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Cómo el desafío de mejorar un centro de salud en la selva peruana promovió un hito para proyectos del mecanismo OXI.

Por: Lic. Wendy Rojas
Consultora en gestión de Obras por Impuestos

Nuestro país está lleno de ejemplos en los que el cierre de brechas requiere de los esfuerzos de todos. Un colegio, una obra de saneamiento o un hospital pueden quedar paralizados si es que las autoridades del Gobierno Central, los gobiernos regionales y locales e, incluso, las instituciones privadas, no logran aunar esfuerzos para superar trabas burocráticas, invertir mayor dedicación a los consensos o impulsar cambios concretos en la gestión.

El mejoramiento del Centro de Salud de Curimaná (Ucayali), bajo la modalidad de Obras por Impuestos (OXI), es una muestra de que sí se pueden lograr esos acuerdos con el fin de que la población acceda realmente a los servicios que necesita. Como se sabe, el mecanismo OXI es una opción innovadora, creada en el Perú hace más de una década, que faculta a las empresas a financiar y ejecutar proyectos de inversión pública de hasta el 50% de su Impuesto a la Renta anual.

Gracias a esta modalidad, empresas privadas pueden impulsar iniciativas que respondan a necesidades de poblaciones específicas y ayuden a reducir brechas. De hecho, hasta agosto de este año se habían comprometido S/ 4,291 millones en experiencias de este tipo.

Desafío por la salud

Curimaná es un distrito de 8 mil habitantes de la provincia Padre Abad y está localizado a 89 km de Pucallpa. Su centro de salud posee la categoría I-3, pero las limitaciones de sus servicios e infraestructura lo asemejan a uno de menor nivel. Era muy evidente que este centro requería de apoyo urgente, incluso antes de la actual emergencia sanitaria.

El año pasado, en el marco de su politica de responsabilidad social, Aguaytía Energy del Perú, empresa del grupo Kallpa Generación, quienes operan el Lote 31C en el distrito de Curimaná, inició las coordinaciones con la municipalidad local para aplicar una OXI por iniciativa privada con el fin de mejorar y optimizar dicho centro. Para ello, la empresa iba a comprometer una inversión de 10 millones de soles.

Entre los actores participantes de esta primera etapa de gestión se encontraban el Gobierno Regional de Ucayali, la Municipalidad Distrital de Curimaná, la Dirección Regional de Salud (DIRESA), el Ministerio de Salud (MINSA), Proinversión, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y, naturalmente, la empresa.

En esta experiencia, el principal reto que se tuvo que superar fue que los gobiernos locales y provinciales no eran competentes para diseñar ni aprobar proyectos de esta naturaleza (establecimientos de salud de categoría I-3) y solo podían intervenir en categorías de hasta I-2, pues se consideraba que hasta allí alcanzaban sus posibilidades de gestión. Es decir, la municipalidad de Curimaná estaba atada de manos, teniendo en cuenta que el presupuesto a afectar era el de esta institución edil.

Una posibilidad que se exploró fue la de recurrir a la intervención del Gobierno Regional de Ucayali, competente para intervenir en estos casos, pero este no contaba con recursos disponibles bajo la modalidad de OXI. Cabe precisar, sin embargo, que esta instancia y la DIRESA respaldaban a cabalidad la ejecución del proyecto.

Ahora bien, este año 2020 añadió una dificultad más que en la práctica se convirtió en una oportunidad: el trabajo remoto. Al contrario de lo que se puede creer, esta condición no fue un impedimento para funcionarios que tienen real voluntad política para solucionar casos comos los de Curimaná. La conectividad de todos los involucrados, más bien, generó altos niveles de agilidad y sentido de urgencia en la toma de decisiones.

Gestión social compartida

La incidencia es una de las principales estrategias para destrabar el avance de este tipo de procesos. Para aplicarla existosamente, se requirió asegurar los siguientes componentes:

a. El sólido compromiso de Aguaytía Energy del Perú, quien no dudó en invertir en el acceso a servicios de salud de calidad. Este compromiso con la reducción de brechas adquirió mayor relevancia y oportunidad en el actual contexto que acentúa la desigualdad en el acceso a la salud.

b. El acompañamiento de un gestor técnico e independiente en procesos de gestión OXI, con experiencia en el management estratégico y operativo de este mecanismo y en la coordinación interinstitucional y multinivel.

c. El fomento del diálogo intersectorial que involucre a las autoridades del Ejecutivo, pero también de la región, provincia y distrito (una verdadera gestón social compartida).

d. La permanente vocación por las alianzas bajo el propósito de hacer factible la iniciativa.

e. La facilitación de una comunicación transparente y clara entre todos los actores acerca de los avances, retos y alternativas para hacer viable la implementación.

f. La documentación casuística con el fin de evidenciar las alternativas posibles para desanudar las trabas burocráticas.

Luego de varias coordinaciones entre instituciones y gracias al compromiso social de todas las partes (que sugirieron alternativas como convenios, transferencias de funciones o competencias en favor de la municipalidad de Curimaná), el Ministerio de Salud estableció una alternativa viable en beneficio no solo de los ciudadanos de esta zona de Ucayali, sino de miles de peruanos en todo el país.

Aporte para Curimaná y el país

Luego del proceso descrito, a fines de agosto de este año el MINSA decidió modificar la Ficha Técnica Estándar del sector Salud y su instructivo especificando que las municipalidades distritales y provinciales son competentes para formular y aprobar proyectos de establecimientos en todas las categorias de su nivel.

Este cambio no solo le favorece al Centro de Salud de Curimaná, sino que permitirá que otras experiencias OXI de salud tengan -desde el inicio- la posibilidad de que las propias municipalidades distritales y provinciales sean competentes. Si bien es cierto que los gobiernos locales no siempre tienen la capacidad de gestión para experiencias de tal magnitud, existen autoridades distritales que –con el debido respaldo técnico y gerencial- pueden desarrollarla.

Este resultado fue el verdadero hito de esta historia, sin embargo, es solo la primera piedra antes de ver cristalizados una obra o un servicio en un país donde el nivel de ejecución de inversión pública en varias regiones no llega ni al 30%. El mecanismo OXI aún presenta desafíos que requiere de un involucramiento plural y con un enfoque integral y de sostenibilidad, pero bien vale la pena afrontarlos con el fin de lograr que más peruanos accedan efectivamente a sus derechos y a mejores servicios.







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