A medida que las demandas de tierras cultivables y recursos naturales aumentan, los bosques han sufrido un deterioro constante, llevando consigo consecuencias ambientales, sociales y económicas de gran alcance.

Por Stakeholders

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Perú, un país bendecido con una gran riqueza natural, alberga vastas extensiones de bosques tropicales que no solo son impresionantes por su biodiversidad, sino que también son fundamentales para el equilibrio ambiental global. Sin embargo, detrás de todas sus riquezas nacen desafíos cruciales que amenazan la integridad de estos ecosistemas vitales. Uno de los desafíos principales es la deforestación. Solo en el 2020, el Ministerio del Ambiente (Minam) reportó que, desde el 15 de marzo de ese año (fecha en que se declara el estado de emergencia sanitaria nacional) hasta el 15 de mayo del 2020, hubo 7,119 hectáreas de pérdida de bosque, teniendo una reducción de la deforestación en el Perú de 28.7% respecto del mismo período del año anterior.

La deforestación en Perú ha sido una realidad preocupante durante décadas, impulsada principalmente por la expansión agrícola, la tala ilegal, la minería no regulada y otros intereses económicos. A medida que las demandas de tierras cultivables y recursos naturales aumentan, los bosques han sufrido un deterioro constante, llevando consigo consecuencias ambientales, sociales y económicas de gran alcance.

Esta tendencia alarmante tiene repercusiones significativas en la biodiversidad, ya que los bosques albergan una diversidad biológica extraordinaria, con numerosas especies endémicas y ecosistemas únicos. Esta mala praxis pone en peligro la supervivencia de innumerables especies de flora y fauna, además de alterar los ciclos hidrológicos y acelerar el cambio climático, afectando no solo a Perú, sino también a toda la región y más allá.

Además de los impactos ambientales, la deforestación también socava los derechos y la calidad de vida de las comunidades indígenas y locales que dependen de los bosques para su subsistencia. La pérdida de recursos forestales es un golpe devastador para estas poblaciones, que a menudo se enfrentan a la pobreza y la marginación, exacerbando aún más su vulnerabilidad.

Ley forestal que permitiría la deforestación

Después de Brasil, Perú se sitúa como el segundo país con bosques amazónicos en el mundo y ocupa también la novena posición en cuanto a la superficie de bosques a nivel global. Por tal motivo, está suscrito a compromisos y declaraciones internacionales para proteger los bosques y evitar su deforestación y degradación.

Pese a ello,  el panorama de deforestación en Perú es poco optimista. En la actualidad, es el tercer país con mayor deforestación de bosque primario en la Amazonía, detrás de Brasil y Bolivia, con 144 mil 682 hectáreas deforestadas, de acuerdo con el Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP). Esta realidad se agrava aún más por el contexto de impunidad a favor de los grupos dedicados a las actividades extractivas y economías ilegales, entre ellas la minería ilegal, el narcotráfico y la tala ilegal. Sin embargo, los atentados contra la diversidad biológica y los ecosistemas, no solo se forman en el ámbito ilegal y empresarial, sino también en el Congreso.

Así lo han demostrado, las recientes modificaciones de la Ley forestal y de Fauna Silvestre, acción que ha sido calificada por la organización ambiental Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) como “un grave retroceso en la lucha contra la deforestación”.

De implantarse esta ley,  zonas de bosque, que hayan sido deforestadas, procederán a ser legalizadas y, por ende, eso que era patrimonio de la nación, podrá ser ahora sí de un privado en particular. Además, no estará permitido hacer análisis de zonificación de esa zona, al no tener esa posibilidad, no se podrá decir si es bosque, y al no poder hacerlo, no será propiedad pública y puede ser susceptible a propiedad privada. En conclusión, lo que se está haciendo es generar una situación de impunidad y de facilitar o legalizar la deforestación, que ya se cometió”.

Día Internacional de los Bosques

El Día Internacional de los Bosques, celebrado cada 21 de marzo, representa una oportunidad para reflexionar sobre la importancia crítica de los bosques para el bienestar humano y el equilibrio ecológico del planeta. Esta jornada conmemorativa, establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2012, tiene como objetivo sensibilizar al público sobre los múltiples roles que desempeñan los bosques en nuestra vida cotidiana y destacar la necesidad urgente de conservar y gestionar de manera sostenible estos valiosos recursos naturales.

Los bosques desempeñan una amplia gama de roles vitales en nuestra vida cotidiana, que van más allá de su importancia ecológica. Entre los cuales destacan que, ayudan a regular el clima global al absorber dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera a través de la fotosíntesis y liberar oxígeno. Así como en la conservación del suelo y del agua: Las raíces de los árboles y la vegetación forestal ayudan a mantener la estabilidad del suelo, previniendo la erosión y la pérdida de nutrientes. Además, desempeñan un papel crucial en la regulación de los ciclos hidrológicos al actuar como esponjas naturales que absorben y liberan agua gradualmente, ayudando a prevenir inundaciones y sequías.

Los bosques proporcionan una amplia gama de recursos naturales renovables, incluyendo madera, alimentos silvestres, medicinas, productos no madereros como resinas y fibras, así como servicios ambientales como la recreación y el turismo ecológico. Es importante resaltar que, ofrecen hábitats vitales para una variedad de especies animales y vegetales, proporcionando refugio, alimento y sitios de reproducción. Estos ecosistemas son especialmente importantes para especies en peligro de extinción y endémicas que dependen de los bosques para su supervivencia.

Adicional a ello,  brindan una serie de beneficios tangibles e intangibles para el bienestar humano, incluyendo la recreación al aire libre, el turismo ecoamigable, la mejora de la salud mental y física a través del contacto con la naturaleza, y la conexión cultural y espiritual con el entorno natural.

En conclusión, los bosques son elementos esenciales para la vida en la Tierra, desempeñando múltiples roles que son fundamentales para el equilibrio ecológico, la salud humana y el bienestar socioeconómico. Por ello, es crucial reconocer y valorar la importancia de los bosques en nuestra vida cotidiana y luchar para proteger y conservar estos valiosos recursos naturales para las generaciones presentes y futuras.







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