Por Stakeholders

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Los océanos contienen diversos ecosistemas que son fundamentales para el futuro del planeta. Su deterioro influye en las formas de vida que albergan, a las que el cambio climático viene afectando con el transcurso del tiempo.

 

Recientemente, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha alertado de que el calentamiento de los océanos viene aumentando como nunca antes visto, y que se prevé que en el 2100 estos puedan absorber calor más del ya acaparado durante el pasado medio siglo. “Lo peor está por venir”, sostienen.

 

No hay un umbral que se pueda predecir. A pesar de que se llegue a limitar la temperatura promedio global a un aumento de dos centígrados, tal como lo establece el Acuerdo de París, los científicos señalan que la absorción de calor por parte de las aguas oceánicas será de dos a cuatro veces más que en los últimos 50 años.

 

En comunicación con los medios de comunicación, Clare Nullis, la portavoz de la OMM, manifestó que “las repercusiones de esto durarán años: el océano tiene una memoria muy larga, incluso más que la atmósfera” .

 

Es evidente el perjuicio que viene alterando a los mares. Según la OMM, entre el 20% y 30% de emisiones de dióxido de carbono fueron absorbidas por las aguas oceánicas en los últimos 40 años, por lo que la biología marina presente se ve seriamente afectada al haber menos oxígeno y mayor temperatura.

 

No es todo. El peor escenario proviene de si es que la temperatura promedio global se dispara a más de dos centígrados, ya que los océanos podrían absorber hasta siete veces lo comprendido en las últimas cinco décadas pasadas al finalizar este siglo.

 

A ello se suma el aumento del nivel del mar, el que se calcula fue de 15 centímetros en el siglo XX. De continuar el derretimiento de los glaciares, en un rango de 100 kilómetros a las costas, el 40% de la población mundial se verá afectada. “Menos hielo no significa menos peligro”, indicó Nullis.

 

En esa línea, el último martes Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (CE), hizo un llamado a reflexionar acerca de las consecuencias del cambio climático, que van a la par de la pandemia por el nuevo coronavirus.

 

“El cambio climático es la gran crisis después de la COVID-19. Tras la pandemia no hay posibilidad de volver atrás a la actividad económica basada en los combustibles fósiles y a expensas del clima y el medio ambiente”, subrayó.

 

Añadió que ve con optimismo los planes de Bruselas que tienen relación con el medioambiente y el clima. Espera que de cara al 2030 se pueda mitigar cerca de un 55% las emisiones de gases contaminantes, con el objetivo de lograr la neutralidad climática al 2050 del continente.







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