
Cada año, la revista TIME rinde homenaje a quienes han asumido un papel clave en la defensa del planeta y en la respuesta frente al cambio climático. En su tercera edición anual de los Premios de la Tierra (TIME Earth Awards 2025), la prestigiosa publicación presenta a seis líderes de distintas partes del mundo que han demostrado con hechos su compromiso por un futuro sostenible.
En medio de un panorama donde el planeta ya ha superado el umbral crítico de 1,5 °C de calentamiento respecto a los niveles preindustriales, y donde las agendas populistas frenan avances en políticas climáticas, estas personas se alzan como símbolos de coherencia, impacto y determinación frente al desafío climático.
Estos son los seis líderes en la lucha contra el cambio climático
1. Catherine Coleman Flowers: Justicia ambiental desde la raíz

Con una trayectoria marcada por la defensa de los más vulnerables, Catherine Coleman Flowers ha dedicado su vida a visibilizar las condiciones insalubres en las que viven miles de familias afroamericanas y rurales en Estados Unidos, especialmente aquellas afectadas por la falta de saneamiento básico. Fundadora del Center for Rural Enterprise and Environmental Justice, ha trabajado con líderes de ambos partidos políticos para promover reformas estructurales en el tratamiento de aguas residuales. Su labor ha sido crucial para incluir la justicia ambiental en la agenda nacional.
2. Jay Inslee: el gobernador verde

El exgobernador del estado de Washington, Jay Inslee, es considerado uno de los pioneros en integrar el cambio climático como un eje central de su gestión política. Entre 2013 y 2025, impulsó leyes claves para la descarbonización del estado y cofundó la Alianza Climática de Estados Unidos, una coalición de más de veinte estados comprometidos con alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, incluso en momentos de desinterés federal. Su legado demuestra que la acción climática local puede influir a nivel global.
3. Michael Bloomberg: financiamiento y soluciones climáticas

El empresario y exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ha puesto su influencia y capital al servicio de la sostenibilidad. A través de su fundación Bloomberg Philanthropies, ha financiado proyectos de energía limpia, innovación ambiental y datos climáticos. Su intervención más notoria ocurrió cuando Estados Unidos anunció su retiro del Acuerdo de París bajo la administración Trump: Bloomberg se convirtió en uno de los principales articuladores del esfuerzo nacional para continuar los compromisos climáticos a través de alianzas público-privadas.
4. Selassie Atadika: gastronomía sostenible desde Ghana

La chef Selassie Atadika lleva la sostenibilidad desde la cocina hasta el campo. Fundadora del restaurante Midunu y de Midunu Chocolates, promueve la agricultura regenerativa y la biodiversidad culinaria africana como pilares de la identidad y el desarrollo sostenible. Su enfoque conecta lo ancestral con lo contemporáneo y ha sido reconocido internacionalmente. En 2024, Atadika fue nombrada Global Table Fellow por la Universidad de Yale, un reconocimiento a quienes transforman la alimentación en una herramienta de cambio ambiental y social.
5. Bill Frist: el cambio climático como crisis de salud

Exsenador republicano y médico de profesión, Bill Frist ha abogado por reconocer el cambio climático como una emergencia sanitaria. Desde su rol como presidente global de The Nature Conservancy, lideró la creación de la Iniciativa de Salud Planetaria, enfocada en evidenciar cómo la degradación ambiental agrava problemas como enfermedades respiratorias, inseguridad alimentaria y migración forzada. Su mirada busca integrar la salud humana y ambiental en las políticas públicas globales.
6. Rainn Wilson: divulgación climática sin filtros

Conocido mundialmente por su papel como Dwight Schrute en The Office, el actor y activista Rainn Wilson ha encontrado una nueva misión: comunicar la crisis climática de forma clara, directa y empática. En 2022 cofundó Climate Basecamp, una organización que reúne a científicos, comunicadores y artistas para traducir los datos duros en narrativas comprensibles. Su objetivo es cerrar la brecha entre la ciencia y el ciudadano común, y generar conciencia sin alarmismo, pero con urgencia.