La Cumbre del G20 en Brasil dejó sin resolver el origen de la financiación climática y el compromiso con el abandono de combustibles fósiles. Ahora, todas las miradas se dirigen a la COP29 en Bakú.

Por Stakeholders

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La reciente Cumbre del G20 concluyó con un documento final que evidencia la falta de consenso sobre temas críticos de la agenda climática, dejando en manos de la COP29, que se celebrará en Bakú, Azerbaiyán, la crucial tarea de definir la financiación para combatir el cambio climático.

Pese a las expectativas, el comunicado final del G20 evitó detallar si la financiación climática provendrá exclusivamente de países desarrollados o si se incluirán contribuciones de economías emergentes. Además, el texto no retomó el compromiso de la COP28 para un abandono gradual de los combustibles fósiles, un tema clave en la lucha contra el calentamiento global.

El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, alertó sobre los riesgos de la inacción. «El fracaso en Bakú no es una opción. Podría comprometer los planes nacionales de acción climática y acercarnos peligrosamente a puntos de inflexión irreversibles», señaló.

La financiación climática es uno de los principales temas pendientes, con la meta de recaudar un billón de dólares anuales para apoyar a los países en desarrollo en sus esfuerzos por adaptarse y mitigar los impactos del cambio climático.

Un llamado urgente desde Bakú

Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (CMNUCC), subrayó la importancia de las negociaciones en Bakú, donde los países tienen hasta el viernes para alcanzar un acuerdo concreto.

«Los líderes del G20 han dejado claro que los negociadores no deben abandonar Bakú sin un nuevo objetivo de financiación climática exitoso», indicó. Además, destacó la necesidad de reformar los sistemas financieros globales para permitir una acción climática efectiva en un contexto de crisis de deuda e impactos climáticos cada vez más severos.

Perspectivas mixtas y desafíos persistentes

Mientras algunos activistas se mostraron cautelosamente optimistas, otros criticaron la falta de compromiso tangible por parte de las naciones desarrolladas. «La retórica repetida no basta. Necesitamos fondos cuantificables y garantías de que serán en forma de subvenciones para garantizar justicia climática», declaró Harjeet Singh, director de la Iniciativa del Tratado de No Proliferación de los Combustibles Fósiles.

En paralelo a las negociaciones, la COP29 alberga reuniones sobre temas como el Compromiso Mundial de Refrigeración, una iniciativa presentada en la COP28 que busca reducir las emisiones relacionadas con sistemas de refrigeración en un 68% para 2050.

Con olas de calor cada vez más frecuentes y severas, la demanda de refrigeración crece exponencialmente, lo que plantea el reto de implementar soluciones más eficientes y sostenibles para evitar un ciclo destructivo de calor y emisiones.







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