Por Christian Bracamonte Bauer
Se tiene el concepto de que la responsabilidad social es solo de las empresas. Sin embargo, también es importante la responsabilidad social de las personas que es aquella que aprendemos en el entorno familiar y luego la plasmamos como ciudadanos, integrantes de un equipo de trabajo, usuarios de determinado servicio o como consumidores y que tienen repercusiones sobre las otras personas y nuestro entorno.
El ser ciudadano es mucho más que solamente formar parte de la sociedad o cumplir las normas o leyes establecidas. Es crear un compromiso con nuestro mundo e implica actuar a diario de forma responsable; ser ciudadano implica que la persona participe en la vida de la comunidad, que se preocupe por su bienestar y por el resto.
En consecuencia, el bien común es aquello por lo cual todos nos beneficiamos y que se puede promover de diversas formas como por ejemplo; practicar la economía circular, la siembra de árboles, el desarrollo de la ética en los negocios, el uso de las tecnologías para brindar mayor seguridad a los ciudadanos en calles y lugares públicos así como la construcción de nuevas escuelas y hospitales para personas de bajos recursos entre otros.
Si bien hoy en día hay mayor sensibilidad para muchos temas como el desarrollo sostenible, el trato igualitario, la transparencia en la información, el marketing social aún nos falta para trabajar el tema de ciudadanía a puertas del bicentenario.
Qué es lo primero que se podría hacer para un mejor camino. Primero, el estado y todos nosotros debemos seguir fomentando la solidaridad. A principios de la pandemia, la especulación y el egoísmo fue figura repetida en los medios de comunicación.
Sin embargo, el reclamo de la población generó por ejemplo, una reprogramación de deudas bancaras, postergación en el cobro de los servicios públicos y una reducción en las mensualidades de colegios y universidades.
Por otro lado, se debe seguir trabajando en el trato igualitario, seguir promoviendo la participación ciudadana, fomentar la ética en las organizaciones privadas y en las entidades del estado para que tengan claro cuáles son las metas y roles que cada organización pretende cumplir en la sociedad.
A través de los códigos de ética los involucrados pueden distinguir o percibir como distintas, aquellas conductas que son obligatorias de las que se consideran óptimas y de las que se consideran prohibidas y reprobables.
Estos códigos de ética deben contener patrones respecto a la forma de ejercer o distribuir el poder, para valorar y respetar los acuerdos internos y las leyes externas, y también deben figurar aspectos como el valorar y respetar la dignidad de las personas.
La falta de ética y la corrupción generó por ejemplo el caso Odebrecht que comprometió a cuatro expresidentes de la república: Alejandro Toledo, Alán García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski y a tres gobernadores regionales como Félix Moreno, César Álvarez y Jorge Acurio Tito.
También comprometió a dos ex alcaldes de Lima: Susana Villarán y Luis Castañeda; líderes políticos también fueron involucrados como Keiko Fujimori, José Luna y Julio Guzmán así como a funcionarios, ex ministros, empresarios, dueños de medios de comunicación etc.
De acuerdo a Proética (ONG local dedicada a promover la ética y la lucha contra la corrupción), se calcula el pago de al menos US$ 1,300 millones en sobornos a partidos políticos, empresarios y funcionarios públicos. Sin embargo, Odebrecht, que se encuentra en el Perú desde 1979 sigue operando.
A su vez, los niños y jóvenes deben de empezar a respetar las leyes y a las autoridades y desarrollar el diálogo como una herramienta para la resolución de los conflictos. De acuerdo a la Defensoría del Pueblo, hasta agosto de este año se presentaron unos 190 conflictos sociales en nuestro país de los cuales 143 son activos y 47 latentes.
También debe fomentarse el marketing social que son campañas que buscan cambios positivos en comportamientos y actitudes en la población en causas como las reformas sanitarias, preservación del medio ambiente, reformas educativas, reformas económicas entre otros aspectos.
Dada la naturaleza del mensaje que se quiere fomentar, es imprescindible que todos aquellos organismos, instituciones y entidades implicadas interioricen los valores y comportamientos que se quieren transmitir en estas campañas. Para este cambio es de vital importancia el rol de los medios de comunicación para influir en la sociedad.
Es básico además que el estado concientice al ciudadano en una cultura de sostenibilidad con la implementación de programas con participación comunitaria para mejorar la calidad de vida.
Al mismo tiempo, apoyar la productividad, promover a las mypes, preservar la cultura, la protección de la niñez, promover la importancia de la empresa privada y la meritocracia, fomentar el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación así como desarrollar políticas de salud pública y el emprendimiento de empresas sociales.