Luis Gonzalez Orellana, gerente general de Teleticket Perú, conversó con Stakeholders acerca de la efervescencia post pandemia que se vive en nuestro país. Se ha triplicado el número de conciertos con grandes artistas, aunque también la reventa de entradas. “Es un negocio informal que mueve 60 millones de soles y le hace daño al fan y al fisco”, señala.

Foto: El Comercio

Por Stakeholders

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Ustedes acaban de relanzar su imagen por los 25 años de Teleticket Perú. ¿En qué se basó ese cambio?

Esa era una idea que veníamos trabajando desde el 2019, pero por la pandemia se paralizó. Obedecía a los 25 años de una gran marca, que necesitaba una modernidad. Creo que todas las marcas después de un tiempo necesitan un cambio de look para estar conectadas con los usuarios. El cambio de imagen venía acompañada del cambio de la web y del sistema de compras online. 

¿A qué responden los colores de la nueva identidad gráfica?

Hicimos un estudio de mercado y queríamos tener colores más juveniles. Cuando se analizaba Teleticket la gente decía que era un señor de 50 a más años y serio. Entonces se buscaron colores más joviales. Todas las marcas venían con colores más fuertes, más llamativos, entonces tratamos de jugar con el rojo y el morado. Queríamos darle movimiento a la identidad. 

¿Cuánto perdió Teleticket en estos dos años por la pandemia?

Perdimos mucho. En lo personal fue una de las peores etapas de mi vida. Decirle adiós a familiares, amigos, compañeros. Sacamos el famoso streaming, pero cuando dependes de terceros no es fácil. Había que hacer una campaña fuerte de difusión. Para ver streaming mucha gente tenía que dejar de usar el internet en casa. 

En estos dos años perdimos mucha plata. En la mesa estuvo cerrar nuestras operaciones, pero decidimos seguir adelante y aguantar la ola. 

«Ahora lo que están haciendo es que esta gente [los revendedores] nos ha clonado nuestra página. Solo ponen una máscara y en lugar del .com le ponen el .net o .org, y el comprador no se da cuenta y simplemente la gente cae en la estafa».

¿En términos económicos cuánto perdieron?

Estamos hablando de USD 3.5 millones en estos dos años. 

Con la reactivación económica, ¿cómo ha mejorado el sector?

En los países donde las restricciones fueron muy fuertes, en la actualidad la gente quiere vivir experiencias, gastan mucho en entretenimiento.  Este año para nosotros es muy bueno. Los eventos están teniendo efectos muy buenos. 

En conciertos, antes de la pandemia normalmente teníamos 2 a 3 estadios nacionales llenos en un año normal bueno. Pero, en lo que va del año ya tenemos ocho [estadios llenos], y probablemente cerremos en 10. Eso nunca se ha visto y probablemente no lo tendremos el próximo año, por la economía [en recesión]. Siempre hay una efervescencia después de una gran crisis. 

Esta tendencia no se va a mantener, ¿por qué?

Por la recesión económica. Por la guerra Rusia-Ucrania, la subida de precios, y otros factores. Pero hay casos aislados, como Argentina. Acá [en Perú] se vendieron 2 estadios de Coldplay, en Argentina se vendieron 10, por su cultura musical. Pero en Perú aún estamos en pañales en cuanto a cultura musical. 

Sin embargo, el precio de las entradas ha estado por encima del promedio, eso  debe nivelarse. Ahorita el 80 % de eventos que salen se llenan, hacen zone out o están al 65 %, que es por encima del punto de equilibrio. Pero si los artistas continúan con sus precios altos, porque han subido en 30- 40 %, eso no lo van a aguantar los bolsillos.

«Hoy por hoy tienes a centennials, millennials, que son nativos digitales, que ponen 10-20 computadoras, o ponen bots para entrar y comprar entradas y, de allí, inician la reventa de entradas».

La gira de Coldplay fue muy sostenible. ¿Ese es el camino de los conciertos? 

Sí, y tiene que ver con el tema de la tecnología. Antes nosotros teníamos 2.5 millones de tickets físicos en puntos de venta. Pero ahora el 95% es digital. Eso obedece a una conciencia por salvar el planeta. Pero también es cierto que al fan le gusta el ticket de papel. Sin embargo, vamos en la onda de tendencia mundial, de una conciencia ambiental. 

También es cierto que la tecnología trae cosas negativas. Nos han atacado hackers para tratar de penetrar estas ventas masivas, pero felizmente teníamos previstos ya varios modelos, y ha sido analizado por empresas mundiales tecnológicas para prevenir este tipo de cosas que, obviamente, acá en el Perú somos muy creativos.

Por ejemplo los QR no se pueden compartir, pero la gente lo hace; o las estafas de los revendedores. A nosotros nos han atacado hackers para penetrar en las ventas masivas. Definitivamente nos pasó antes, en muy poca dosificación. Pero hoy tenemos un sistema más robusto, más fuerte, que no permite muchas cosas. Pero igual el usuario cae sin saber, porque la gente comparte sus códigos QR. Otro riesgo es el robo de teléfonos, y a la gente le gusta bajar las entradas a sus teléfonos. 

¿Cómo lidian con las reventas?

Estamos comunicando constantemente que no compren reventas, porque no son los canales oficiales y están sujetos a estafas. Alguna gente incluso cree que estamos en complicidad con los revendedores, pero no es así. Nosotros trabajamos con la cola virtual, para evitar la reventa. El negocio de la reventa es lucrativo. Por ejemplo para Bad Bunny, que fue uno de los eventos más demandados, comprabas 4 entradas a 600 soles; y se revendía en 1200 soles. Imagínate las ganancias. 

Ese es el efecto que ha pasado. Hoy por hoy tienes a centennials, millennials, que son nativos digitales, que ponen 10-20 computadoras, o ponen bots para entrar y comprar entradas y, de allí, inician la reventa de entradas.

«Antes de la pandemia calculábamos este negocio en 30 millones de soles al año. Pero hoy es el doble: 60 millones de soles al año. Es un negocio que ha funcionado muy bien en los últimos 30 años, y donde está metida todo tipo de gente». 

¿Se enfrentan a un negocio bien organizado de revendedores?

Definitivamente. Antes de la pandemia calculábamos este negocio en 30 millones de soles al año. Pero hoy es el doble: 60 millones de soles al año. Es un negocio que ha funcionado muy bien en los últimos 30 años, y donde está metida todo tipo de gente. Me acuerdo de una vez cuando estábamos para un evento del señor Eduardo Wong, que era en el estadio Monumental, y al día siguiente teníamos un evento en Arequipa. Y me preguntó: «¿cómo podemos hacer con esta gente [los revendedores]?» Le dije: «en realidad no podemos hacer mucho, señor Lalo, porque no hay una ley que prohíba la reventa. El único dolo que tienen es tributario».

Al día siguiente cuando tomábamos el avión para ir a Arequipa a las 11 am, y en la cola del avión estaban los tres revendedores. Entonces le digo: » mire, están viajando en avión, igual que nosotros». Para que dimensiones qué tan lucrativo es el negocio. Es un negocio informal, no pagan impuestos y sacan 300-400 % {de ganancias]. 

¿Considera que se debería regular la reventa?

Definitivamente. Le hace un daño tremendo al fan, al fisco, porque no pagan impuestos. Ahora lo que están haciendo es que esta gente [los revendedores] nos ha clonado nuestra página. Solo ponen una máscara y en lugar del .com le ponen el .net o .org, y el comprador no se da cuenta y simplemente la gente cae en la estafa. Si deberían haber leyes en la parte tecnológica más fuertes y contra la reventa.

Lo que dice la ley es que el IGV que se paga por los eventos debe ir para infraestructura del país. Y eso es justamente lo que nos falta, una buena infraestructura que debería hacerla el estado. Lo único que se ha hecho bien es el Teatro Municipal de Lima.







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