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Por Stakeholders

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Combatir la violencia en contra de la mujer es una tarea tan fundamental como abordar las consecuencias de esta misma. Mario Cabani, cirujano plástico de Clínica Cabani y fundador de la ONG Cabani Salud, conversa sobre la labor que vienen desarrollando para erradicar aquellas secuelas estéticas que resultan de la agresión que sufren muchas mujeres en el país. Con su organización, además de esto último, apunta a sumar más colaboraciones y hacer del problema una preocupación nacional.

¿Cómo se gesta su interés más allá de la medicina estética para abocarse por una labor social?

Tenemos más de 20 años trabajando arduamente en la Clínica Cabani día a día. Creemos que es tiempo de crecer un poco, no solo en la parte estética sino ampliar más los objetivos. Comocirujano plástico tuve la oportunidad de estudiar en Brasil. Antes estudié medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) que es de donde heredo ese interés por la labor social, sobre todo porque estuve en una época difícil por lo que significó el terrorismo en eso entonces.

Cuando regreso al Perú y me dedico básicamente a la cirugía estética, me doy cuenta de que esta última es un campo cerrado donde un pequeño grupo de médicos pueden hacer grandes labores, por eso es que puse a la par del ámbito estético la parte social.

¿Cuál fue la experiencia en concreto que le llevó a establecer la ONG Cabani Salud en favor de las mujeres víctimas de la violencia de género?

Nosotros como clínica quisimos trascender aparte del plano estético, donde hemos trabajado con personalidades importantes del medio, y ser sostenibles para la parte social. De esta manera, observamos algo que se repetía constantemente. Siete años atrás, aproximadamente, vino una paciente con una lesión en el rostro, de ahí sucesivamente acudían otras con similares cuadros y fue cuando nos dimos cuenta de que esas lesiones por desfiguración no eran por cuestiones accidentales, sino más bien porque sus parejas las agredieron.

Entonces, nos comenzamos a dar cuenta de que en el Perú el machismo es tan intenso y a la vez sigiloso que existen muchas mujeres que están lesionadas en el rostro y nadie actúa al respecto. Lo que sucede es que se sienten tan mal que no lo comunican, y como tampoco las entidades correspondientes se manifiestan, quedan invisibilizadas. En esa línea, para muchas de ellas pagar un cirujano plástico les sale demasiado caro, una cuestión compleja porque no solo son ellas testigos de su condición, sino también sus hijos, familiares y entorno.


¿Cuál es su diagnóstico en cuanto a este tipo de situaciones es muy común en el país?

En mi consideración hay un tema psicológico y hasta cultural complicado. Frases tradicionales como ‘más te pego más te quiero’ lo demuestran. Ciertos bailes, en el que es evidente la violencia contra la mujer, se catalogan muchas veces como un proceso cultural cuando en verdad están totalmente fuera de lo normal.

Es así que cuando vimos este panorama, de que muchas mujeres estaban lesionadas por sus agresores, decidimos instaurar Cabani Salud, que nace de la división de otra ONG que teníamos, con el propósito de atender a mujeres que hayan sido maltratadas por sus parejas, y que en el medio exista una denuncia policial o fiscal, para que podamos ayudarlas de forma gratuita y libremente.


La articulación seguramente es importante en la iniciativa. ¿Qué acciones han llevado a cabo en relación?

Tenemos varios convenios porque solos no es posible realizar un trabajo adecuado. Hemos articulado con algunos gobiernos regionales y locales, así como con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) o el centro Flora Tristán para brindar coberturas en diferentes áreas. La finalidad es que no solo tengan un tratamiento gratuito en la parte de salud estética, sino que también se beneficien a nivel social, económico y también legal para que salgan adelante.

Además, por ejemplo, contamos con algunos amigos empresarios que quieren sumarse a la causa, ya que cuando ven el resultado después del tratamiento estético, muy distinto a como se presentaron, comparten el entusiasmo y hasta muestran el deseo de brindarles un empleo también.

¿Cuál es la visión que tiene sobre el abordaje de este problema en el futuro?

No es cuestión de dinero, de que se implemente una gran reforma, sino de pequeñas acciones que tengan ese valor social y sean sostenibles. Justamente, nuestra iniciativa es sostenible en el tiempo porque buscamos dialogar con el Ministerio de Salud (MINSA) y otras entidades del Estado. Se añade a lo anterior que queremos lograr a nivel del Congreso, a quienes hemos enviado varias cartas sin recibir respuesta alguna, que las mujeres en estas condiciones sean consideradas población vulnerable, porque lo son verdaderamente y la sociedad debe de apoyarlas de alguna manera.

Bajo este marco, a futuro también aspiramos conseguir que el MIMP o el Ejecutivo desarrollen una política de Estado. Hay varios especialistas en cirugía estética en instituciones sanitarias, que estoy seguro de que gustosos atenderán a este grupo poblacional. Tengo el optimismo de que se consiga algún día.

A la fecha, ¿Cuántas mujeres en estas circunstancias han podido ser beneficiadas con el tratamiento estético?

Tenemos más de 50 mujeres atendidas por la ONG, algunas en Lima y otros casos en el interior del Perú. Por ejemplo, recientemente dos en Cerro de Pasco justo cuando se dio la inauguración del Hospital Regional Daniel Alcides Carrión. Atendimos a diez mujeres cuando fuimos a Huamanga en diciembre del 2020. Otras 12 más en Iquitos cuando acudimos través de la municipalidad de esta jurisdicción. Algunas más en la zona del norte chico y las restantes en la clínica.

Estamos viendo convenios nuevos. Inclusive, estamos trabajando en convenios con algunas municipalidades de Lima, con instituciones que nos den la posibilidad de encontrar esos casos que pasan desapercibidos y poder brindarles el tratamiento estético. Agregar que el Ministerio de la Mujer también nos da acceso a pacientes para poder encargarnos de sus casos. Hay una buena cantidad de mujeres que hemos atendido y sobrepasamos las 50.

Mencionó la sostenibilidad en el tiempo. Precisamente, ¿cómo se inserta Cabani Salud para hacer que este propósito sea compartido por más personas u organizaciones?

Cabani Salud tiene que ser el comienzo para que se promueva esta necesidad en la sociedad y se entienda que es importante para todos. Pero ahí el Estado tiene que asumir la responsabilidad como le corresponde en la atención de las poblaciones vulnerables. Desde la clínica vemos como fundamental una equivalencia: que por un lado podamos mejorar estéticamente a un cliente, y por otro apoyar a las personas afectadas por este tipo de situaciones de violencia.

Cuando existe este equilibrio hay una trascendencia y, de este modo, los proyectos no caen. La sostenibilidad en el tiempo va en base a la trascendencia. En ese sentido, cuando los proyectos son trascendentes no importa quien esté a cargo, sino que con un claro objetivo otra persona puede avanzar. Lo que queremos es que más personas se sumen a colaborar.

Por ejemplo, en estos últimos meses van a venir personas fuera del país por convenio para trabajar en Cabani Salud. Tenemos convenios interinstitucionales con entidades del extranjero para que puedan participar de las experiencias con las mujeres que se atienden con nosotros.

Por otro lado, ¿desde Clínica Cabani cómo viene asumiendo esa finalidad de crecimiento?

Desde el lado de la Clínica Cabani no hacemos solamente cirugía estética porque ya tenemos más de 20 años de experiencia. En esa línea, considero que debemos seguir trascendiendo aún más. Si el empresario le brinda a su familiar una cirugía estética y confía en nosotros, significa que nuestros procesos están bien desarrollados, al igual que nuestros sistemas de calidad, protocolos, en fin, los cuales han mostrado credibilidad.

Sin embargo, estas medidas, que hemos puesto a disposición de diferentes personas y organizaciones, deseamos ampliarlas hacia sus trabajadores también y ellos nos los han comunicado. Entonces, queremos aumentar un poco nuestro público objetivo y pasar de los empresarios, que se ponen en nuestras manos estéticamente para rejuvenecerlos, a sus trabajadores. Estamos haciendo un protocolo en estos momentos para ingresar a la parte laboral con la misma calidad que ofrecemos siempre.

Decidimos instaurar Cabani Salud, que nace de la división de otra ONG que teníamos, con el propósito de atender a mujeres que hayan sido maltratadas por sus parejas.

Mario Cabani, cirujano plástico de Clínica Cabani y fundador de la ONG Cabani Salud

¿Esta nueva incursión tiene alguna relación con la pandemia del Covid-19?

La pandemia nos hizo cerrar seis meses la clínica. En esos tiempos, la ministra de Salud dio la orden de que se cierre pese a que, en nuestro caso, había pacientes recién operados o que estaban a punto de hacerlo. No hubo opción. En todas las empresas fue así. Se tuvo que trabajar a puertas cerradas con los pacientes operados y controlarlos, algo difícil. Es en este contexto que vimos una oportunidad mayor también.

Es decir, que dentro de la rama de la estética y medicina, y bajo esa confiabilidad que nos hemos ganado con los empresarios en más de 20 años, optamos por abrirnos un poco más a los trabajadores de ellos. Estamos en una segunda etapa que es ambiciosa y con buenas proyecciones, evaluando varios recursos de por medio al respecto

Finalmente, ¿Qué expectativas tiene en cuanto a que el sector salud, privado o público, pueda ir evolucionando con el fin de tener una labor más social?

Desde diez años atrás, hay dos niveles de desarrollo a nivel de economía en Perú. Uno es el área de salud y el otro el de educación. Muchos inversionistas han entrado en estas dos áreas, que son los grandes holdings, bancos o instituciones privadas que han copado estos sectores. Muchos hospitales o clínicas se manejan en grupos corporativos, que como cualquier empresa la idea es generar ganancias, por lo que un poco queda de lado la parte social.

Considero que pequeñas empresas como la nuestra, donde sabemos que el servicio social es importante, puede dar lugar a una nueva forma de ver la salud. Más allá de solamente el negocio, la rentabilidad en el sector, está la oportunidad de la sostenibilidad para que las personas tengan un mejor bienestar.







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