Por Stakeholders

Lectura de:

Baltazar Caravedo MOLINARI
Miembro del Directorio de CTC Consultores

El proceso humano es una combinación compleja de una serie elementos que se han ido manifestando en el curso de los siglos anteriores. La pandemia actual muestra, en cierto sentido, el desafío del nuevo contexto y la emergencia de un curso que aún no podemos identificar claramente.

La formación de los Estados Nacionales en Europa y en Norteamérica que se terminaron de configurar a fines del siglo XIX, y la dinámica contradictoria de la revolución industrial, expresaron el quiebre paulatino de la feudalidad y del poder monárquico. La insurgencia de las heterogéneas poblaciones que se tornaron cada vez menos rurales y más urbanas dieron pie al inicio de nuevos paradigmas culturales y científicos, formas de gobierno democráticas, lógicas de organización económica y social, procesos de producción con fuentes de energía que provocaron lo que algunos han llamado “la gran aceleración”.

Las tensiones acumuladas entre la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX estallaron dramáticamente con el inicio de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y continuaron con la Revolución Rusa (1917), la toma de Roma por el fascismo (1922), la crisis económica (1929), el nacionalsocialismo a cargo del gobierno alemán (1933), la Guerra Civil española (1936-1939), la invasión de Japón a China (1937-1945), y la iniciación de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En el curso de estos eventos aparecieron nuevas fuentes de energía (atómica), nuevas formas comunicativas, y grandes inversiones para reparar lo destruido. Inmediatamente después, además de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la creación de organismos internacionales para impulsar la economía, la educación y la cultura, se dará inicio a dos procesos: la Revolución China (1949) y la formación de una comunidad productiva de 6 países europeos que terminó configurándose como la Unión Europea que hoy conocemos.

Después de la Segunda Guerra Mundial surgieron dos potencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) que nos hicieron transitar a un mundo bipolar , amenazado por la posibilidad de la destrucción de la civilización humana ante la posible confrontación con armas nucleares en el marco de disputas ideológicas (en torno a mercado libre vs planificación, elecciones libres vs un solo partido, capitalismo vs socialismo), y apoyos a confrontaciones de otra escala como la Guerra con Corea, la Guerra de Vietnam y otros, en un contexto conocido como la Guerra Fría (1947-1990).

La disolución de la Unión Soviética (1991), la transformación unitaria de Europa y la expansión económica de la China a partir de la década de 1990, provocaron una nueva configuración mundial, que hizo posible la más clara emergencia de la preocupación ambiental.

La pandemia que, con todas sus complejidades, apareció a fines del 2019 incorporó una preocupación respecto a la desaparición de la civilización humana.

Hacia el 2015 las Naciones Unidas publicaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); ese mismo año el Papa Francisco I publicó la Encíclica Laudato Si; Oxfam presenta un estudio sobre la concentración de la riqueza. Y en el 2016 se firmaron los Acuerdos de París. En este marco general el Foro Económico de Davos propuso le idea del Gran Reinicio y uno de los fundadores de B Lab (Jay Coen) da pie a Imperative 21 como una propuesta para reformar el capitalismo.







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