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“El certificado azul brinda prestigio y mayores oportunidades a las empresas”
En el marco del Programa Huella Hídrica de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el Certificado Azul viene reconociendo a las empresas que se comprometen con mejorar su gestión del agua y más. El ingeniero Jaime Huamanchumo, director de la Dirección de Administración de Recursos Hídricos de la entidad, conversa acerca del impacto positivo de toda la iniciativa y las expectativas en el futuro.
Por Renzo Rojas
rrojas@stakeholders.com.pe
¿Cuál es el potencial del sector privado en el Perú para contribuir, desde la gestión del agua, a asumir los desafíos climáticos?
El sector privado aporta significativamente al país, tanto en el desarrollo económico como en la gestión de los recursos hídricos. Esto permite la sinergia entre el sector público y privado, algo que buscamos siempre desde la ANA, ese binomio, incluso incorporando a la sociedad que es clave para minimizar los conflictos. Dada la participación y experiencia de las empresas, coadyuvan también a generar insumos para la formulación de políticas públicas. En el escenario actual del cambio climático, su participación en el Programa Huella Hídrica y el Certificado Azul contribuye frente a los efectos e impactos negativos de este problema.
¿Qué lleva al sector a poder apostar por el Programa Huella Hídrica?
El sector privado puede percibir en sus actividades que cada vez hay menos disponibilidad hídrica. Incluso si quisieran hacer uso de los recursos hídricos subterráneos, en algunos casos la capa freática se ha reducido significativamente, además de que su explotación resulta muy cara. Por lo tanto, es evidente que sin agua no es posible desarrollar actividad productiva. Como parte de solución al problema, por eso se instaura el Programa Huella Hídrica y el Certificado Azul de la ANA, el cual es un proceso voluntario.
¿Qué valor añadido les da el Certificado Azul a las empresas?
La correcta administración del agua no solo se ve reflejado en el beneficio que ellas logran, sino también en aquellos que alcanzan a la población de su entorno. Las empresas bajan sus costos porque consumen menos agua y, sobre todo, se llevan mejor con las comunidades. Como observamos, son permanentes los conflictos por la disponibilidad del agua. En otros términos, logran también beneficios en reputación y viabilidad de sus negocios, porque tener un Certificado Azul da prestigio y mayores oportunidades al respecto.
¿El sector privado puede ser un aliado para acortar las brechas en acceso a agua y saneamiento que existen en algunas comunidades?
El Estado no siempre tiene la capacidad económica para poder abordar las diferentes brechas en agua y saneamiento. Consideramos que la participación del sector privado es vital para lograr que las diferentes poblaciones urbanas y especialmente las rurales tengan acceso a estos servicios. Es una forma de atender las demandas poblacionales que vistas desde la ley son prioridades.
En esa línea, ¿cómo aporta el Programa Huella Hídrica y el Certificado Azul?
El Certificado Azul permite la utilización más eficiente del uso del agua y, si esto se logra y amplía, lógicamente tendremos mayor disponibilidad del recurso hídrico para atender la demanda. Por otro lado, el Programa Huella Hídrica al exigir proyectos de impacto social, involucra a la empresa y su entorno. Sin embargo, también va más allá ya que posee una mirada de cuenca, en donde se busca hacer partícipes a los beneficiarios. En esa planificación de desarrollo sostenible, es clave la iniciativa porque promueve la gestión de los recursos hídricos, que a la vez contribuye a disminuir los conflictos sociales y genera un mejor ambiente social.
¿Cómo se viene visibilizando ese impacto positivo del Programa Huella Hídrica?
Este programa nos ayuda a poder identificar y difundir de manera convincente que se logran impactos positivos en el tema. Se viene, asimismo, promoviendo a través del fortalecimiento de capacidades de profesionales en nuestros órganos desconcentrados; con el objetivo de lograr un mayor escalamiento horizontal nacional que nos permita incorporar a más empresas de las diferentes actividades productivas y a diferente escala.
¿De qué manera se materializa ese impacto desde el sector privado?
A la fecha, hemos logrado la participación de 16 empresas. Producto de su intervención se ha dado un impacto positivo a nivel de ahorro de agua, reuso, tratamiento de aguas residuales, etc. Los resultados son motivadores. Creemos que esto va a seguir creciendo.
¿Cuánto afectó la pandemia al desarrollo de los compromisos en el marco del Programa?
El Covid-19 afectó a todos y obviamente a las empresas. Dentro de los compromisos asumidos se solicitaron reprogramaciones, ampliación de plazos. Incluso, en algún momento hubo dificultades al asumir compromisos propios de la empresa como son los salariales y financieros. Pero lo que nos motiva, y resalta como logro del Programa Huella Hídrica, es que en los años 2020 y 2021 no hemos parado, obviamente tomando las precauciones del caso. Y, a pesar de todo, las empresas no dejaron de cumplir sus compromisos, consiguiendo así el Certificado Azul.
¿Cuáles son las expectativas con este proceso de recuperación de la crisis sanitaria?
Si en estos dos años se lograron otorgar 16 Certificado Azul y se inscribieron 16 empresas en el Programa, ahora pensamos que cambiando este contexto podríamos avanzar con mucha más fuerza y conseguir un mayor involucramiento del sector privado.
Especialmente para atender los desafíos climáticos del país…
Perú es uno de los diez países con mayor disponibilidad hídrica, sin embargo, nuestra agua está mal distribuida espacial y temporalmente. Es decir, donde hay más población y mayor requerimiento existe menos agua, mientras que sucede lo contrario cuando hay menos población y por tanto menor necesidad. A ello se suma el escenario del cambio climático. Según la ONU, seremos uno de los cinco países más afectados por déficit de agua. Esto nos obliga a ponerle más esfuerzo al tema para disponer de agua en cantidad y calidad.
Perú es uno de los diez países con mayor disponibilidad hídrica, sin embargo, nuestra agua está mal distribuida espacial y temporalmente.
En la región, ¿qué recepción tienen iniciativas como la del Certificado Azul?
Los resultados, aún cuando estamos en este proceso de avanzar, son observados internacionalmente porque lo consideran un modelo de gestión público y privado y nos hacen partícipes de iniciativas similares. Por ejemplo, posiblemente este año, como en el 2020, la Global Water Partnership nos hará partícipes en la implementación del proyecto Buenas Prácticas Azules en Uruguay, el cual toma como base la experiencia peruana en el Certificado Azul. Sucede lo mismo con Panamá, que a través de su respectivo ministerio conduce el programa corporativo Reduce tu Huella Hídrica, el cual también ha tomado como referencia al Certificado.
Desde la ANA, ¿qué otras acciones realizan en favor de la buena gestión del agua?
Venimos trabajando en el desarrollo de planes de gestión en los consejos de recursos hídricos, así como en la elaboración o actualización de estudios hidrológicos e hidrogeológicos y más. En lo que corresponde a la Dirección, algo que complementa el Programa y el Certificado es la próxima promulgación de la propuesta de parámetros de eficiencia. Esta busca incrementar la eficiencia operativa en los sistemas hidráulicos a cargo de las organizaciones de usuario y proyectos especiales. También se está por aprobar los lineamientos de supervisión al operador hidráulico mayor, con la finalidad de que las administraciones locales de agua velen por que cumplan su rol y responsabilidades.