Medio ambiente - Economía verde

Emisión de bonos sostenibles afianza el cambio de paradigma empresarial

Un mercado creciente de bonos verdes y sociales podría ser un trampolín para la sostenibilidad empresarial en Latinoamérica. Para el 2024, se ha estimado hasta USD 55 000 millones en emisiones, un 30 % más en comparación al año anterior en el mercado internacional.

Por Renzo Rojas

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El camino hacia la sostenibilidad de las empresas requiere de inversiones e instrumentos financieros. Los bonos son una opción que brinda liquidez para llevar a cabo proyectos que apuntan, por ejemplo, a la reducción de emisiones contaminantes por parte de una organización. En Latinoamérica, estos mecanismos de deuda alcanzaron los USD 31 145 millones en 2023 en sus vertientes verdes, sociales, de sostenibilidad y vinculados a la sostenibilidad (GSSS, por sus siglas en inglés)1 .

En detalle, la emisión de bonos verdes ha demostrado potencial para adquirir capital. Mercedes Fernández, associate partner de EY Law, menciona que estos son instrumentos de deuda destinados a financiar iniciativas verdes o negocios que están vinculados a la reforestación, energías renovables, gestión de residuos sólidos, entre otras.

Susana Tejada, directora de Sostenibilidad & Desarrollo en EQUITY Risk & Sustainability, indica que, ante los riesgos asociados al cambio climático, es indispensable que muchos sectores de la industria modernicen sus equipos y adopten prácticas más sostenibles. Esto implica la inversión en tecnologías limpias, la mejora de la eficiencia energética y la reducción de emisiones de carbono.

En este contexto, los bonos verdes emergen como un excelente instrumento de deuda, ya que no solo proporcionan el capital necesario para financiar proyectos sostenibles; sino que también ofrecen beneficios adicionales, como el acceso a una base de inversores más amplia”, señala.

Susana Tejada – Directora de Sostenibilidad & Desarrollo en EQUITY Risk & Sustainability

Además de los bonos verdes, Mercedes Fernández explica que se cuentan con los sociales, dirigidos a financiar o refinanciar proyectos que tengan un impacto positivo en la sociedad: “Hablamos de infraestructura básica o servicios de primera necesidad, como el acceso al agua y saneamiento, educación, vivienda, etc. Ambos (verdes y sociales) son aprobados por la International Capital Market Association (ICMA)”.

Destaca también a los bonos catalogados como sostenibles, aquellos que benefician a iniciativas tanto con componentes sociales y medioambientales a la vez.

Crecimiento para América Latina

Estos mecanismos de deuda bajo la etiqueta de “verde” han crecido en los últimos años en el mercado global. Sin embargo, vale decir que en Perú es aún un campo no tan desarrollado. De hecho, el país representa un poco más del 2 % de los bonos verdes emitidos en toda América Latina; siendo Brasil, Chile y México los que encabezan la lista, manifiesta Susana Tejada.

Comparte esta misma perspectiva Mercedes Fernández, quien complementa con que desde los emisores privados estos no han podido despegar, aunque han facilitado el ingreso de algunas compañías al mercado de valores en el país. Un mayor protagonismo ha tenido el Estado con la emisión de bonos soberanos temáticos y las entidades financieras.

No obstante, las expectativas son buenas, al menos para la región en cuanto a su aumento. Para este 2024 se espera que la emisión de GSSSB en Latinoamérica llegue al rango de entre USD 45 000 y USD 55 000 millones2 .

Una de las ventajas de emitir bonos de esta naturaleza puede resultar en condiciones de financiamiento más bajas, como menores tasas de interés, al haber una alta demanda de bonos verdes en especial del mercado internacional.

“Los inversores están dispuestos a aceptar rendimientos ligeramente menores a cambio de apoyar proyectos sostenibles”, subraya Susana Tejada.

Pero los beneficios van más allá de las cifras. Se centran en la transformación de una empresa hacia una gestión sostenible ambiental, social y de gobernanza; la cual se apalanca de estos tipos de instrumentos de deuda. Pablo Arana, profesor e investigador de Centrum PUCP, sostiene que este enfoque responsable trae consigo eficiencias, así como una consolidación en el mercado y fidelización de clientes.

Generalmente, menciona, un proyecto es financiado u obtiene una inversión en la medida que genere valor a la empresa con una rentabilidad mínima exigida, a lo que se conoce como costo de oportunidad. En la actualidad, ante una mayor conciencia ambiental por parte de los consumidores, por ejemplo, invertir en iniciativas de impacto ambiental se ha vuelto una gran oportunidad.

“Se apostará por proyectos que involucren sostenibilidad. Aunque hablando de finanzas, estas procurarán proveer el dinero para aquellos que la empresa considere como productivos”, capitaliza.

Pablo Arana – Profesor e investigador de Centrum PUCP

Lo cierto es que en el ecosistema financiero hay actores que vienen promoviendo las finanzas sostenibles, un plus en este cambio de paradigma para las empresas. Mercedes Fernández cuenta que existen fondos de inversión de entidades multilaterales o bancos de desarrollo que impulsan la transición hacia carteras financieras sostenibles.

“Puedes incluso obtener apoyo del Gobierno para ciertas iniciativas. Todo esto te permite tener una mejor reputación, una marca más fuerte con una percepción positiva”, arguye.

Taxonomía y rigurosidad

En el Perú, el sector financiero viene progresando en su oferta de instrumentos financieros sostenibles. Es el caso de la aprobación de la Política Corporativa de Sostenibilidad por parte de la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (FEPCMAC), la cual incluye el desarrollo de un portafolio de productos financieros verdes en beneficio para las mipymes.

Ante este panorama favorable, Susana Tejada hace hincapié en que se adopte un enfoque riguroso y transparente en la emisión de instrumentos financieros como los bonos. Ciertas prácticas como el ecoblanqueo puede empañar el proceso de financiamiento de las empresas, para lo cual recomienda guiarse de ciertos patrones.

“Una buena opción es adherirse a estándares internacionales reconocidos, como los Green Bond Principles establecidos por la ICMA. Estos principios proporcionan un marco para la emisión de bonos verdes, incluyendo el uso de los fondos, la evaluación de proyectos, la gestión de los ingresos y la presentación de informes”, remarca.

En esa línea, la especialista de EY Law resalta la importancia de contar con una taxonomía que facilite tener un lenguaje común. Es decir, una clasificación clara de qué tipo de actividades y proyectos son considerados con la etiqueta de verde o social.

“Saber qué características se deben cumplir para que realmente un proyecto sea verde, va a permitirnos identificar oportunidades de inversión”, destaca.

Mercedes Fernández – Associate partner de EY Law

La falta de claridad y ética perjudica la confianza con potenciales inversionistas y stakeholders en general. Por ello, Susana Tejada detalla que las entidades deben ser diligentes con la selección de proyectos que serán financiados con los bonos.

“Esto incluye métricas específicas y verificables que demuestren los beneficios ambientales, así como la contratación de un tercero independiente para verificar y certificar que los proyectos cumplen con los criterios de sostenibilidad”, finaliza.

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1 NU. CEPAL. (2024). Flujos de capital hacia América Latina y el Caribe: revisión del año 2023 y principios de 2024

2 S&P Global Ratings. (2024). Emisión de bonos sostenibles en América Latina aumentará en 2024.




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