La contaminación por plástico se ha convertido en uno de los principales problemas ambientales en los últimos años. Se calcula que al menos 8 millones de toneladas métricas de desechos plásticos ingresan al océano anualmente, lo que equivale a un camión repleto por basura vertido al mar por minuto.
Las consecuencias de esta contaminación son cada vez más visibles. Expertos han reportado como diferentes especies —principalmente aves, tortugas y reptiles— ingieren plástico al confundirlo con alimentos o quedan atrapados en la basura comprometiendo gravemente su supervivencia.
Además, invertebrados y otros organismos marinos pueden dispersarse por el mundo y convertirse, eventualmente, en especies exóticas invasoras si es que se adhieren al plástico que flota y así recorre grandes distancias. Los científicos ya han alertado de este riesgo en la Antártida.
Un nuevo estudio científico describió otra consecuencia que podría estar poniendo en riesgo a las poblaciones de raya wira (Sympterygia brevicaudata) en Perú, una especie que ya está considerada como Casi Amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los investigadores notaron que es usual ver, adheridos a la basura marina que vara en las playas, huevos de esta especie ya muertos y secos.
Miles de huevos muertos en la basura marina
En la ciudad de Trujillo, al norte del Perú, los miembros de la ONG ConservAccion notaron que era frecuente ver huevos de rayas adheridos a la basura marina. Además, en la mayoría de los casos, estaban secos.
Los huevos de la raya wira “son como unos saquitos. Usualmente les dicen bolsos de sirena o monederos de sirena, porque tienen esa forma e incluso una textura parecida al cuero”, explica el veterinario Carlos Calvo-Mac, director de proyectos de ConservAccion.
En tanto, el biólogo marino, Miguel Valderrama Herrera, autor principal del estudio, explica que “las rayas no tienen cuidado parental, simplemente ponen sus huevos”. Al hacerlo, sin embargo, se aseguran de que estén fijados a una estructura para evitar que floten a la deriva. Para lograrlo, los huevos cuentan con un zarcillo. “Es como una soguita que les sirve para fijarse, por ejemplo, a las algas”, agrega el experto.
Entre febrero y abril, la época de desove de la raya wira, los investigadores registraron 75 conglomerados que contenían 1595 cápsulas de huevos. El 15,9 % de ellos supuestamente habían eclosionado y el 15,8 % aún estaban frescos, pero los demás, el 84,2 %, estaban secas. En cuanto a la basura, la mayor parte de ella era plástico asociada a materiales de pesca, principalmente redes artesanales.