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La UNESCO recordó la importancia del Día Mundial del Arte, porque «nutre la creatividad, la innovación y la diversidad cultural de todos los pueblos del mundo, y desempeña un rol importante en el intercambio de conocimientos», por eso Camisea impulsa el trabajo de las artesanas nativas y artistas del Bajo Urubamba, en la selva de Cusco, para que no se pierda su valor milenario, se adapten a los tiempos de pandemia e incentiven su economía con nuevos diseños, formas y colores.

 

La celebración del Día Mundial del Arte se realiza cada 15 de abril, en memoria del natalicio del famoso artista italiano Leonardo Da Vinci.

 

El arte es un vínculo con las raíces del hombre y una expresión que perdura desde hace siglos, permitiendo el conocimiento, asentando las tradiciones y dando significado a miles de culturas. En el Bajo Urubamba, las artesanas, que practican el milenario arte del telar de cintura, son verdaderas maestras, porque promueven de generación en generación los secretos de sus tejidos basados en los animales, colores, fenómenos y plantas donde habitan.

 

En el Bajo Urubamba, que está conformado por hermosas y variadas comunidades nativas yines y matsigenkas que dan vida a la cuenca del río Urubamba en la provincia La Convención, hay unas 140 maestras artesanas beneficiarias del Programa de Apoyo al Desarrollo de la Artesanía Matsigenka–Yine, que financia Camisea.

 

El Consorcio propició a las artesanas una profesionalización de sus productos para que crezcan sus ingresos familiares y participen en ferias, talleres y capacitaciones, incluso puedan exportar sus tejidos al extranjero. Desde el 2020, las artesanas fabrican mascarillas para evitar contagios de COVID-19 y demás productos innovadores para que sean vendidos y distribuidos por diferentes comunidades originarias del Cusco.

 

Para llegar al Bajo Urubamba, considerado uno de los 34 hotspots de biodiversidad del mundo, los únicos accesos son los ríos, ya sea desde Quillabamba, en Cusco, o desde Atalaya, en Ucayali. Según el Ministerio de Cultura, existen unos 18 mil matsigenkas y 8 mil yines en todo el Perú, y entre ellos está la artesana Teresa Sebastían, una mujer yine quien junto a sus sobrinas persisten en este arte del tejido. “Yo misma aprendí a tejer, por curiosidad, mirando. La cushma (vestimenta yine) representa el carácter de la persona. Esto no es solo un tejido, es nuestra herencia”, explicó.

 







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