El conflicto económico entre Washington y Beijing entra en una nueva fase de alta tensión, con consecuencias globales para los mercados, las empresas y el comercio internacional.

Por Stakeholders

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La tregua comercial entre las dos principales economías del mundo acaba de romperse, y con estruendo. En una medida que sacudió los mercados asiáticos y puso en alerta a las bolsas globales, el gobierno de China anunció este miércoles nuevos aranceles del 84 % a productos importados desde Estados Unidos, en una respuesta directa a las más recientes restricciones impuestas por la administración de Donald Trump.

Con esta decisión, Beijing sube la apuesta y agrava el conflicto comercial que, desde hace años, ha redefinido el mapa económico global. El nuevo paquete de aranceles implica un incremento de 50 puntos porcentuales sobre lo que ya estaba programado, igualando el impacto de las últimas sanciones norteamericanas que entraron en vigor en la madrugada del miércoles.

La guerra arancelaria se intensifica

Mientras la Casa Blanca impone gravámenes que ya afectan más del 100 % del valor de muchos productos chinos, el gigante asiático responde con el mismo nivel de contundencia. “Estas medidas de Estados Unidos violan seriamente los principios del comercio internacional y los derechos legítimos de China”, declaró la Comisión Arancelaria del Consejo de Estado, dejando claro que no se quedarán de brazos cruzados.

Pero los aranceles son solo una parte del contraataque. El Ministerio de Comercio de China también anunció un bloqueo de exportaciones estratégicas a 12 compañías estadounidenses, vetando el suministro de bienes de uso dual, aquellos con aplicaciones civiles y militares, y añadió seis empresas más a su “lista de entidades no confiables”, restringiendo sus operaciones dentro del país asiático.

Impacto global: mercados en caída y temores de recesión

La respuesta no tardó en sentirse en los mercados. El lunes, conocido ya como “lunes negro” en Asia, las bolsas cayeron abruptamente ante el temor de que este nuevo capítulo de la guerra comercial escale hacia una recesión global. En Beijing, las pantallas que muestran los índices bursátiles se tiñeron de rojo, reflejando la desconfianza de los inversionistas.

Las represalias chinas también llegaron acompañadas de una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), en un intento de posicionarse como defensores del multilateralismo frente a las políticas unilaterales de Washington.

¿Qué está en juego?

Más allá de las cifras, lo que está en juego es el liderazgo económico global y el futuro de las cadenas de suministro. Las empresas de ambos países, y de terceros que dependen del flujo comercial entre ellos, enfrentan un panorama incierto, con riesgos de escasez, inflación y desinversión.

Los analistas coinciden en que la falta de canales diplomáticos eficaces y la creciente politización del comercio hacen cada vez más difícil una salida negociada. Por ahora, el juego de sanciones y represalias parece lejos de terminar.

Y mientras tanto, el resto del mundo observa con atención, y preocupación, cómo dos titanes económicos convierten su rivalidad comercial en una disputa con efectos planetarios.

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