Tener una taxonomía de este tipo es uno de los objetivos de la Hoja de Ruta de Finanzas Verdes (HRFV) en el Perú. Elvis García Torreblanca, director general de Economía y Financiamiento Ambiental del Minam, explica que se espera su aprobación para el próximo septiembre de este año.

Por Renzo Rojas

Lectura de:

¿Cómo se inserta esta hoja de ruta dentro de las políticas nacionales del Perú?

La HRFV nace del Plan Nacional de Competitividad y Productividad. Es un instrumento de política muy importante que es impulsado por el Minam. Buscamos promover esa canalización de recursos hacia temáticas ambientales, en donde se anclan las dos principales convenciones: la de cambio climático y biodiversidad.

El documento tiene 11 actividades y dos objetivos prioritarios. En el tema de clima, guarda relación con la Estrategia de Financiamiento Climático. También articula con lo que viene siendo el desarrollo del plan de financiamiento para la Estrategia Nacional de Diversidad Biológica.

¿Con qué instituciones del sector se han articulado?

La Política Nacional Competitividad y Productividad está liderada por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En ese marco, con esta institución tenemos una alianza para impulsar el desarrollo de las finanzas verdes en el país. Además, con los principales gremios financieros: Asbanc, FEPCMAC, Asomif, entre otros. Ellos conforman el Protocolo Verde, un espacio de discusión para establecer rutas de incorporación de los criterios ambientales en las tomas de decisiones y monitorear la implementación de la hoja de ruta.

Una taxonomía de finanzas verdes es fundamental en la transición del sistema financiero. ¿Cuál es el avance al respecto?

En el 2023, trabajamos en el desarrollo técnico de los seis capítulos de los sectores que proyectamos: construcción, energía, agua y saneamiento, agricultura, silvicultura y pesca. Este último es una novedad en Sudamérica, ya que ninguna taxonomía aprobada considera en un capítulo a esta industria.

Se realizaron comités técnicos sectoriales con la participación de especialistas de ministerios, así como del sector privado, tanto de la parte financiera como del sector real. Estos capítulos atienden principalmente la variable clima: mitigación y adaptación, seguido de otras temáticas como biodiversidad y economía circular de manera gradual. Hemos concluido con las propuestas de los capítulos de la taxonomía de todos los sectores, a excepción del de pesca que empezó posteriormente.

¿Cuáles son los pasos que siguen para contar con su aprobación?

Estos insumos están siendo considerados en una propuesta de gobernanza de las taxonomías. Es decir, en la creación de una comisión multisectorial, de manera conjunta con el MEF, donde podamos aprobar los capítulos que se han elaborado. Consideramos, obviamente, un espacio previo de discusión con todos los actores porque el documento tiene un corte voluntario en el marco de su progresividad.

¿Cuál es la ruta que se ha planteado una vez se apruebe la taxonomía de finanzas verdes?

Comenzará siendo voluntaria, luego iremos incrementando su nivel de solicitud, aplicación y divulgación. Después se verá la ruta a seguir para la actualización de los capítulos, así como la incorporación de otras variables como las sociales, que son importantes para tener una taxonomía verde y, además, sostenible.

¿Para cuándo se proyecta la aprobación final del documento?

Esperamos que la taxonomía pueda aprobarse en septiembre de este año, coincidiendo con lo que será la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) en Colombia. Es nuestro escenario esperado.

¿Cuántos países de la región tienen ya una taxonomía aprobada?

A nivel de Sudamérica, Colombia cuenta con taxonomía aprobada; Chile y Ecuador se encuentran en proceso. Seríamos uno de los primeros países con una taxonomía interoperable. Es decir, que converse con los capítulos que se desarrollan en otros países.

“La taxonomía comenzará siendo voluntaria, luego iremos incrementando su nivel de solicitud”.

¿Cuál es el rol del ente regulador en esta taxonomía?

Conversamos con la Superintendencia de Bancas, Seguros y AFP (SBS), que es el tercer actor dentro de esta lógica de Estado, regulador y sector privado, para que formen parte de esta comisión multisectorial. Ello con el objetivo de que sean nuestros principales aliados en la implementación de las taxonomías y la divulgación de la información que se va a solicitar de manera progresiva a sus regulados.

¿Han iniciado una nueva encuesta de sostenibilidad para las entidades del sector?

La primera Encuesta Nacional de Sostenibilidad Ambiental (ENSA) fue en 2021 con resultados en 2022. Esta es la segunda. En el 2023 generamos todo un espacio para socializar la encuesta con diferentes actores del sector financiero. La finalidad ahora es ver cómo han mejorado con respecto a la línea de base que obtuvimos del primer sondeo. Los resultados nos sirven para diseñar todas las actividades en torno al fortalecimiento de capacidades de funcionarios del sector financiero.

Actualmente, está siendo revisada por la SBS. Trabajamos de la mano con ellos para que puedan familiarizarse con este tipo de sondeos y aplicarlo de manera sostenible en los próximos años. En el mes de mayo o a más tardar en junio esperamos obtener los resultados. Sin duda es una herramienta muy valiosa para avanzar.

¿Qué importante es en la actualidad que las entidades financieras tengan en cuenta los riesgos ambientales?

Es vital. Lo que ha venido sucediendo es que la variable ambiental se tomaba en cuenta a manera nominal, pero no se interiorizaba dentro de la toma de decisiones de las entidades financieras. Esto repercute en la no sensibilización y exigencia de sus clientes. Cuando diseñamos la HRFV tuvimos una hipótesis clave: estas entidades son aliados estratégicos para que la empresa del sector real cambie sus comportamientos.

Se espera que esta encuesta pueda tener resultados claros de cómo se está incorporando la variable ambiental. Además, contar en un futuro con una taxonomía aprobada será fundamental. Con el Protocolo Verde buscaremos establecer un set de indicadores que nos permitan medir ese tránsito hacia el financiamiento verde con la taxonomía. Contaremos con un estándar mínimo sobre qué es un proyecto verde, así podremos ser mucho más incisivos en cómo se viene movilizando los capitales hacia la problemática ambiental.

Para concluir, ¿cuánto se ha proyectado movilizar en cifras para los próximos años en finanzas verdes?

En el marco de la HRFV, para el 2025 esperamos movilizar 1,5 % de los recursos del sistema financiero, aproximadamente 2000 millones de dólares. Para el 2030 la cantidad es de más de 5000 millones dólares; es decir, un 3 % de los recursos. Estas cifras las hemos establecido en base al movimiento financiero que existe y en comparativa con otros países han avanzado al respecto.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.