Por Stakeholders

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POR MARÍA LAURA CUYA – CEO de Innova Funding y docente de Pacífico Business School

Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) son la gran mayoría de las empresas de carácter formal, y contribuyen con cerca del 50 % del empleo formal en promedio en los países de América Latina y Caribe. Si bien desempeñan un papel crucial en el tejido económico, contribuyendo significativamente al crecimiento, la creación de empleo y la innovación; solo el 45 % de las mipymes tienen acceso al sistema financiero, siendo que representan el 99 % de la red empresarial y el 67 % del empleo en la región. Ellas se enfrentan a desafíos significativos en el acceso a servicios financieros, lo que resulta en una grave exclusión financiera.

En el caso peruano, en una economía en recesión con niveles de pobreza creciente, con una economía altamente informal, inequidad en las posibilidades de acceso al crédito según el perfil y el género, falta de infraestructura como es el caso de mipymes en zonas rurales, educación limitada y deficiente; se necesita un conjunto de acciones de política pública, voluntad de acción conjunta entre grupos de interés, como la empresa privada, inversionistas y sociedad, que permitan participar a la mipyme hoy excluida.

A pesar del alcance y su potencial de capilaridad para impactar en el desarrollo económico, es preciso decir que las mipymes luchan día a día por acceder al crédito, por ser visibles como usuarios financieros; pero la oferta actual es complicada y cara cuando la consiguen, y en la mayoría de casos es inaccesible.

Una exclusión agravante

En el actual contexto, las dificultades de la pequeña empresa para calificar para préstamos convencionales se agravan. Las razones como falta de experiencia crediticia, ausencia de garantías o avales, desconocimiento que les limita al tomar decisiones financieras, oferta limitada y entorno regulatorio poco promotor (para mipymes y oferta financiera), entre otras condiciones, deja a las mipymes presas de un ciclo de limitaciones financieras inacabable, del que es muy difícil liberarse para crecer.

«Convivimos con falta de habilidades para comprender y aplicar conceptos básicos de las finanzas que ante el marco económico actual cobra más gravedad».

Hablemos de la necesidad de inclusión financiera de las mipymes. Cuando ellas no obtienen recursos financieros se reduce su capacidad de invertir, crecer, innovar y crear puestos de trabajo de alta calidad.

El informe del BID (2020) evidenció el déficit financiero de cinco veces la oferta financiera tradicional (ascendía aproximadamente a USD$1,8 billones). Es una brecha tan grave entre la oferta y la demanda; así, año a año, la exclusión se agrava.

Mientras las empresas más grandes financian sus inversiones a largo plazo con financiamiento adecuadamente calzado, las mipymes con graves dolores de acceso lo hacen inadecuadamente; y las inversiones a largo plazo están descalzadas y son cubiertas con financiamiento a corto plazo, a menudo de agiotistas. Además de los problemas estructurales, hay problemas para demostrar su potencial, cómo demostrar la solvencia con la información que no es la que valoran los esquemas de calificación. Esto hace difícil demostrar al banco que se califica para un crédito. Hoy las mipymes obtienen menos del 20 % de su financiamiento de los bancos. Reunir la información necesaria para evaluar a una posible mipyme cliente es caro, complejo y toma demasiado tiempo.

Es urgente generar un mayor financiamiento para las mipymes, para hacerlas más productivas y estables. La inclusión financiera de las mipymes peruanas requiere un trabajo en conjunto, que incluye al sector privado; por ejemplo, con la construcción de una oferta pensada en los segmentos deficitarios, con servicios y procesos bancarias más amigables, con variada oferta de las tecnologías financieras (fintech) y mayor inclusión de los mercados de capitales.

Además de lo descrito, convivimos con falta de habilidades para comprender y aplicar conceptos básicos de las finanzas que ante el marco económico actual cobra más gravedad. Observamos que a menor educación escolar hay menos educación financiera y menos ingresos. La desinformación, repetiremos siempre, limita la capacidad del gestor de la mipyme para tomar decisiones con transparencia y responsabilidad. Hoy carecemos de infraestructura y carreteras digitales diseñadas para cada segmento desatendido que permitan, a las mipymes y a las personas, contar con conexión para realizar transacciones básicas. El desarrollo de servicios customizados a las graves necesidades y de tecnología para abaratar costos y descentralizar el acceso son pilares para dar acceso a la población excluida. Otro pilar es la oferta disponible.

EL DATO

Más de 2,2 millones de mipymes operan en el mercado peruano (2021). Representan el 96.4 % de las empresas peruanas y el 45.8% de la PEA (Enaho, 2022 ).

El potencial del factoring

¿Podemos hacer que cualquier negocio esté habilitado para recibir pagos electrónicos? ¿Que tenga acceso a efectivo o fuentes de financiamiento que le permita invertir y crecer? ¿Podemos promover programas de alfabetización financiera responsable? La difusión de oferta financiera (de conceptos como el factoring) puede ayudar a las mipymes a entender el valor de tener acceso al sistema financiero y a diversa oferta financiera, lo que puede mejorar la gestión del dinero y ampliar las herramientas de liquidez. ¿Podemos aprovechar las ventajas de la tecnología para impulsar la inclusión financiera? Hace falta una comprensión más profunda de las mipymes y promover una propuesta atractiva pensada en la diversidad de ellas.

Los canales digitales proporcionan una mayor comodidad a las pequeñas empresas a un menor costo para los ofertantes de servicios y pueden optimizar el proceso del préstamo. Lo observamos en el caso del factoring digital, donde disminuyen significativamente los tiempos de decisión, bajan los costos y se hace procesos transparentes cuando con tecnologías se integran los procesos de los actores esenciales (imagínense una integración de bancos, fintech, Sunat y Cavali).

La posibilidad de establecer plataformas de colaboración de mipymes, su cadena de proveedores y clientes, pueden crear procesos de distribución con menor costo, más posibilidad de acceso y que impulsen el crecimiento del negocio y toda la cadena. Por ejemplo, el acceso a servicios como el factoring, con la verificación de las facturas de las cadenas productivas, les permite acceder a un crédito más rápido y más barato para habilitar el financiamiento de las ventas y el capital de trabajo.

La facturación electrónica para tributación puede servir a empresas de factoring y a la banca para observar flujos, capacidad de pago, campañas, estacionalidad del negocio. En el Perú, se han creado fintech de factoring como producto clave basado en normativa, innovación y tecnología. Hace falta innovar en servicios y canales de oferta para mipymes. Hay en el mundo numerosos ejemplos de puntuación de crédito para el mercado informal basados en georeferenciación.

Las soluciones fintech y los servicios de banca digital representan una oportunidad para ampliar significativamente el acceso financiero a empresas para cerrar las brechas de inclusión financiera del país. Aparecen como una solución para aumentar la competencia, la innovación, aumentar la oferta descentralizada, profundizar el desarrollo financiero y promover la reducción de brechas de exclusión.







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