Por Stakeholders

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Lo sucedido en la Refinería La Pampilla no tiene, al menos por ahora, una real dimensión del daño ocasionado al medio ambiente, principalmente a los animales de la zona. A ello se agrega un factor tan igual de preocupante o más: la afectación a la salud de las personas a través de la dieta alimenticia. 

Por Renzo Rojas
rrojas@stakeholders.com.pe

El derrame de petróleo del último sábado en Ventanilla ha tenido un impacto negativo en el ecosistema más grave de lo que se esperaba, han señalado muchos especialistas y así también lo vienen reconociendo las autoridades. Desde los inicios, además, se ha identificado inexactitud en la entrega de información por parte de Repsol, empresa que opera la Refinería La Pampilla, quien en un primer  momento reportó una cantidad mucho menor de derrame. El cálculo final, al menos por ahora, ha sido de seis mil barriles de petróleo, lo que equivale a un millón de botellas de gaseosa llenas de este crudo.

En comunicación con Stakeholders, Jessica Galvez-Durand, directora de la Dirección de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del SERFOR, menciona que las consecuencias a largo plazo de este lamentable incidente son incalculables, debido a que una parte del petróleo y sus componentes tóxicos permanecerán en el agua y llegarán al sustrato marino donde pueden estar por mucho tiempo.

“Es decir, después del primer impacto en el que se produce la muerte de la gran mayoría de organismos presentes, se empezará una recuperación lenta del ecosistema, sin embargo, las consecuencias se mantendrán por años, quizás décadas”, explica.

Y es que la extensión del derrame ha sobrepasado lo que se preveía. Juan Carlos Riveros, director científico personal de la ONG Oceana, señala que de acuerdo a información obtenida, entre ellas las de imágenes satelitales, se estaría hablando de un alcance de cerca de mil kilómetros cuadrados.

“Se ve una mancha de petróleo que se está moviendo entre Ventanilla poco más allá de Chancay, y justamente nos han informado que han encontrado animales afectados en Supe, aunque esto último por confirmar, sería perfectamente posible”, añade.

Salud humana en jaque

Los derrames de petróleo se han dado a lo largo de los años en el Perú, aunque la gran diferencia está en la magnitud de sus efectos negativos con este último. Para Juan Carlos Riveros un hecho así no se ha visto en los últimos 50 o 60 años. En esa proporcionalidad, el daño generado a la fauna, principalmente, no se espera que pasé pronto.

La directora de SERFOR indica que, a pesar de que haya organismos que sobrevivan a este escenario, habrá además alteraciones a nivel de los ciclos de vida, reproductivos y también en el comportamiento.

Más preocupante aún es la presencia de componentes tóxicos del crudo en la cadena trófica, lo cual puede desembocar en una afectación a la salud humana a través de la alimentación.

“La contaminación no desaparece, sino que se acumula o se dispersa, y va a llegar incluso a nuestros platos de comida a través de la carne del pescado que consumimos”, argumenta Galvez-Durand.

Tal cual como una escena de crimen, o igual a ella en este caso, la limpieza de la zona del delito no compensa el daño ocasionado. Para el representante de Oceana hay impactos que no están a simple vista. Confirma también las posibles graves consecuencias embrionarias de las especies, aquellas reproductivas de peces o mariscos “que vamos a consumir de acá a unos cuantos meses”.

“Obviamente habrá un proceso judicial, legal. La empresa va apelar que la Marina no le informó bien y más. Así no funciona, este es un tema de responsabilidad corporativa con el Estado y también con nosotros, los peruanos, quienes finalmente vamos a tener que vivir con la consecuencias de esta negligencia” enfatiza Riveros.

Inclusive, no es descabellado afirmar que la contaminación llegaría a zonas mucho más alejadas a la del territorio afectado. A la desaparición de especies de animales por las malas condiciones del entorno, se agrega la intoxicación de aves migratorias que llegan cada verano a las costas y que en épocas de invierno vuelven al hemisferio norte.

“Es así que el impacto que tendrá en la fauna no es solo local”, puntualiza la directora de SERFOR.

Para el caso de la flora silvestre, añade que dado que la geografía de la zona es árida no hay presencia de esta tan cerca al litoral. Sin embargo, puede acontecer una dispersión de contaminantes debido al recorrido de las aves hasta las lomas costeras, por ejemplo

En esa línea, es vital que se retire la mayor cantidad de contaminantes lo más antes posible para que el ecosistema recupere su equilibrio y evitar así más estragos, para luego implementar un monitoreo biológico constante. Lo anterior permitiría la reintroducción de fauna o el mejoramiento del hábitat para algunas especies en el futuro.

“Pero esto siempre y cuando los niveles de contaminación sean iguales o menores a los que se tenía antes del derrame”, remarca Jessica Galvez-Durand.

Vale destacar que aves guaneras (guanay, piquero), pingüinos de Humboldt, zarcillos, gaviotas, cormoranes, chuitas, nutrias marinas, figuran entre las especies afectadas severamente, situación aún más inquietante porque la mayoría de ellas ya venían siendo categorizadas como amenazadas por SERFOR.

Sin precedentes

Sin tener una certeza aún del grado de la afectación socioambiental, lo cierto es que desde ya se puede decir que este derrame de petróleo en Ventanilla no tiene precedentes similares, al menos inmediatos, en cuanto a su impacto negativo. “Han habido accidentes anteriores, donde la misma Refinería La Pampilla ha sido protagonista con incidentes menores: incendios, fugas de gas, es una zona en la cual ocurren ‘regularmente’ pequeños derrames que se toman por casi anecdóticos. En este caso lo que tenemos es una cosa mucho más grande” explica Juan Carlos Riveros.

“Se puede afirmar que el derrame de seis mil barriles en la costa de Lima es el de mayor volumen registrado para un solo evento en Perú. Sin embargo, para conocer el real impacto del accidente se deberán estimar los daños en los ámbitos ambiental, social y de salud”, afirma la directora de SERFOR. 

Ella agrega ,asimismo, que se debe recordar que periódicamente se reportan derrames en zonas como la Amazonía peruana, lugar que posee la mayor biodiversidad del país y que es asentamiento de comunidades nativas: “Quizá el accidente en Lima llama más la atención por haber ocurrido en la capital, pero estos eventos no deben ser nunca subestimados”.

A la fecha, varias decenas de animales ya fueron trasladados para ser atendidos. No obstante, se sabe que hay más de ellos en lugares inaccesibles en las islas del litoral, además de aquellos muertos y varados en las playas. Lo que es evidente es que la afectación sobre la fauna invertebrada es incalculable.







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