Muchas veces, los peruanos carecen de una perspectiva a largo plazo por miedo a arriesgarse, un factor que no solo se refleja en su vida, sino también en los negocios. Y es que la incertidumbre conlleva a que su mirada empresarial solo busque proteger sus inversiones. Esta situación afecta a las empresas familiares, que representan al 80% del entramado empresarial, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). De estos negocios, solo el 3% ha logrado sobrevivir a una tercera generación, según cifras EY y la Asociación de Empresas Familiares (AEF).
Enrique Pajuelo, representante de la Asociación de Empresas Familiares (AEF), señala que, “muchas veces las compañías o empresas se centran en mantener a flote el negocio a través de una mirada a corto plazo. Esta situación contribuye a que dejen de lado un enfoque innovador acorde con las nuevas necesidades, tendencias y avances tecnológicos que requiere el mercado”.
“Todos queremos hacer empresa, pero también queremos evitar riesgos. En ese dilema, muchos optan por una perspectiva de subsistencia, pese a que aportan el 40% del PBI, según el BID. Sin embargo, ello perjudica las oportunidades de negocio y crecimiento. Las empresas necesitan invertir en expansión, nuevos mercados, marketing y desarrollo de productos para crecer. Sin estas inversiones, el crecimiento es muy limitado”, añade.
En esa línea, el especialista resalta que la falta de objetivos claros a futuro conlleva a que la empresa no logre superar más de dos generaciones. Por ello, agrega que, al no tener una visión a largo plazo, se puede carecer de dirección y una línea de sucesión, lo que es fundamental para el crecimiento sostenido.
De acuerdo con el especialista, es una gran dificultad para las empresas familiares pasar de una generación a otra debido a la ausencia de una perspectiva a largo plazo. Así lo reafirma el estudio ¿Cuál es el impacto de las empresas familiares”, el cual señala que el 85% de las empresas familiares en el país no cuenta con un plan de sucesión.
Para que una empresa familiar crezca y prospere, es crucial adoptar una visión estratégica que vaya más allá de la supervivencia. Esto implica una planificación cuidadosa, inversiones estratégicas, fomento de la innovación y la creación de una cultura empresarial orientada al crecimiento y la adaptabilidad.