7 aprendizajes de la pandemia que las empresas pueden considerar para combatir el cambio climático
Por: Javier Perla Alvarez
Gerente de Negocios Sostenibles de Libélula Gestión en Cambio Climático y Comunicación
Hace unos años, cuando hablábamos de cambio climático, sabíamos que era una amenaza que teníamos que abordar “hoy” para reducir los problemas del futuro. Eso ya cambió. Ahora es un problema que tenemos que abordar “hoy” y de forma urgente para reducir los impactos del cambio climático “hoy”. No tenemos tiempo que perder.
El COVID nos ha demostrado que somos bastante más frágiles de lo que pensamos y que el sistema actual puede derrumbarse rápidamente. También que necesitamos abordar la problemática de forma colaborativa. Si un país rico tiene vacunas para 5 veces su población y otro pobre tiene vacunas insuficientes (o no tiene ninguna) todos nos perjudicamos dado que el virus se puede seguir expandiendo y mutando.
Sin duda, una situación crítica, que nos permite extraer valiosas lecciones que nos pueden facilitar la comprensión y la puesta en acción de iniciativas para luchar contra el cambio climático. Este contexto puede ser una potente fuente de inspiración para que el sector privado conecte con la enorme oportunidad que un mundo sostenible trae para los negocios.
Algunos de los aprendizajes son:
1. “Si cuidas la tierra, la tierra nos cuidará”
El COVID nos evidencia la deteriorada que puede estar nuestra relación con la naturaleza. La pérdida de diversidad y destrucción de ecosistemas, facilita que muchos virus “salten” de la especie que inicialmente los hospedaba a los humanos.
Si los impactos del cambio climático no se detienen, el desarrollo de los países corre peligro y esto afectará a todas las empresas y negocios. Por esto, se hace necesario que las empresas evalúen la cadena de valor y los insumos que utilizan, para asegurar que vienen de un origen sostenible y no están afectando a la naturaleza.
2. “Estar preparado es la mitad de la victoria”
No estábamos preparados. Los sistemas de salud, los hospitales, los médicos, los protocolos, las ciudades y casi todos fuimos tomados por sorpresa. El fundamental mensaje de “lávate las manos” (que todos escuchamos de niños cientos de veces) ganó fuerza, cuando siempre debió haberlo tenido.
Las empresas deben estar mirando el presente, pero también imaginando y proyectando el futuro. Esto reduce los riesgos del negocio. Un informe del WEF (The Global Risks Report 2020) indica que los 5 riesgos más relevantes para los negocios están relacionados con cambio climático y sostenibilidad. No estar alertas y atentos puede implicar serios problemas futuros.
3. “Lo barato sale caro”
Caminando por la calle veo personas con mascarillas de pésima calidad, seguro que no sirven de (casi) nada. Probablemente alguien las compró pensando ahorrarse algunos soles. Una mascarilla inadecuada aumenta terriblemente la probabilidad de contagio. Si una persona se contagia va a gastar mucho más dinero en curarse (asumiendo, de modo optimista, que se cura) y no tendrá ningún sentido el ahorro que generó en la mascarilla.
Muchas soluciones para abordar el cambio climático y reducir los gases efecto invernadero, tienen que ver con la eficiencia energética. Esto no solamente reduce el impacto ambiental, sino genera ahorros. Sin embargo, un foco ahorrador puede costar 5 veces más que un foco incandescente. A primera vista el ahorrador es más caro, pero profundizando el análisis el lector se dará cuenta que el costo del foco es la suma del costo del equipo más el costo del uso. Si se considera esta variable, el foco ahorrador es definitivamente más barato.
4. “La unión hace la fuerza”
Las noticias en medios de comunicación sobre la pandemia nos llenaron de sufrimiento. En contraposición a eso, vimos frente a frente, los ojos de la esperanza. Policías, fuerzas armadas, funcionarios públicos, empresas, organizaciones de la sociedad civil, vecinos y personas en general, algunos llamados ángeles, que se unieron para apoyar a los más necesitados. Se formaron grupos organizados de apoyo desinteresado. Conmovedor y motivador.
El modelo funciona. Si muchas empresas necesitan algo o tienen los mismos problemas se pueden unir. La crisis climática necesita eso, muchas sinergias. Si las empresas suman esfuerzos, como lo que ocurre en el marco de la plataforma de nexos+1 (nexosmasuno.pe), pueden resolver problemas comunes en menos tiempo, con menos costo y de forma más eficiente. Los problemas pueden ser una perfecta oportunidad para sacar ese espíritu gregario y demostrar ese genuino interés de trabajar por un bien común; es decir, para todos.
5. “Lo bueno de la ciencia es que es cierta, creas o no en ella”
Hay muchas especulaciones en el marco del COVID, desde su origen hasta sus tratamientos y curas. La ciencia, con dificultades, se ha abierto paso y ha propuesto pautas (sabiendo que es una enfermedad nueva y que hemos ido aprendiendo en el camino) que buscan ayudar a los países y a las empresas a crear más y mejores políticas para combatir la pandemia.
Sobre el cambio climático, la ciencia es clara. Tenemos que llegar al 2050 con un mundo cero emisiones netas de carbono. Cada uno de los países tiene que contribuir con ese objetivo y dentro de cada país, los diferentes actores que interactúan tendrán que ser parte de esta meta. Perú propuso inicialmente un 30% de reducción de emisiones al 2030 y ya elevó la ambición a 40%. De la misma forma, las políticas y compromisos de las empresas deben estar alineadas con la ciencia. Las empresas deben poner de su parte, pero en línea con lo que la ciencia requiere.
6. “Pequeñas acciones, grandes soluciones”
Un solo irresponsable puede perjudicar a muchos responsables. Una persona que no usa mascarilla, que no se lava las manos y que no toma las precauciones y cuidados puede afectar a muchos otros. Esto nos demuestra que cada acción, positiva o negativa, cuenta.
Para la acción climática, todas las acciones positivas suman. Las empresas tienen la posibilidad de medir su Huella de Carbono y reducirla. Tal vez es una empresa de servicio con una Huella pequeña, pero todo suma. En su proceso, la empresa puede capacitar y motivar a sus colaboradores (que podrán llevar el mensaje a su familia y amigos), a sus proveedores (que pensarán en elevar sus propios estándares), a sus clientes (que se darán cuenta de cómo las empresas toman responsabilidad) y la lista no acaba. En este momento, si tu empresa no suma, entonces resta.
7. “Para cada problema complejo siempre existe una solución simple, elegante y totalmente equivocada”
Si queremos restringir la cantidad de personas en las calles para reducir el riesgo de contagio, es simple. Que unos días salgan los hombres y otros días las mujeres. Parece lógico, pero en la práctica, el “pico y género” no funcionó en el Perú. Las mujeres fueron sobrecargadas de trabajo, algunos entendían la medida no como “ese día no puedes salir” sino como “ese día debo salir”. Tan evidente fue el mal funcionamiento del “pico y género” que el asesor que propuso esta medida tuvo que reconocer que hubo un error y el presidente Vizcarra anuló ese decreto.
Enfrentar el cambio climático implica pensamiento sistémico, no simple. Más autos eléctricos generan menos emisiones pero hay que considerar cómo se van a cargar las baterías de esos autos. Si la matriz energética que genera la electricidad es muy demandante de combustibles fósiles, no se está generando una solución. Si reforestamos, capturamos carbono y eso es bueno. Sin embargo, si la plantación forestal fue colocada en un lugar inadecuado y sin criterios técnicos, podría afectar al ecosistema y, por ejemplo, consumir agua que agricultores utilizaban “aguas abajo”. A veces, la cura es peor que la enfermedad.
Si las empresas y las personas fortalecen su capacidad para tener un pensamiento sistémico, vamos a encontrar el camino para tener prosperidad en los negocios y un planeta sano. Las dos son compatibles y se pueden equilibrar. Las futuras generaciones nos agradecerán mucho.
La ruta está marcada. Tarde a temprano todos vamos a ser carbono neutrales o simplemente dejaremos de ser lo que somos. El COVID nos trae estas 7 enormes oportunidades de aprendizaje que el sector privado puede aplicar. No tenemos la vacuna que nos asegure capitalizar ese aprendizaje, pero si la confianza de que juntos podemos construir un mundo mejor, para todos.