Medio ambiente - Biodiversidad
Obstáculos y desafíos para una economía azul en Perú
El cambio climático, la contaminación y la pesca ilegal e informal representan grandes retos para el desarrollo de una economía azul en el Perú.
Perú posee uno de los ecosistemas marinos más productivos del mundo, por lo que la incorporación de una economía azul es apropiada y necesaria para un desarrollo económico y sostenible. Sus cerca de 4000 especies marinas y todo un ecosistema valorizado en más de US $ 8000 1 evidencian todo el potencial en el marco de este concepto acuñado por el economista belga Gunter Pauli.
Sin embargo, el país presenta serios desafíos que atañen un trabajo multiactor articulado y que, por ahora, dificultan iniciar esta transición. Hay que tener en claro que referirse a economía azul implica también factores ambientales y sociales que van de la mano con esa búsqueda de hacer de nuestro mar una fuente económica sostenible.
“Cuando hablamos de economía azul, no solo se trata de un crecimiento económico. Hay ciertos aspectos básicos, como el ambiental, donde se busca que el medio sea sostenible, resiliente y regenerativo a largo plazo. También destaca el crecimiento de las personas, esa inclusión social, equidad, mejora de los ingresos, etc.”, explica Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú.
Los desafíos para una economía azul
Si bien existen oportunidades y una gran riqueza, es indispensable que se afronten tres amenazas para nuestros ecosistemas marinos y su ulterior economía azul. La primera es el cambio climático que altera las corrientes marinas y los flujos de nutrientes en el mar. Esto conlleva alteraciones en los patrones de distribución de comunidades marinas que soportan todo el ecosistema, tal como indica Patrick Venail, biólogo y director de Sostenibilidad y del CITA de UTEC.
Juan Carlos Riveros indica que el Fenómeno de El Niño es una muestra de cómo el cambio climático viene afectando. Con el calentamiento de las aguas, se ausentan especies como la anchoveta y otras, lo que impacta negativamente en la pesca artesanal. Asimismo, las cadenas de suministro del sector pueden verse seriamente perjudicadas debido a las lluvias, apagones o bloqueos de carreteras.
“Otra amenaza es la contaminación, ya sea por sustancias químicas como el petróleo o por microplásticos, que ya se sabe están presentes en todas las redes tróficas marinas”, sostiene, por su parte, Patrick Venail.
Un dato que revela la magnitud de este escenario es que, según OEFA, entre los años 2011 y 2022 se registraron al menos 140 derrames de petróleo en la costa peruana, lo que refleja el peligro latente al que se ve expuesta la biodiversidad de los hábitats marinos.
“Nuestra contaminación es histórica, no solo por los derrames de petróleo, que de por sí son graves y frecuentes, sino también por el mal manejo de nuestros desechos: la mayor parte de los desagües desembocan en el mar directamente. Además, tenemos muy poco estándar de manejo de aguas residuales y de residuos sólidos”, menciona Riveros de Oceana.
Esta mala gestión, añade el experto, cataloga a que el Perú tenga una de las costas más contaminadas del continente. En esa línea, es también un grave riesgo la presencia de microplásticos tóxicos en atunes, tiburones y otros peces de larga vida. Muchos de ellos pueden ser comercializados para su consumo, generando así un problema de salud pública.
Informalidad e ilegalidad
La tercera amenaza es quizá la más importante o, al menos, si queremos pensar en una economía azul debería estar en la lista de prioridades a solucionar. Para Riveros, esta tara se encuentra en el sector pesquero. Si bien detalla que oficialmente no existe sobrepesca, la informalidad e ilegalidad son grandes obstáculos para la sostenibilidad del sector.
“Nuestros sistemas pesqueros están al límite. No necesariamente hay sobrepesca, hay que remarcarlo. Pero sí estamos con una enorme capacidad de botes, hay más pesca de lo que soporta el sistema. Se nota sobre todo en la pesca artesanal, ya que los pescadores cada vez ganan menos. Hay demasiados pescadores, muchos de ellos informales, y eventualmente más ilegales que siempre están peleando por entrar al sector”, argumenta.
Vale recordar que, según cifras de la FAO, el Perú pierde más de 1200 millones de soles al año por la pesca ilegal. En cuanto a estas actividades ilícitas, Cisneros señala que se realiza pesquería con dinamita principalmente en la costa central, desde Huarmey hasta más o menos Paracas. En el norte, es muy conocido el contrabando de pescado entre Piura y Tumbes desde Ecuador.
“Los crímenes pesqueros que se cometen a diario son muy numerosos, lamentablemente no hay suficiente capacidad y a veces interés para realmente solucionarlos. Considero que esto es un punto bien crítico”, puntualiza.
Para Patrick Venail, la sobreexplotación de los recursos puede ser un tema álgido si se relaciona a la sobrepesca. No aprovechar los recursos marinos de manera sostenible y basándose en evidencia científica, genera desbalances biológicos y ecológicos que ponen en riesgo los recursos marinos.
“Generalmente las especies con mayor valor comercial son las más afectadas por la sobreexplotación y un aprovechamiento insostenible. Su creciente rareza los hace más valorados y se genera entonces una espiral nefasta para esas especies”, capitaliza.
Parte de la solución a este panorama pasa por redistribuir mejor la administración del sector pesquero, dice el representante de la ONG Oceana. Mejorar el marco regulatorio y fiscalizador desde Produce, así como contar con una mejor logística desde la Dirección General de Capitanías y Guardacosta (Dicapi), es esencial.
“No es posible que se tengan solo 8 barcos patrulleros para hacer un control de una costa de más de 3000 kilómetros. (…) El problema es que tal vez somos un país muy fragmentado geográficamente, y con muchas competencias superpuestas lo que no les permite a los gobiernos locales y autoridades hacer bien su trabajo”, subraya.
Aprovechamiento dentro de las ANP
Hasta qué punto se debe dar el aprovechamiento de recursos en zonas protegidas, siempre ha sido un tema de debate. Patrick Venail indica que el 8 % aproximadamente del mar peruano se encuentra en zonas protegidas, las cuales son de vital importancia para la conservación de la biodiversidad.
“Por tratarse de un porcentaje tan bajo, un aprovechamiento de los recursos en estos espacios no es recomendable, ya que se pondría en riesgo no solo ese porcentaje sino todo el ecosistema marino que esta pequeña área soporta”, finiquita.
Juan Carlos Riveros señala que algunas Áreas Naturales Protegidas (ANP) vienen generando trabajo, ya que existen acuerdos entre autoridades del Sernanp y pescadores locales para actividades como la extracción de erizo, cosecha de algas marinas, turismo, etc. No obstante, el problema radica cuando se quiere recortar estos espacios para otras actividades como la minería o construcción de carreteras.
“La razón de ser de un área protegida es proteger el patrimonio de todos los peruanos, y facilitarle a las comunidades locales acceso a los medios de vida, ya sea pescadores, operadores turísticos o simplemente como personas que viven junto al mar”, concluye.