El desierto de Sonora, que se extiende por partes de México y Estados Unidos, ha sido calificado como uno de los puntos más calientes del planeta, según indica un artículo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Este lugar, caracterizado por su vasta extensión y su paisaje árido, ha registrado temperaturas que rivalizan con las más altas a nivel mundial, desafiando incluso a regiones conocidas por su calor extremo como el desierto de Lut en Irán.
Las temperaturas extraordinarias en el desierto de Sonora se atribuyen a una combinación de factores geográficos y meteorológicos, exacerbados por el cambio climático. La posición geográfica del desierto, junto con su topografía y la intensificación de los efectos del calentamiento global, contribuyen a crear condiciones propicias para el registro de temperaturas extremas. Esto, según el artículo titulado «Move over, Death Valley: These are the two hottest spots on Earth», que fue publicado en la revista Science.
Fauna y comunidades, principales afectados
Las olas de calor extremas tienen un impacto significativo tanto en la vida silvestre como en las comunidades locales. Para la fauna, estas condiciones pueden alterar los hábitats, afectando la disponibilidad de alimentos y agua, y provocando cambios en los patrones migratorios. Las especies que no pueden adaptarse rápidamente enfrentan un mayor riesgo de extinción. De acuerdo al Servicio de Parques Nacionales de EE. UU. (NPS), este desierto experimenta escasas precipitaciones durante el invierno y tormentas monzónicas en verano.
Este récord no solo demuestra la intensidad de las olas de calor que pueden azotar regiones específicas, sino que también sirve como un llamado de atención sobre las consecuencias del calentamiento global. A través de la avanzada tecnología de satélites, científicos han podido documentar estos extremos, proporcionando datos cruciales para la comprensión del cambio climático.