Medio ambiente - Economía verde
Acelerando el logro de los ODS al ritmo de las finanzas
La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) es una tarea que compete a todos los actores del país. Desde el sector financiero hay enormes oportunidades, ya que, de acuerdo al Minam, se necesitan cerca de USD 93 000 millones para la carbono neutralidad al 2050.
La financiación para la agenda sostenible del Perú ha avanzado en los últimos años, aunque no es suficiente. Se puede reconocer en una mayor participación del sector privado que viene implementando métodos financieros sustentables; por ejemplo, en proyectos relacionados con energías renovables hasta la integración de factores ESG en sus decisiones estratégicas de inversión, tal como lo sostiene Daniel Vargas, gerente general en The Sustainability Board.
“El parque eólico más grande del país, con una capacidad de 310 MW de la empresa Orygen, empezó a operar recientemente en Ica gracias al financiamiento verde. Este evitará las emisiones de 385 000 toneladas de CO2 a la atmósfera”, indica.
La inversión de impacto también ha crecido. Esta es una de las formas en las que se presentan las finanzas sostenibles. Es decir, son aquellas inversiones que buscan generar un impacto ambiental y social de la mano con un rendimiento financiero. Marisela Vega, gerente general de Aliados de Impacto, señala que es un mercado con alto potencial para Latinoamérica y Perú; sin embargo, se recibe menos del 4 % de las inversiones de impacto global.
“Poco está llegando a América Latina, a pesar de que las inversiones de impacto en la región vienen creciendo a un ritmo de cerca del 20 % anualmente en los últimos cinco años. La brecha es gigante respecto a lo que ocurre en el mundo con estas inversiones”, detalla.
Dentro del contexto nacional, los presupuestos destinados desde el tesoro público a sectores que se relacionan con los ODS han aumentado. Carlos De los Ríos, economista del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), indica que hay un incremento del gasto dedicado a servicios esenciales como educación, salud o protección social, que impactan finalmente en el logro de estos objetivos.
“Posiblemente este sea de un 46 %. Hace algunos años era un poco menor, es decir, hay una mayor orientación financiera hacia los servicios básicos sociales”, agrega.
Daniel Vargas resalta que desde el Gobierno peruano se están implementando diversas medidas para fomentar estas finanzas en favor de la sostenibilidad. Muestra de ello es el Plan Nacional de Competitividad y Productividad 2019-2030, el cual incluye la promoción de inversiones en energías renovables y eficiencia energética como una prioridad.
Destaca, en ese sentido, la financiación de infraestructura verde, como es el caso de la Línea 2 del Metro de Lima que busca ser un transporte más sostenible; además, la innovación financiera con la aparición de productos financieros que toman en cuenta el impacto ambiental y social en el sector de las finanzas.
“Caja Arequipa ha segmentado a empresas más pequeñas y creado productos financieros como Agua Más o Supérate Mujer o incluso su programa Sembrando futuro, donde promueven el cuidado ambiental y mejor educación financiera desde la etapa escolar”, remarca.
Agilizar la agenda sostenible
Pese al prometedor panorama, en el país se necesita acelerar la consecución de las metas de los ODS secundada por las finanzas. Marisela Vega manifiesta que su avance nacional es de 127/248 con fuertes brechas en aquellos relacionados con el ambiente: acciones por el clima, vida submarina, ecosistemas terrestres, y producción y consumo sostenible.
“Todos estos están debajo del 30 % de cumplimiento de acuerdo con el Sistema de monitoreo y seguimiento de los indicadores de los ODS para Perú (INEI, 2022)”, enfatiza.
La especialista divisa oportunidades al respecto, dado que el interés por la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas es cada vez mayor desde la inversión. Por ejemplo, The Aspen Institute revelaba que la mitad de inversores de impacto encuestados en América Latina para uno de sus informes daban prioridad a estos temas en sus carteras.
“Estos inversores se centran sobre todo en la agricultura sostenible, la gestión de residuos, las cadenas de suministro de biodiversidad y la restauración forestal”, puntualiza.
Impulsando el flujo financiero
Daniel Vargas reconoce que hay un largo camino para fomentar el flujo financiero público y privado hacia iniciativas de sostenibilidad en el Perú. Menciona que es necesario el desarrollo de políticas e incentivos gubernamentales con un sistema de regulaciones claras y estables en la promoción del tema.
“Se puede impulsar a través de incentivos fiscales para aquellos casos de éxito con cierre de brechas demostrados. Incluso se podría crear un fondo nacional de sostenibilidad destinado a temas claves como energías renovables, acceso al agua o protección de la biodiversidad, donde el sector privado también podría sumar esfuerzos”, explica.
Más que cantidad, calidad. Esta es una de las reflexiones a las que llega Carlos De los Ríos, quien considera que, si bien el presupuesto puede crecer en acciones vinculadas a los ODS, la pregunta es qué resultados en concreto se están obteniendo.
“Más que el volumen del dinero, consiste en si nosotros estamos destinando los recursos a los espacios correctos. Si se está ejecutando de la manera más eficiente”, complementa.
Agrega, en esa línea, que, para poder determinar el impacto a nivel presupuestal en los ODS, es indispensable contar también con una taxonomía. Sin este sistema de clasificación es difícil identificar exactamente lo que va orientado financieramente a cada meta de la agenda.
Otro reto esencial es la transparencia y medición de impacto en el propósito de aumentar las inversiones. Daniel Vargas afirma que es muy importante que los proyectos a financiarse puedan desarrollar indicadores de gestión para medir el impacto ambiental y social, lo que facilita también determinar el retorno económico para los inversionistas.
“Toda esta información debería compartirse a través de informes de sostenibilidad periódicos para aumentar la confianza de los inversionistas. Desde The Sustainability Board estamos armando una base de datos de cerca de 1000 reportes de sostenibilidad emitidos en Perú para que sirva como fuente de información”, subraya.
Marisela Vega se refiere a la articulación de diferentes actores y al desarrollo de condiciones para un ecosistema financiero de impacto. Existen cinco pilares que deben funcionar en conjunto: la demanda de capital (empresas), intermediación de capital (fondos), oferta de capital (propietarios y administradores de activos), Gobierno y regulación (políticas y promoción), y creadores de mercado y servicios profesionales (asesorías y auditores).
“Es como una cadena de decisiones y actores que deben estar trabajando articuladamente para que el ecosistema madure, en términos de economía de impacto”, indica.
Esta canalización de flujos financieros hacia proyectos sostenibles se relaciona también con el establecimiento de Asociaciones Público-Privadas (APP), como manifiesta Daniel Vargas. Aquí el Estado puede ofrecer garantías o capital parcial para mitigar el riesgo inicial de la inversión, en un formato de finanzas mixtas o blended finance.
Oportunidad: las blended finance
Las blended finance son un tipo de inversión de impacto que busca mezclar capital sin fines de retorno (ej., el filantrópico) para que habilite al que sí espera réditos financieros, funcionando como garantía ante riesgos en la inversión.
“En Aliados de Impacto estamos en el diseño de una blended finance enfocada en agricultura climática con enfoque de género. Es un mecanismo innovador que está orientado a los ODS. (…). Si hay un capital que pudiera ‘perderse’, este puede emplearse de garantía”, explica Marisela Vega.
Prosigue con que en el Perú hay algunos casos puntuales de este tipo de financiamiento mixto, como es el de la Alianza Empresarial por la Amazonía. En la región, Colombia es uno de los países que más lo ha desarrollado. Para que en el país las blended finance puedan crecer, sugiere que se adecúe el marco regulatorio de tal forma que las fundaciones puedan realizar inversiones de impacto directamente.
Otra modalidad que es promisoria es el pago por resultados. Precisamente, para combatir esa falta de eficiencia en inversiones sostenibles, esta podría ser una opción donde el abono de capital vaya de acuerdo a si se cumplen los objetivos establecidos en un proyecto.
En el Perú, su incorporación se ha dado a nivel del gasto público desde el Ministerio de Economía y Finanzas; en el ámbito de las asociaciones sin fines de lucro es aún incipiente.
“Otra manera para las inversiones de impacto es el pago por resultados. Se está dispuesto a pagar si se demuestran resultados verificables en la disminución de pobreza y anemia, educación, aumento de empleo, etc.”, hace hincapié.
Añade que este tipo de mecanismos es necesario para aumentar las finanzas con un impacto social y ambiental palpable; por ello, se debe analizar la legislación de acuerdo a los sectores, como el de las organizaciones filantrópicas, para permitir así que puedan invertir en diferentes empresas o proyectos con fines sostenibles.
De aumentar este rango de acción financiera, hay una mayor posibilidad de invertir en iniciativas con un efecto multiplicador en otros sectores, lo que conlleva coadyuvar al logro de diferentes ODS. Carlos De los Ríos sostiene que desde el PNMUD identificaron ciertas políticas aceleradoras con mucho potencial.
“Una es la inversión en infraestructura de transporte, energía y comunicaciones; donde, por un lado, existe una brecha enorme y, por otro, son intensivas en la generación de mano de obra en el marco de la reducción de la pobreza”, explica.
Otra implementación clave, continúa, es la inversión en políticas que favorezcan la calidad de los servicios públicos de salud y de educación. “Son algunos sectores que requieren de mucho financiamiento. Son claves para acercarnos al logro de los ODS”, finaliza.