Por Stakeholders

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Sin duda alguna, el Vaticano va en camino a convertirse en un Estado sostenible con el transcurrir de los años. Las últimas implementaciones hechas en la ciudad hablan del interés del papa Francisco en apostar por un modelo de convivencia ecoamigable. Una muestra de ello es también su encíclica “Laudato si”, donde invita a todos a ser partícipes de una “conversión ecológica” en el mundo.

Roberto Mignucci, jefe de la oficina de Laboratorios e Instalaciones de la Ciudad del Vaticano, acompañó al medio EFEverde a ser testigos de cómo, poco a poco, conceptos propios de la sostenibilidad se van materializando en las infraestructuras del Vaticano, precisamente en el Aula Pablo VI, también conocida como la sala de audiencias.

Un primer paso se dio en el 2008 cuando se instalaron paneles solares en el techo de este enorme salón, que tiene una capacidad para más de 6 mil personas. En la actualidad se cuenta con 2 200 placas fotovoltaicas activas y 2 200 pasivas, que “funcionan como reflectores de la luz y que producen una potencia de 215 kw y permiten un ahorro de 250.000 kilogramos de C02 al año”, señala Mignucci.

La totalidad de energía obtenida es empleada íntegramente en  la red interna del Vaticano. Además, durante eventos que se ofrecen dentro del edificio, tanto la iluminación como la climatización son abastecidas por energía provenientes  de los paneles solares. Roberto Mignucci agrega que todavía no se han podido instalar más receptores de energía solar en otros edificios, debido a su alto valor artístico y dificultad arquitectónica que presentan estas infraestructuras.

Movilidad sostenible y gestión de recursos

Otro hito para el Vaticano es la incorporación de vehículos eléctricos, además de 10 columnas de recarga a lo largo de todo el territorio. A ello se suma la eliminación de químicos como pesticidas y fertilizantes en el cuidado de los jardines, que representan casi la mitad de toda la ciudad, y  la implementación de un circuito cerrado de fuentes para un buen uso de los recursos hídricos.

Asimismo, algunos edificios históricos cuentan con la renovación de su luminaria con tecnología led. Un ejemplo es la Capilla Sixtina, que vio una reducción del 60% en sus costes energéticos y también una disminución de emisiones de gases de efecto invernadero. Otro es la basílica de San Pedro, con un ahorro de energía del 70% gracias a luces led que solo necesitan una potencia de 12w (antes estas requerían 70w).

Sin embargo, a todo lo mencionado, lo que más genera expectativas es el objetivo de ser carbono neutro con miras al 2050, un reto difícil pero posible para el Vaticano por los pasos que vienen dando al respecto. Rafael García de la Serrana Villalobos, director de la Dirección de Infraestructura y Servicios de la Ciudad del Vaticano, declaró para EFEverde que es “un objetivo ambicioso, aunque hay muchos años y mucho trabajo por delante“.

Son muchos más aspectos en los que trabajan desde el Vaticano para cumplir con los retos propuestos. Resalta un espacio ecocentro a donde se llevan todos los residuos con el fin de que vuelvan a ser reutilizados. En el 2020,  el 65% de residuos encontró una segunda vida útil y planean que sea el 75% en el 2023, y un 99% en el caso de residuos especiales para esta fecha.







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