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¿Qué impulsa la sostenibilidad y cómo acelerarla dentro de la organización?
Por Luis Velasquez, Socio de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC Perú
y Franco Horna, Gerente de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC Perú
Muchas veces consideramos que la sostenibilidad tiene que ver únicamente con aspectos ambientales y sociales; sin embargo, el aspecto de gobierno corporativo termina siendo la base medular de este concepto, es lo que finalmente permite que este concepto se integre en la cultura de una organización.
Si bien los riesgos ESG (Environmental, Social and Governance por sus siglas en inglés) pueden representar una amenaza para las organizaciones y los inversionistas, también podrían generar una serie de oportunidades que permitan la creación de valor a largo plazo. Algunos aspectos que podrían parecer una amenaza, pero que realmente son una oportunidad son el concepto del consumidor eco-amigable, y los compromisos “Net Zero”. El primer concepto desde una influencia externa de la organización como es el consumidor, y el segundo que aborda una iniciativa desde lo que genera internamente la organización.
Respecto al primer concepto, la pandemia ha permitido a los consumidores tener más tiempo para reflexionar sobre los impactos ambientales de sus hábitos de compra. PwC efectuó una encuesta en el año 2019, y luego una actualización en junio 2021, en la cual se puede apreciar que la tendencia sobre cuidados ambientales en los consumos ha crecido entre 10 y 20%.
Este es un aspecto que lo vinculamos solo a la industria retail, pero en realidad afecta a todas las industrias, por lo que impacta en la cadena de valor. Las generaciones más jóvenes tienen este concepto muy claro, y observan cuidadosamente de dónde viene el producto en la cadena de valor.
Dichas generaciones tienen una afiliación con un producto eco-amigable por encima del 60% a comparación con las otras generaciones que están por debajo del 45%. Esta tendencia permite generar innovaciones como en Colombia donde organizaciones han desarrollado la agricultura vertical, que permite reducir el impacto en tierras, y mayor eficiencia.
Respecto al segundo punto, la pandemia ha brindado una perspectiva fresca del cambio climático. Gobiernos, empresas e individuos se han dado cuenta de la fragilidad de la sociedad y de que ninguna organización, de manera independiente, puede resolver los grandes problemas en el mundo. “Net zero” involucra un estado en donde las emisiones de gases de efecto invernadero que van a la atmósfera son compensadas con la remoción de los mismos. Ser “Net zero” contribuye a lograr el objetivo establecido en el Acuerdo de París (2015) que es limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C, preferiblemente a 1.5 °C, en comparación de niveles preindustriales.
En base al índice “Net Zero” de PwC, en el 2019 se logró una tasa de descarbonización del 2.4%; y a pesar de que la pandemia llevó a una reducción global de las emisiones a inicios del 2020, se espera que haya un rebote significativo durante el 2021 debido a la reactivación de industrias.
En ese contexto, las organizaciones van a ser sometidas a mayor presión para actuar frente al cambio climático: de los gobiernos, reguladores y una creciente demanda de los inversores.
Aunque, otras partes interesadas como empleados y clientes ya muestran mayor interés sobre cómo las organizaciones gestionan los riesgos climáticos, siendo un determinante clave para pertenecer a una organización o para adquirir un producto o servicio. Por lo tanto, ser “Net zero” debe integrarse en los planes de transformación del modelo de negocio, con un apoyo continuo de otros actores claves como los proveedores.
La integración de los factores ESG en el negocio de las empresas debe ser impulsado por el Comité Directivo y la Alta Gerencia, llegando a incrustarse a todo nivel y generando una transformación cultural que en la actualidad se viene persiguiendo desde diversos frentes como el de la transformación digital. Un factor que podría ser evaluado por las empresas para acelerar esta integración son los incentivos financieros sobre el desempeño ESG; por ejemplo, el porcentaje de reducción de emisiones en comparación del año anterior podría estar asociado a una ponderación en la herramienta que calcula los bonos de desempeño.
De lo contrario, acciones como las estrategias para satisfacer a consumidores eco-amigables o ser “Net zero” podrían quedar como iniciativas aisladas sin alinearse al propósito de la organización. La gran apuesta debe iniciar con esta integración.