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Educación e inclusión financiera son fundamentales para reducir la brecha de género en la región

Por Stakeholders

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En el estudio “Capacidades financieras de las mujeres. Brechas de género en las encuestas de capacidades financieras de CAF: Brasil, Colombia, Ecuador y Perú” se indica que la educación financiera ayuda a las mujeres a desarrollar habilidades para comparar y seleccionar los mejores productos para sus necesidades, al mismo tiempo que las empodera para ejercer sus derechos y responsabilidades.

La educación financiera no solo permite que las personas, familias y MiPymes cuenten con más información y adquieran una mayor comprensión de los temas económicos y financieros, sino que también les proporciona facultades para discernir y tomar una posición frente a las decisiones sociales y económicas que se ejecutan en sus respectivos países. 

Así lo señala el estudio “Capacidades financieras de las mujeres. Brechas de género en las encuestas de capacidades financieras de CAF: Brasil, Colombia, Ecuador y Perú”, presentado por la CAF -banco de desarrollo de América Latinaen 2022, en el que se indica que la educación financiera ayuda a que las personas desarrollen las habilidades para comparar y seleccionar los mejores productos para sus necesidades y los empodera para ejercer sus derechos y responsabilidades. 

Este informe de la CAF fue realizado a través de encuestas de medición de capacidades financieras en ocho países de la región (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú) utilizando la metodología desarrollada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la cual tiene como objetivo realizar un diagnóstico que permita identificar los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos de los individuos en relación con los temas financieros. 

Las encuestas fueron realizadas a partir en una muestra de 1,200 personas en cada uno de los países, de diferentes niveles socioeconómicos, zonas geográficas, edad, nivel educativo y sexo. Además, la encuesta aplicada contó con un total de 33 preguntas sobre comportamientos, conocimientos y actitudes financieras. 

Al respecto, se les preguntó a las personas encuestadas temas relacionados con la inclusión financiera e información socio demográfica, tales como planificación financiera, ahorro, metas financieras, planes de jubilación, estrategias para llegar a fin de mes, resiliencia y vulnerabilidad financiera, tenencia de productos financieros, elección de productos financieros, confianza en las instituciones financieras, conocimientos financieros, actitudes financieras, comportamientos financieros, capacidades financieras, y bienestar financiero. 

Por otro lado, en distintas preguntas de la encuesta se encontró que existen diferencias entre hombres y mujeres, lo cual motivó a documentar la existencia de brechas de género en estas dimensiones, entre ellas la educación financiera. Es importante mencionar que las encuestas fueron realizadas en 2020, en plena crisis ocasionada por la pandemia del Covid-19. 

Mejorar la inclusión financiera 

Este estudio de la CAF toma en cuenta que la inclusión financiera de las mujeres se ha convertido en una meta prioritaria para los gobiernos alrededor del mundo, ya que existe evidencia de que una mayor inclusión financiera está relacionada con aumentos en el producto interno bruto de los países, al remover barreras estructurales en el sistema financiero que impiden la participación más activa de esta población en la economía, según ha referido la Organización de Naciones Unidas (ONU). 

Sobre este tema, se recomienda el diseño de políticas o productos financieros con enfoque de género, que faciliten la caracterización de las necesidades y barreras a la inclusión financiera de las mujeres, así como las debidas herramientas que permitan abarcar estos obstáculos. 

Asimismo, la investigación indica que es importante la creación de productos y servicios financieros y no financieros con un fundamentado y consciente enfoque de género que contemple e internalice las necesidades y desafíos de las mujeres. Esto se debe a que los comportamientos, actitudes y conocimientos financieros de hombres y mujeres son diversos y usar como referencia comportamientos masculinos al momento de diseñar y ofrecer servicios financieros, puede profundizar las brechas de género en cuanto a inclusión financiera se refiere. 

Por la tanto, se aconseja que el diseño de servicios financieros y no financieros con enfoque de género abarque dos impedimentos claves para la inclusión financiera de las mujeres: las barreras estructurales presentes en el diseño mismo de los productos financieros, y las estructuras informales -e invisibles en muchos casos- que perpetúan la discriminación contra la mujer, así como también las normas de género presentes en las entidades financieras o en sus funcionarios. 

Por ello, es vital la creación de productos financieros y no financieros que promuevan el crecimiento y fortalecimiento de los emprendimientos de las mujeres, con el objetivo de que puedan expandirse económicamente, adquirir mejores prácticas financieras y acceder a mejores y más tipos de financiamiento, en un ambiente financiero propicio, en el que las mujeres confíen y se sientan seguras de comunicar sus necesidades. 

Promover la educación financiera 

De acuerdo con el estudio de la CAF, es vital la promoción de la educación financiera para reducir la brecha de género en la región. Para esto, es necesaria la creación de programas pedagógicos cuyo objetivo sea fortalecer las habilidades y capacidades financieras de las mujeres de todos los sectores de la sociedad. Según el informe, es primordial que los programas promuevan el buen uso de los productos y servicios financieros y las conductas responsables en su uso, ya que la educación financiera es clave para minimizar la percepción de riesgo sobre las mujeres y fomentar sus competencias financieras. 

Además, es necesario que en los programas de educación financiera se traten temas relacionados con el manejo del riesgo, la gestión del dinero, el acceso responsable e informado al sistema crediticio y la elección informada de los productos financieros de acuerdo con las necesidades de los distintos segmentos de mujeres. 

Adicionalmente, los programas de educación financiera pueden ir más allá al fortalecer la autoconfianza, las capacidades de negociación, las capacidades digitales, y demás actitudes financieras necesarias para el bienestar financiero de las mujeres. Estos programas deben ir acompañados de una oferta de servicios y/o infraestructura de cuidados de hijos/hijas, personas adultas mayores a su cuidado, entre otros, con el objeto de que las mujeres puedan participar y beneficiarse de la formación en igualdad de condiciones. 

Es necesario promover las capacidades financieras desde la educación primaria y secundaria con un enfoque principal en la mujer y su empoderamiento financiero.

También el estudio de la CAF señala que es importante que la educación financiera se fomente desde una temprana edad. Para ello es necesario promover las capacidades financieras desde la educación primaria y secundaria con un enfoque principal en la mujer y su empoderamiento financiero. 

Finalmente, el informe resalta que, para lograr un adecuado desarrollo y eficacia de los programas e iniciativas en este tema, es vital que los programas destinados a incentivar la inclusión financiera de las mujeres involucren también a los hombres, a las comunidades y consideren las relaciones de poder presentes en los hogares, en las dinámicas de pareja y en la sociedad para favorecer un cambio social hacia una mayor igualdad de condiciones y oportunidades.




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