En el marco del Día Mundial de la Educación Ambiental, celebrado cada 26 de enero, es importante recordar el rol clave que cumple la educación ambiental destacando su importancia en la acción climática.
Ante el incremento de los impactos provocados por el cambio climático ha surgido la necesidad de que las empresas adopten estrategias sostenibles y políticas respetuosas con el medio ambiente. La implementación de prácticas sostenibles permite a las organizaciones avanzar hacia un modelo de negocio equilibrado, combinando aspectos económicos, medioambientales y responsabilidad social.
Yanick Gómez, experto de Calidad en Tgestiona, empresa líder en servicios de Facility Management, señala que existen desafíos comunes en la implementación de estas prácticas, como son la resistencia al cambio, asignación insuficiente de recursos y la falta de compromiso son obstáculos frecuentes. “La falta de seguimiento y medición adecuados también dificulta evaluar la efectividad de los programas de educación ambiental”, menciona la especialista.
No obstante, los esfuerzos no disminuyen y es posible que las empresas adopten distintas prácticas en sus organizaciones y equipo de trabajo. Algunas prácticas sostenibles son:
- Reducción del uso de papel mediante gestión de documentos digitales. Esto reduce la tala de árboles y el consumo de recursos.
- Establecimiento de programas de reciclaje en la oficina. Que incluya la separación de residuos, como papel, cartón, vidrio y plásticos. Proporcionar contenedores de reciclaje claramente identificados y concientizar a los colaboradores sobre cómo usarlos correctamente.
- Actualización de tecnología de oficina para incluir dispositivos energéticamente eficientes. Algunas alternativas recomendadas son las luces LED, computadoras de bajo consumo y sistemas de energía que apaguen automáticamente los dispositivos no utilizados.
- Priorización de la compra de productos y suministros sostenibles. Como papel reciclado, productos de limpieza ecológicos y equipos electrónicos con certificación de eficiencia energética.
- Implementación de medidas para reducir el consumo de agua. La instalación de grifos y descargas de inodoros de bajo flujo, así como la detección y reparación de fugas de agua son opciones prometedoras.
- Involucramiento en proyectos de responsabilidad social empresarial (RSE). Esto puede incluir programas de voluntariado, donaciones a organizaciones benéficas o proyectos de desarrollo sostenible.
- Promoción del uso de transporte sostenible entre los colaboradores. Se pueden brindar beneficios a quienes utilicen alternativas de movilidad como es la bicicleta.
“Desde la eficiencia operativa y la reducción de costos hasta la mejora de la reputación y la atracción de talento, las empresas pueden obtener beneficios significativos al implementar prácticas sostenibles”, señala la experta de calidad de Tgestiona.
La especialista agregó que, “el desafío radica en mantener el compromiso de los empleados a lo largo del tiempo. Estrategias fundamentales, como una comunicación clara, participación activa en la toma de decisiones, reconocimiento y capacitación continua, son esenciales para mantener las prácticas sostenibles”, finalizó.