en pobreza extrema, mujeres jefas del hogar, etc.

Entonces, esta alianza tiene que partir de ser aliados al momento de hacer, por ejemplo, un co-financiamiento, de mejorar la focalización hacia un público que demande mayor atención, realizar capacitaciones de maneja conjunta, desarrollar potencialidades fortalezas, sobre todo de poder articular esfuerzos con el gobierno local o regional u otro ministerio.

Sin embargo, se discute mucho la credibilidad que tiene el sector público para afrontar las diferentes necesidades que tienen las comunidades. ¿Cómo hacerle frente a esta situación?

Si bien tenemos buena aceptación entre el sector privado y el trabajo en conjunto con el Estado, es cierto que a veces la población no cree en el Estado, como tampoco tienen credibilidad del ámbito público. Es por ello que se debe trabajar de la mano y en favor con ellos para generar mayor confianza.

Centrar esfuerzos en las personas que son jóvenes entre los 18 y 25 años, que es la fuente de generación de empleo. Entonces, empresas del sector bancario o actividad extractiva, por ejemplo, nos preguntan a quienes deberían dirigir esfuerzos. Es en ese preciso momento en que nuestra labor recae en orientarlos a comunidades que no cuentan con acceso a un empleo formal.

A la fecha, hemos tenido resultados concretos en darle un trabajo formal con contratos de trabajo, CTS, derechos laborales, entre otros a un universe representado por 18 mil personas beneficiadas entre hombres y mujeres con diferentes condiciones cada uno de ellos. Del mismo modo, incentivar el autoempleo, a través de la formalización de sus propios negocios; esto acompañado de capacitaciones y/o voluntariados corporativos que afiancen sus capacidades.

¿Cuál es el reto a seguir en los próximos años en materia de RSE?

Lo fundamental es que el siguiente gobierno empiece a trabajar en su plan de gobierno, y que apunten a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con miras al 2030. Esto permite de alguna manera garantizar el desarrollo sostenible para reducir los niveles de pobreza, hambre, entre otras problemáticas.

Igualmente, exigir a las empresas que al hablar de RSE implica conocer e incorporar a sus prácticas laborales el incumplimiento de los Derechos Humanos, a un ambiente sano, etc. En la medida que cualquier organización privada o pública empiece a interiorizar este enfoque pues va a empezar a gestionar y tomar acciones concordantes con ello. Esto permite que la organización asuma valores y asunciones éticas en su gestión que va a ser replicada de manera recíproca y con impactos sustanciales no solo dentro de su clima laboral u organización, sino para la sociedad.







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