PABLO BARRENCHEA ABECIA
Director CeroCO2 – ECODES
El cálculo de la huella de carbono es el primer paso para que una organización pueda conocer su impacto en el clima e iniciar acciones para reducirlo. La huella de carbono es un indicador que nos muestra la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de nuestra actividad.
Pero la huella de carbono no es un fin en sí mismo. No genera reducciones directamente, es una herramienta para tomar decisiones. No se puede actuar sobre lo que no se mide previamente, por lo que este análisis nos permite tomar decisiones sobre la manera de reducir las emisiones de CO2.
Se utilizan habitualmente varias metodologías para calcular la huella de carbono (UNE-ISO 14064, GHG Protocol, etc.), pero todas coinciden en la necesidad de identificar las fuentes de emisión de CO2 y sus correspondientes factores de emisión:
HUELLA DE CARBONO = Dato Actividad x Factor
Emisión
Donde la fuente de emisión o “dato de actividad” es la medida que define el nivel de la actividad generadora de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, cantidad de energía eléctrica utilizada en el establecimiento (kWh de energía eléctrica).
Y el factor de emisión es la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos por cada unidad medida del “dato de actividad”. Por ejemplo, para la energía eléctrica, el factor de emisión sería de 0,41 kg CO2 eq/kWh consumido (factor de emisión en España).
Los datos de actividad se dividen en tres tipos de alcances, siendo el 1 y el 2 de cálculo obligatorio según las metodologías de cálculo:
• Alcance 1: emisiones directas generadas en fuentes que son propiedad de la organización y que están controladas por la misma (proceso núcleo); emisiones directas generadas en los procesos productivos; consumos de combustibles generados en el establecimiento; fugas de gases refrigerantes fluorados en equipos de climatización y/o refrigeración; y consumo de combustible en vehículos propiedad de la organización.
• Alcance 2: emisiones indirectas asociadas al consumo eléctrico adquirido y consumido (que se producen físicamente en las instalaciones del productor energético).
• Alcance 3: otras emisiones indirectas generadas como consecuencia de las actividades de la organización pero que se producen en fuentes que no son propiedad ni controladas por la misma y que se generan aguas arriba y aguas abajo del núcleo. Por ejemplo, emisiones derivadas de la producción de las materias primas empleadas en la explotación o la generación de residuos en la producción (aguas arriba); o la distribución del producto elaborado o la gestión del fin de vida del producto y de los envases empleados en la distribución (aguas abajo).
Desde hace más de 15 años venimos acompañando a través de nuestra iniciativa CeroCO2 a organizaciones públicas y privadas, a empresa y entidades a reducir sus emisiones de CO2.
Para que esta actividad se desarrolle en un entorno de seguridad y confianza partimos, necesariamente, del cálculo de la huella de carbono como hipótesis para integrar la acción climática en las organizaciones. De esta manera, y teniendo en cuenta los compromisos adquiridos por la UE en el ámbito del Acuerdo de París, proponemos la definición de hojas de ruta hacia la neutralidad climática (con un umbral temporal más ambicioso que, en todo caso, permita adelantar la fecha de 2050 como plazo para emisiones netas 0), que se desarrollan en tres pasos: cálculo de la huella de carbono teniendo en cuenta los tres alcances, implementación de objetivos ambiciosos de reducción e integración de la compensación de las emisiones no evitadas en el proceso.