Lucía Ruiz, exministra del Ambiente, conversó con Stakeholders acerca de los desafíos del estado y el sector privado para avanzar hacia una transición energética segura, inclusiva y sostenible. “Deberíamos acelerar una transición energética más aún si tenemos muchas fuentes no convencionales como la solar, la eólica y otras”, enfatiza Ruiz.

Por Stakeholders

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¿A qué nos referimos con transición energética?

En rigor, hablamos de una mirada al interior de los países para generar que sus fuentes de energía sean más sostenibles. Nos referimos, además, a una mirada de desarrollo sostenible de los países. En Perú, altamente vulnerable al cambio climático, tenemos nuestra energía sustentada en hidroeléctricas. Entonces, somos muy frágiles a cualquier variabilidad climática. Además, nuestro transporte está amarrado a los combustibles fósiles. Y ya hemos visto que estos se han lanzado a la estratósfera por la guerra. Es, en suma, mirar ver cómo pasamos a energías más sostenibles que no frenen el desarrollo equilibrado, inclusivo y social.

¿Cuál es el avance en el Perú?

Es tibio, por decirlo menos. Hemos estado muy confiados en que somos un país bendecido y por lo tanto nuestras fuentes de agua nos han permitido que el 50% de la energía del país se sustente en hidroeléctricas. No estamos considerando la vulnerabilidad de recursos. Somos un país que ve las oportunidades que nos puede dar el gas y entonces decimos: ‘bueno, estamos cubiertos’, pero no entendemos que el gas tiene una producción finita en el corto y mediano plazo. Deberíamos acelerar una transición energética más aún si tenemos muchas fuentes no convencionales como la solar, la eólica y otras. Ese avance tibio se da normalmente desde el sector público, que está poniendo normas muy tímidas, pequeñas. Ahí nos están ganando otros países. El sector privado está corriendo más rápido que el Estado.

¿Qué proyectos se vienen implementando para la descarbonización en el Perú?

Hay que decir que se requiere apoyo del sector público y desde el privado para esto. Desde el público, lo que se ha empezado a escuchar mucho es la electromovilidad. Hay una constancia del gobierno en emprendimientos de este tipo. Hay varias, creo que siete, propuestas de ley en el Congreso para ir hacia la electromovilidad, y dejar progresivamente combustibles fósiles. Sin embargo, en otra fuente de energía fuente, la de energía eléctrica, no hay esa misma claridad e impulso.

«En estos momentos en Lima ves carros cuya existencia parece increíble: carros de más de quince años que se siguen moviendo y nadie dice nada. Si se soluciona eso habrá una mejora de calidad de aire, pues tenemos uno de los peores índices de América Latina».

Desde el estado se habla tímidamente de alcanzar quizás el 20 % de energías renovables no convencionales al 2030, pero siempre condicionada a la demanda. Lamentablemente seguimos en un 5 % de energía renovable en el sistema cuando países como Chile y Colombia están corriendo para alcanzar su sostenibilidad al 2030. En el sector privado vemos una actividad increíble de plantas de energía con energía renovable no convencional, plantas solares, eólicas, crecen cada vez más por las capacidades que el país tiene. En Moquegua y Arequipa hay plantas eólicas que se están construyendo, aunque tenemos capacidad en el norte y la Amazonia que no las aprovechamos.

¿Cuáles son los desafíos que enfrenta el sector energético para lograr la transición hacia una energía sostenible?

Me parece que tener reglas claras que permitan que la transición sea rápida, justa e inclusiva. El gran reto es que el país logre un desarrollo territorialmente pertinente, inclusivo, regional y no solamente de nuestra franja costera que es la que acoge casi el 80 % del PBI del país. En estas regiones es donde debemos aprovechar más sus insumos. El reto es que el gobierno establezca reglas claras que permita a las regiones desarrollarse en base a energías sostenibles para las cuales tiene un gran potencial. Las regiones amazónicas, que podrían tener un inmenso potencial solar, no tienen incentivos por parte del Gobierno para transitar de su dependencia del petróleo a una energía más sostenible con la solar, por ejemplo.

«Durante años los gobiernos amazónicos han estado con limitaciones de energía y conectividad que han retrasado el retaso potencial inmenso que tienen. Este retraso está muy relacionado a la solución que le quieren dar».

En cuanto a movilidad sostenible, ¿cuáles son los avances?

Ha habido mejoras en el marco normativo, y por tanto demanda. Sin embargo, siguen retos y límites que debemos abordar. En estos momentos en Lima ves carros cuya existencia parece increíble: carros de más de quince años que se siguen moviendo y nadie dice nada. Si se soluciona eso habrá una mejora de calidad de aire, pues tenemos uno de los peores índices de América Latina. Tenemos un parque automotor contaminante, pese a los esfuerzos. Ahí debe haber un interesante incentivo de Ministerios como el MEF para impulsar la importación de autos híbridos y eléctricos. Somos un país que merece un mejor transporte público. Veo a la ATU haciendo cada vez más impulso a un tema sostenible. Se piensa que tener un auto híbrido o eléctrico es caro, pero se debe a que no hay incentivos adecuados para ello. 

¿Qué rol juegan los gobiernos regionales, municipales, en la transición energética?

Los gobiernos regionales tienen la oportunidad de demandar que su desarrollo sea mayor y sostenible con fuentes de energía sostenibles. Durante años los gobiernos amazónicos han estado con limitaciones de energía y conectividad que han retrasado el retaso potencial inmeso que tienen. Este retraso está muy relacionado a la solución que le quieren dar. Si quieres producir energía en la sierra para trasladarla a la amazonía, vas a generar un costo mayor o problemas al atravesar territorios vulnerables social y ambientalmente. Sin embargo, no pasará lo mismo si los gobiernos regionales explotan la energía solar.  

 ¿Qué mecanismos ha implementado el gobierno para que la transición energética sea eficiente, respete los DDHH, el medioambiente y sea inclusiva?

Durante cuatro o cinco años los diferentes gobiernos han estado coordinando, a través de sus técnicos, lo que vendrían a ser las Contribuciones Nacionalmente Determinadas, se ha estado pensando en cuál será nuestra transición energética para el 2030 o 2050. Estamos mirando a nosotros y a la región. Existe una estrategia de desarrollo bajo en emisiones con una transición energética a carbón cero al 2050. Este primer documento está basado en los compromisos que el país tiene hacia fuera y hacia dentro, con una ciudadanía que quiere un desarrollo inclusivo, regional, geográficamente pertinente. Esfuerzos hay, pero necesitamos acciones. 







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