El Acuerdo de París, adoptado en la histórica COP21 del 2015, es uno de los tratados internacionales más trascendentales en la lucha contra el cambio climático. Con 194 partes firmantes (193 países y la Unión Europea), su objetivo principal es limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 °C y, de ser posible, a 1.5 °C respecto a los niveles preindustriales. A continuación, te presentamos cuatro datos esenciales que explican su impacto y proyecciones.
1. Entrada en vigor y alcance global
El tratado fue firmado el 12 de diciembre del 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre del 2016. Desde entonces, más de 190 países han ratificado el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, desafíos como la anunciada salida de Estados Unidos en 2025 ponen a prueba la unidad y el compromiso global.
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2. Objetivos a largo plazo
El Acuerdo de París se centra en metas ambiciosas como:
- Reducir significativamente las emisiones de GEI.
- Revisar los compromisos nacionales cada cinco años.
- Financiar a países en desarrollo para fortalecer su resiliencia climática.
Estas acciones buscan transformar la economía global hacia modelos sostenibles y equitativos, promoviendo la colaboración internacional.
3. El enfoque en la reducción del calentamiento global
El núcleo del Acuerdo radica en frenar el calentamiento global a un máximo de 2 °C, idealmente 1.5 °C. Para lograrlo, los países se comprometen a implementar planes de acción climática conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN). Estas incluyen estrategias para reducir emisiones y adaptarse a los impactos del cambio climático.
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4. Ciclos de implementación cada cinco años
El tratado establece un ciclo de revisión quinquenal para evaluar y aumentar la ambición de los compromisos climáticos. Cada actualización refleja medidas más contundentes, como el desarrollo de tecnologías limpias, la conservación de ecosistemas y la transición hacia energías renovables.
A casi una década de su implementación, el Acuerdo de París continúa siendo un referente en la lucha contra el cambio climático. No obstante, el desafío radica en cerrar la brecha entre los compromisos asumidos y las acciones necesarias para alcanzar las metas. La colaboración internacional y la innovación serán claves en los próximos años para garantizar un futuro sostenible.