Las finanzas verdes tienen un escenario prometedor en el país. En el 2020 se relanzó el Protocolo Verde y a inicios del presente año se aprobó la Hoja de ruta de finanzas verdes en el Perú para dar una marco adecuado a toda esta transición. Luis Guillermo Marino, director general de Economía y Financiamiento Ambiental del Minam, conversa con Stakeholders al respecto y se refiere al avance que se espera en el corto plazo.
POR RENZO ROJAS
rrojas@stakeholders.com.pe
¿Cuál ha sido el avance en la implementación del Protocolo Verde en el país a casi un año de su relanzamiento?
Lo más resaltante ha sido tener un orden de trabajo con los gremios del sector financiero. Se están conformando grupos de trabajo especializados. Hay acciones más concretas en términos comunicacionales o en la elaboración de información que tiene relación con la implementación de los componentes. Es decir, tener una línea de base. Recientemente hemos cerrado la encuesta nacional de finanzas verdes para identificar las brechas que existen con los actores del sistema financiero y ver cómo implementar un programa de fortalecimiento de capacidades.
¿Qué relación existe entre este Protocolo y la Hoja de Ruta de finanzas verdes en el Perú, la cual fue presentada hace poco?
El Protocolo es un espacio de discusión con los principales actores del sistema financiero, los que se reúnen con una frecuencia mensual y vamos planificando avances con la finalidad de promover las finanzas verdes. La Hoja de Ruta (HJ) consiste en ordenar los diversos esfuerzos a nivel nacional, más allá del Protocolo. Este último es una suerte de mesa de trabajo que podría ser la base de la gobernanza de esta HJ. La Hoja de Ruta busca alinear la política pública, los avances del sector privado, la interacción con la sociedad civil y la academia para ordenar y generar sinergias. Esa es la idea: ayudar a que un proceso, que ya está en marcha, pueda tener un cierto orden para así avanzar más rápido.
¿Cuál es la estrategia que manejan alrededor de esta Hoja de Ruta para la transición hacia las finanzas verdes?
Como política pública, su fin es lograr la incorporación de diversos aspectos ambientales en las operaciones de las entidades financieras peruanas. Esa visión del desarrollo sostenible es la expectativa de la HJ: dar estos elementos para que, efectivamente, la banca logre incorporar en su gestión los conceptos de sostenibilidad, en cómo hacen negocios, cómo colocan sus productos y cómo se gestionan internamente, por ejemplo. Para ello, la HR está pensada en desarrollarse básicamente en dos componentes. El primero tiene relación con el enverdecimiento del sistema financiero, que está asociado a incorporar estas consideraciones ambientales o prácticas de sostenibilidad en los procesos claves desde la planificación, desarrollo de estrategias y sus propias operaciones, así como en la cultura empresarial de cada una de las entidades. La otra línea de acción está más orientada al desarrollo de productos sostenibles, a lograr que se visibilice la cartera de créditos, los instrumentos y los productos financieros verdes. Estos son los grandes frentes de la HJ.
Han articulado con PRODUCE y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). ¿Qué va a permitir haber establecido contacto con estas dos instituciones?
El MEF es un actor esencial, en tanto que nos permite profundizar el relacionamiento con los reguladores del mercado. Es una institución que desarrolla políticas públicas que velan por la estabilidad de los mercados financieros. La forma en cómo abordar la relación con los reguladores es a partir de las acciones que el MEF desarrolla. La idea es que también contribuyan a robustecer los esquemas de gobernanza. En el caso de PRODUCE es más instrumental, porque lo que buscan asegurar es el acceso al desarrollo de instrumentos o herramientas financieras para promover el escalamiento de las micro, pequeña y mediana empresa y a los procesos de industrialización que están detrás de sus políticas. Esta es la manera cómo nos vinculamos con las labores de PRODUCE.
Instrumentos ya existentes como el Fondo Verde para el Clima (FVC), ¿cómo se insertan en esta Hoja de Ruta?
El FCV es uno de índole mundial. El interlocutor nacional es el MEF. De igual manera sucede con el Fondo Global del Medio Ambiente (GEF por sus sigla en inglés), donde el Minam está a cargo. Estos dos son fuentes de recursos, que esperamos puedan permitirnos acelerar los procesos. No solamente para el fortalecimiento institucional público, sino también desde el lado privado, para visibilizar la posibilidad de que estos recursos puedan llegar atender a los operadores del mercado financiero o ser fuente de financiamiento para los mismos. Eso implica trabajar en cómo fortalecer las capacidades de nuestros proveedores nacionales para que puedan acceder a estos recursos en las condiciones que están disponibles. Tienen que estar listos para promover finanzas verdes.
En el corto plazo, ¿qué expectativas tienen sobre el impacto que se pueda tener con la HJ?
Hemos avanzado con el espacio generado con el Protocolo Verde. Al ser un espacio mixto, donde no solo estamos nosotros como sector público, sino también el sector privado, nos ayuda a mitigar los riesgos asociados a los ciclos políticos pensando en que se viene una transición que no necesariamente va a ser fácil. Este espacio ayuda mucho. En metas y expectativas, en el corto plazo hay cinco puntos en los que estamos trabajando muy profundamente. Destaca contar con una línea de base del estado de las finanzas verdes en el Perú, una taxonomía nacional para hablar un mismo lenguaje y, otro punto muy importante, ir identificando y revisando, con los diversos actores del mercado financiero, las características de los portafolios e ir visibilizando aquellos de créditos e inversiones verdes.
¿En cuánto tiempo estima que lo proyectado pueda funcionar a gran escala en el país?
Si se trabaja con el apoyo y dándole un sentido de prioridad al tema, no solamente por el sector ambiente, sino también por los otros actores involucrados, podríamos estar hablando de dos o tres años ya para estar encaminados en los derroteros mencionados. Hay que tener en cuenta que existen procesos que suelen ser más complejos. Por ejemplo, la taxonomía. A la Unión Europea (UE) le tomó alrededor de cinco años poder cerrar una taxonomía de finanzas sostenibles. No es un trabajo de corto plazo. Hay otros países que están aún en esta tarea. Aprender de estas experiencias nos permite acortar plazos.
¿Han establecido contacto con otros países de la región que ya tienen experiencia en finanzas sostenibles?
Los países referentes en Latinoamérica son Brasil, México, Colombia y Costa Rica. Ellos tienen un avance importante con sus respectivas bondades y alertas, ya que cada país tiene sus particularidades. En ese sentido, hemos tenido una interacción bastante cercana con el Gobierno de Costa Rica para entender su proceso y nos ayudó muchísimo. También hemos revisado de cerca el caso de Colombia con actores que han estado involucrados en su desarrollo. Hemos aprendido de las experiencias del exterior, lo que nos ha servido para armar lo que hoy es la Hoja de Ruta y el mismo Protocolo.
¿Qué impresión le deja el trabajar de la mano con el sector privado?
Este proceso de transición hacia las finanzas verdes o sostenibles no es una cuestión optativa para quienes están en los mercados financieros. No es un tema optativo comenzar a pensar en los riesgos asociados a temas ambientales como cambio climático, pérdida de biodiversidad, entre otros. Son riesgos que existen. En consecuencia, tienes que comenzar a interiorizarlos. Es un proceso que ya está en el Perú y el mundo. No hay forma de que sean ajenos. ¿Se hará o no? Esa no es la pregunta. Más bien es ¿cuánto tiempo tomará hacerlo? Es un camino que se va a tener que transitar.