Solo el año pasado Oslo creó su Cleantech Hub, una iniciativa para introducir tecnologías de vanguardia amigables con el ambiente.

Por Stakeholders

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Noruega, un país que ha generado riqueza gracias al petróleo y el gas, aspira a ser referente en cleantech (combinación de las palabras limpia y tecnología), economía circular y energías verdes. 

Victoria Marie Evensen, vicealcaldesa para el Desarrollo Empresarial y la Propiedad Pública, indica que Oslo, la capital, “ha cambiado mucho en los últimos diez años, con un rol vital en la transición verde”. 

“La ciudad tiene su propio presupuesto climático, con el objetivo de reducir las emisiones a niveles de los años 90 para el 2030. Queremos crear mercado en torno a las energías verdes por medio del poder de compra del gobierno», agrega. 

Según la funcionaria, la electrificación de todos los servicios de transporte público -autobuses, tranvías y ferries- será una realidad el próximo curso. Asimismo, adelanta la construcción de una innovadora planta de captura de carbono en la urbe en 2026.

La estrategia noruega dista de la de otros puntos del globo por su ambición y celeridad. Solo el año pasado Oslo creó su Cleantech Hub, una iniciativa que buscaba poner en común a la Academia, startups, inversores, líderes empresariales y políticos en torno a cómo introducir tecnologías de vanguardia en la ecuación que nos ocupa. 

Un año más tarde, el tema se ha hecho un hueco propio en la agenda pública de la nación y de su semana de la innovación que reconfigura el modelo energético.

«El modelo actual se basa en que cuanto más consumamos, más ganan esas empresas. Es algo extraño si lo pensamos en frío, y más cuando es el único modelo existente en el mercado”, señala Edgeir Aksnes, fundador y CEO de Tibber, a El Español. 

No es la única startup noruega que está llamando la atención internacional en este campo. Over Easy, comandada por Trygve Mongstad, es otro caso digno de mención. Su compañía ha ideado una forma de desplegar paneles solares en techos planos, con unidades que pueden colocarse en vertical. 

Gracias a esta propuesta, se pueden alcanzar dos ciclos de producción máxima al día y complementar los incipientes jardines en los tejados de muchas urbes europeas.

Por su parte, Ocean Sun quiere llevar la producción de energía solar al mar, con futuristas plantas flotantes de grandes dimensiones. Asimismo, Otovo introdujo en Europa el modelo de suscripción para las instalaciones solares de autoconsumo y que este mismo año cerró una ronda de financiación de 60 millones de euros con la que acelerar su expansión en el Viejo Continente. 

La startup es ya referente de este sector en países tan variopintos como los escandinavos, España, Italia o Polonia, tal y como explica su fundador -Andreas Thorsheim- en una entrevista exclusiva con D+I que podrán leer próximamente.







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