Por Renzo Rojas
rrojas@stakeholders.com.pe
Al cierre de esta edición, se anunciaba la vacancia por parte del Congreso de la República al presidente Martín Vizcarra. Este escenario ha traído crispación política y también social dado el innegable desacuerdo de muchos peruanos frente a esta situación. En ese sentido, el panorama de por sí se dificulta más aún por una crisis generada por la pandemia de COVID-19, de la cual aún no sale el país, y que exige cumplir con retos sociales y económicos.
Felipe Valencia-Dongo, gerente de Desarrollo Empresarial del Grupo Estrategia, conversó horas después de estos sucesos con Stakeholders y planteó claramente cuáles son esos desafíos que se deberán afrontar. El economista también es miembro del Comité de Contenidos del CADE Ejecutivos 2020 y es el conductor del panel “Enfrentando los retos sociales y la reactivación económica”, que contará con la participación de reconocidos especialistas en el tema.
Pasada esta crisis, ¿cuáles son los principales retos económicos y sociales a los que se enfrentarán los peruanos?
Nos enfrentamos a una crisis tripartita: crisis de salud, crisis económica y crisis política. ¿Qué implica esto? Que estamos viviendo uno de los momentos más complejos de nuestra vida republicana.
Desde la perspectiva económica, sin duda el reto más importante es poder generar empleos y poder llevar ingresos a las familias peruanas. Desde la perspectiva social, la pandemia ha acelerado las brechas que ya teníamos. He escuchado algunas veces que se dice coloquialmente que todos estamos en el mismo barco y que la crisis de la pandemia nos golpea a todos. Esto no es así. La crisis de la pandemia golpea con más fuerza a quienes menos tienen y a los más vulnerables.
Y, por tanto, hace que las inequidades sean aún más grandes. Retrocederemos 10 años en lucha contra la pobreza, subirá la anemia y tendremos a 1 de cada 2 niños sufriendo esta absurda enfermedad (absurda porque es completamente prevenible). Además, hoy en día tenemos 2 millones de peruanos que pasan hambre.
Ese es el nivel de retos que enfrentamos. Este y otros temas son los que tocamos en el CADE Ejecutivos 2020, que tiene un lema muy apropiado: “Un nuevo comienzo. Hagámoslo diferente”.
La pandemia ha generado una significativa recesión económica. A nivel institucional, ¿qué se necesitará por parte de las organizaciones del Estado para afrontar estos retos?
En primer lugar, considero indispensable que exista confianza para que se pueda trabajar de manera conjunta. Es decir, los líderes en el Estado tienen que confiar que pueden trabajar con el sector privado; y los líderes en el sector privado confiar que puede trabajar con el Estado.
En segundo lugar, es fundamental que el Estado dé planificación y predictibilidad. Debe ofrecer una ruta de a dónde quiere avanzar y qué requiere de los distintos actores, eso será fundamental. Mientras más clara esté la ruta y la planificación, mejor.
En tercer lugar, es fundamental que el Estado promueva y vele porque todos cumplamos las reglas de juego, ¿qué quiere decir eso? Cuidar la institucionalidad.
Para poder generar empleos y poder llevar ingresos a las familias peruanas, necesitamos sacar adelante la mayor cantidad posibles de inversiones públicas e inversiones privadas que se puedan. Te soy honesto: en el nivel de crisis que vivimos actualmente, considero que es inaceptable que el dinero de las inversiones esté en cuentas bancarias. Ese dinero tiene ya mismo que ponerse al servicio del país creando empleos y dinamizando las economías locales y los ingresos de las familias.
Educación, salud, brecha digital y más cuestiones. ¿Bastarán inversiones fuertes para avanzar en el tema?
Las inversiones no son suficientes, pero son necesarias, más aún en el contexto que vivimos. Una de las principales responsabilidades del Estado es cerrar las brechas que hoy existen y garantizar que todo peruano, independientemente de dónde nació, pueda tener suficientes oportunidades para salir adelante y cumplir sus sueños. ¿Cómo logramos eso? Con políticas públicas basadas en evidencia. ¿Y cómo se financian? Con impuestos que pagan las personas y las empresas.
Entonces, tenemos que acelerar el círculo virtuoso de acelerar las inversiones que permitan crear empleos y dinamizar las economías locales, pues esto permitirá que se paguen más impuestos, y eso hará que se puedan financiar más y mejores políticas públicas para el cierre de brechas. Acá tanto el sector público como el sector privado tienen una responsabilidad fundamental.
Próximos ya a las elecciones generales de 2021, ¿qué se puede esperar de los candidatos en relación con estos retos?
Primero lo primero: es fundamental que las elecciones se lleven a cabo en abril de 2021 y garantizar que no serán postergadas por ninguna razón. Los países que prosperan son los países que tienen institucionalidad sólida, por eso garantizar que las elecciones ocurran cuando deben ocurrir es fundamental.
Al respecto, esperamos que los candidatos se enfoquen en propuestas concretas para resolver los problemas estructurales.
Existe un riesgo real de entrar en un círculo vicioso de hiper-populismo que al final perjudicará al país en su conjunto. En suma, propuestas claras de cómo enfrentarán los retos sociales y económicos, eso se espera.
El ahora ex presidente Martín Vizcarra comparó hace unos meses la actual crisis con la de la Guerra del Pacífico (1879-1884). ¿La pandemia de COVID-19 representa una ventaja o desventaja ante estos desafíos?
Esta es una de las peores crisis que hemos vivido en nuestra historia como país. Si te paras en noviembre de 2019 y alguien te dice que viviremos a nivel nacional y mundial todos los cisnes negros que hemos vivido, seguro pensarás que es imposible. Lamentablemente, creo que aún hay varios cisnes negros más que podrían llegar.
¿Es inevitable que lleguen? No necesariamente, depende de nosotros. ¿Qué significa que depende de nosotros? Que tenemos que acelerar el cierre de brechas; tener un real trabajo conjunto entre el Estado, el sector privado y la sociedad en su conjunto; dejar de lado el hiper-populismo y enfocarnos en resolver los problemas estructurales; y, sobre todo, construir instituciones sólidas.
Trabajando de manera conjunta entre Estado, empresa y sociedad podemos enfrentar todos los retos que están por venir. Y todo ello poniendo por delante atender más y mejor a los peruanos que están en mayor situación de vulnerabilidad.