Por “Uno de los cambios más transformadores en una empresa familiar es la incorporación de una gerencia general independiente”.

Lectura de:

Las empresas familiares constituyen una parte fundamental de la economía en todo el mundo. No obstante, su crecimiento sostenido y su continuidad a largo plazo dependen de un proceso de profesionalización bien estructurado. A través de nuestra experiencia en la promoción de gobernanza corporativa, búsqueda de directores independientes y ejecutivos para empresas familiares, proponemos una secuencia lógica que guía esta transformación: comenzar con un consejo consultivo, avanzar hacia un directorio formal, implementar comités de directorio, incorporar gerentes profesionales independientes y organizar adecuadamente la junta familiar y los accionistas.

El consejo consultivo representa el primer nivel de profesionalización. Está integrado por expertos externos que brindan asesoramiento estratégico, sin asumir responsabilidades legales ni funciones vinculantes. Esto permite a las empresas familiares beneficiarse de una perspectiva externa sin comprometer su control.

El consejo ayuda a identificar oportunidades, riesgos y mejoras operativas. También actúa como una “escuela de gobernanza”, que facilita la transición hacia decisiones más objetivas. Es especialmente útil en la gestión de conflictos familiares, al ofrecer un espacio neutral de diálogo. Los miembros del consejo deben ser personas con experiencia y visión de futuro, capaces de actuar como mentores para los líderes familiares.

Tras un periodo de aprendizaje con el consejo consultivo, muchas empresas familiares optan por implementar un directorio formal. A diferencia del consejo, el directorio sí tiene responsabilidad legal y estratégica, lo que lo convierte en un órgano decisivo para el desarrollo empresarial a largo plazo.

Es recomendable que el directorio cuente con una mayoría de directores independientes, lo cual aporta objetividad, diversidad de pensamiento y credibilidad ante stakeholders como empleados, inversionistas o bancos. Esta estructura ayuda a tomar decisiones más informadas, reducir conflictos de intereses familiares y descubrir nuevas oportunidades estratégicas.

El directorio también debe evaluar progresivamente la presencia de miembros familiares, buscando un equilibrio adecuado entre la tradición y la profesionalización.

¿Cuándo implementar un directorio formal?

  • Cuando la empresa alcanza un nivel de complejidad y operación significativo.
  • Si existen múltiples áreas de negocio o sedes geográficas.
  • Cuando se acerca un proceso de sucesión generacional.
  • Al evidenciarse la necesidad de decisiones más estratégicas y profesionales.

Una vez consolidado el directorio, es aconsejable implementar comités de directorio para abordar temas específicos como auditoría, finanzas, estrategia, talento humano, tecnología, otros. Estos comités permiten una supervisión más detallada y eficiente, delegando funciones que requieren mayor especialización.

Su creación debe responder a las necesidades reales de la organización y no al cumplimiento de modelos preestablecidos. Los comités fortalecen la toma de decisiones, optimizan el tiempo de las sesiones plenarias y elevan la calidad de la supervisión empresarial.

“Uno de los cambios más transformadores en una empresa familiar es la incorporación de una gerencia general independiente”.

Gerencia general independiente y junta familiar

Uno de los cambios más transformadores en una empresa familiar es la incorporación de una gerencia general independiente. Este profesional aporta liderazgo estratégico, visión de largo plazo y capacidad de ejecución, separando la gestión operativa del gobierno corporativo. Se aconseja apoyarse en firmas de búsqueda ejecutiva y miembros de directorio que cuenten con socios consultores de sólida experiencia corporativa y no solo en consultoría.

La presencia de un gerente general no familiar profesionaliza la toma de decisiones diarias y puede desbloquear el crecimiento de la empresa. A esto se suma la incorporación de gerencias funcionales (finanzas, operaciones, talento humano, marketing, etc.) con ejecutivos experimentados y externos a la familia.

Este paso garantiza una operación más técnica, ágil y centrada en resultados, lo que fortalece la estructura organizacional en todos los niveles.

La profesionalización no está completa sin una adecuada organización de la junta familiar y un marco de gobernanza para los accionistas. La junta familiar es un espacio donde los miembros pueden discutir temas patrimoniales, sucesorios y de visión compartida, sin interferir en la gestión del negocio.

Paralelamente, deben establecerse acuerdos entre accionistas que regulen la toma de decisiones clave, los mecanismos de resolución de conflictos y las condiciones para la incorporación o salida de socios. Esta claridad en las reglas del juego fortalece la cohesión familiar, evita tensiones innecesarias y asegura una relación sana entre propiedad, gobierno y gestión.

La transparencia y la comunicación efectiva entre familia, directorio y ejecutivos son fundamentales para el éxito de esta etapa.

La profesionalización de una empresa familiar no es una meta en sí misma, sino un camino para lograr continuidad, sostenibilidad y adaptación al entorno cambiante. Comenzar con un consejo consultivo, evolucionar hacia un directorio con independientes, implementar comités, incorporar gerencias externas y organizar la participación de la familia como accionista, permite separar roles, clarificar responsabilidades y garantizar decisiones más objetivas.

Este proceso ordenado fortalece la estructura empresarial y genera confianza entre todos los stakeholders. Además, permite que la familia se concentre en su verdadero rol como custodios del propósito, del legado y del capital generacional.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.