A pesar de haberse emitido desde el Gobierno bonos sostenibles, aún queda pendiente algunos desafíos para acelerar el curso de las finanzas sostenibles en el país, especialmente ante los escenarios de mitigación y adaptación al cambio climático. Incluir al sector financiero y contar con indicadores de impacto son esenciales en todo este panorama.

Por Renzo Rojas

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De acuerdo al último Índice de Finanzas Sostenibles (IFS), Perú presenta un bajo nivel de ingresos sostenibles, ubicándose en el puesto 11 en Latinoamérica. Los retos para el país y la región pasan por aumentar la proporción de recursos destinados a proyectos sostenibles financiados por entidades bilaterales y multilaterales, así como reducir la alta dependencia de actividades intensivas en Carbono (especialmente al uso de petróleo).

“Los ingresos sostenibles también incluyen ingresos por la emisión de deuda gubernamental por bonos verdes y sostenibles”, menciona Ana Lucía Pinto, docente de Finanzas Sostenibles de Pacífico Business School.

En este mismo estudio, el país ocupa el cuarto lugar en cuanto a ingresos totales provenientes de actividades intensivas en carbono, lo que significa ingresos generados por la exploración y explotación de hidrocarburos, minerales (cobre y oro) y combustibles. En el marco de la lucha frente al cambio climático, reducir esta dependencia resulta importante y la estrategia en torno a las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) es clave.

La docente señala que otro desafío crucial en finanzas sostenibles radica en la ausencia de una articulación entre ministerios para fortalecer los esfuerzos en el avance del cumplimiento de las NDC, tanto por mitigación y adaptación al cambio climático, lo cual se relaciona también con contar con una política financiera y económica adecuada.

“Este último punto, va muy de la mano con la coyuntura del país, en cuanto al constante cambio de funcionarios que hace que no haya una continuidad de los esfuerzos faltando y falta de liderazgo del Ministerio de Economía y Finanzas y del Ambiente”, agrega.

Ana Lucía Pinto – Docente de Finanzas Sostenibles de Pacífico Business School.

Más inversión

Para optimizar el avance de las finanzas sostenibles, se hace necesario la inversión en proyectos y empresas que tengan buenos desempeños ASG. En ese sentido, un punto a favor es que los inversionistas en general cada vez más buscan generar un impacto positivo en sostenibilidad, para lo cual evalúan aspectos ambientales, sociales y de gobernanza.

“La rentabilidad per se de las inversiones tienen que ser atractivas para los inversionistas, y los aspectos ASG deben ser parte del análisis porque también se tiene que evaluar que no existan riesgos reputacionales que puedan dañar la imagen de los inversionistas”, explica Ana Lucía Pinto.

Añade que los proyectos relacionados a la protección de la biodiversidad y la atención al cambio climático, sin duda, ya forman parte de la estrategia de diversificación y de rentabilidad de los inversionistas, especialmente de aquellos interesados en las emisiones temáticas, tanto públicas como privadas.

Bonos sostenibles en el mercado peruano

El país ya ha emitido una serie de bonos sostenibles, tal ha sido su alcance que durante 2024 fue galardonado con el premio “Pionero de la Transición Justa” en los por Climate Bonds Initiative. Ana Lucía Pinto manifiesta que en el 2021 se emitieron los primeros bonos sostenibles por más de USD 4500 millones.

“En su primer reporte de asignación de recursos y de impacto logró asignar S/ 15 110 millones en proyectos sociales relacionados a programas nacionales como PRONABEC del Ministerio de Educación, AURORA del Ministerio de la Mujeres y Poblaciones Vulnerables, y JUNTOS, Pensión 65, Cuna Más y Qali Warma del Ministerio de Inclusión Social”, detalla.

Agrega que en cuanto a proyectos verdes se asignaron S/ 2535 millones en las categorías de gestión eficiente y resiliente de aguas y aguas residuales (39 proyectos de construcción, mejoramiento, ampliación de sistemas de agua potable), gestión sostenible de recursos naturales, uso de suelos y áreas marinas protegidas (58 proyectos de recuperación de suelos degradados mediante reforestación) y agricultura sostenible (62 proyectos por construcción, mejoramiento y ampliación de infraestructura de riego).

Jill Khoury – Sustainability Country Leader de BBVA en Perú

Respecto a bonos vinculados a la sostenibilidad, refiere que aún no se ha dado en Perú por la necesidad de información oficial de indicadores de impacto, ya que se debe contar con una línea base para poder establecer las metas que tienen que ser ambiciosas y cuantificables.

“En resumen, las condiciones para el establecimiento de metas y medición de impacto aún no están disponibles para poder emitir bonos vinculados a la sostenibilidad, sobre todo de inversiones verdes. Creo que aún falta un claro compromiso del Gobierno para emitir bonos temáticos, impulsando especialmente de esta manera los proyectos verdes relacionados a la mitigación y adaptación al cambio climático”, resalta.

Sector financiero comprometido

Por otro lado, canalizar las finanzas hacia proyectos que buscan reducir brechas sociales o combatir los estragos de las crisis climáticas también hace indispensable al sector financiero. El sistema financiero es un motor fundamental para la transición hacia un futuro más sostenible. No solo actuando como intermediarios de capital, sino también como catalizadores de cambio frente a los grandes desafíos que se enfrentan como el cambio climático.

“Este ya impacta directamente en sectores económicos clave del Perú, como la agricultura, la pesca, el turismo, la construcción y el transporte. También enfrentamos retos sociales, como la falta de acceso a servicios financieros por parte de una amplia proporción de la población, lo que limita su desarrollo y bienestar”, remarca Jill Khoury, Sustainability Country Leader de BBVA en Perú.

La especialista resalta que el cambio climático implica riesgos financieros significativos —tanto físicos como de transición— para los clientes de la industria bancaria. Al incorporar criterios de sostenibilidad en las evaluaciones de riesgo y decisiones de inversión, no solo protegen la estabilidad financiera, sino que también incentivan a sus clientes a gestionar sus propios riesgos climáticos.

“Este contexto requiere nuevas soluciones e inversiones. El sistema financiero tiene la capacidad de movilizar y canalizar capital hacia proyectos e iniciativas que generen un impacto positivo, pero también de educar, inspirar y apoyar en la implementación de proyectos y actividades cada vez más sostenibles”, subraya.

La financiación de proyectos con un impacto sostenible es variada. Incluye desde la financiación de energías renovables, la eficiencia energética, la gestión sostenible del agua, hasta proyectos de infraestructura inclusiva que permitan mayores oportunidades de desarrollo para todos los peruanos.

“En el caso de BBVA, hemos desarrollado y seguimos expandiendo nuestros productos y soluciones financieras para empresas y el segmento retail. Para empresas, ofrecemos préstamos verdes y sociales, préstamos vinculados a la sostenibilidad y soluciones de factoring sostenible que apoyan la mejora de su cadena de suministro, entre otros”, dice.

En síntesis, agrega, el sistema financiero desempeña un rol único al canalizar recursos, mitigar riesgos, transmitir conocimiento, generar incentivos para que los clientes inviertan en soluciones y tecnologías que les permitan reducir costos, mejorar eficiencias, acceder a nuevas oportunidades de negocio e incluso abrirse a nuevos mercados.







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