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Digitalización y transformación digital en el Perú: A paso de cangrejo
El Perú ocupa el puesto 49 y el puesto 52 de 60 en digitalización y ratio de avance, respectivamente, según el Digital Planet 2017. Por otro lado, su sector público descendió del puesto 55 al puesto 81 en Gobierno Electrónico durante el periodo 2008-2016, informó la ONU. En tanto, el 76 % del empresariado formal emplea el Internet solo para enviar un correo electrónico y únicamente el 24 % lo hace para vender un producto o servicio, indicó el BBVA Research. ¿Qué se debería hacer para cambiar esta realidad?
Por Rudy Chávez
rchavez@stakeholders.com.pe
Desnudez pública y privada
El Perú, en digitalización y transformación digital, camina como un cangrejo: de reversa. Según el Digital Planet 2017, ocupa el puesto 49 y el puesto 52 de 60 en digitalización y ratio de avance, respectivamente. Por otro lado, de acuerdo con la ONU, su sector público descendió del puesto 55 al puesto 81 en el Índice de Gobierno Electrónico durante el periodo 2008-2016.
Igualmente, conforme con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2016), ocupa el último lugar en Latinoamérica en conectividad hogareña. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2017) informó que el 50 % de la población peruana no tiene acceso a Internet en el hogar, aunque reveló que el 30,5 % accede a la red mediante un smartphone.
En esta línea, el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel, 2016) dijo que el acceso a Internet fijo o móvil en casa aumentó de 19,8 a 66,5 % entre el 2012 y el 2016. Asimismo, afirmó que casi el 50 % del Perú tiene y utiliza un teléfono inteligente, un porcentaje que se incrementó en un 500 % en aquel periodo. Por ello, estimó que para el cierre de 2017 la cifra de penetración del smartphone llegaría al 73 %.
Pero ahí no acaba la cosa. El Índice de Digitalización DiGiX del BBVA Research reportó que en el Perú solo el 45 % de la gente usa el Internet. De este número, más del 50 % accede a la red por medio de un teléfono inteligente, aunque entre el 75 y el 85 % lo usa principalmente para comunicarse, buscar información y entretenerse. Por otra parte, indicó que el 76 % del empresariado formal emplea el Internet solo para enviar un correo electrónico y únicamente el 24 % lo hace para vender un producto o servicio.
Welcome to the jungle! Esto es el Perú.
Digitalización y transformación digital en el diván
Según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la digitalización consiste en la transformación de la información analógica o física en información digital. El objetivo de la digitalización es facilitar el acceso a un bien o servicio por medio de Internet. En este sentido, continúa explicando el CAF, la transformación digital es la reinvención de una organización mediante la utilización de la tecnología digital.
César Vílchez, subsecretario de Tecnologías Digitales de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), cree que el sector público en el Perú está digitalizado en un 70 % y que en ello ha ayudado el trabajo que el Gobierno viene realizando para acercar al Estado al ciudadano, a pesar de que la Secretaría de Gobierno Digital (SeGDi) de la PCM, el organismo encargado de la digitalización y la transformación digital del sector público, solo tiene una partida presupuestal de 3,1 millones de soles por año.
Asimismo, reconoció que la intrincada geografía y la alta dispersión poblacional del Perú configuran un reto para su digitalización y su transformación digital, aunque está seguro de que el alto grado de penetración del uso del smartphone puede ser un aliado para cerrar la brecha digital e incluir a toda la gente en el crecimiento económico.
Por esta razón, afirmó que cuando el Estado aplique la nueva Agenda Digital Peruana 3.0, la cual está siendo elaborada por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), se pondrá a la par de cada país de la región que le ha rebasado en el Digital Planet 2017 y en la Encuesta de Gobierno Electrónico 2016 de la ONU.
Por su parte, Erick Iriarte, socio principal del Estudio Iriarte & Asociados, señaló que el avance en el uso de la tecnología de la información (TI) por parte del sector público está muy avanzado a nivel central, aunque no a nivel regional y local. Esto quiere decir que este avance no está articulado, lo cual dificulta que el ciudadano perciba el beneficio de la digitalización, precisó.
De igual forma, consideró que el sector público y el sector privado tienen acceso a una tecnología similar; sin embargo, la diferencia radica en que el sector privado se mueve directamente hacia la transformación digital por una necesidad de competencia, pero el sector público no, debido a que no cuenta con un norte institucional en materia digital.
Enfatizó también que el desarrollo de la sociedad de la información es un ejercicio multiestamentario, en el cual el sector público, el sector privado, la academia, la sociedad civil organizada y la ciudadanía deben participar. De acuerdo a esto, estimó que la Política 35 del Acuerdo Nacional sobre «Sociedad de la Información y Sociedad del Conocimiento» debería determinar el norte de la alianza público-privada para el cierre de la brecha digital, cuyo primer paso sería establecer una autoridad que concentre el esfuerzo del Perú en pro de la digitalización.
A su turno, Miguel Di Campo, jefe de Relaciones Institucionales, Asuntos Públicos y Patrocinio de Telefónica en el Perú, destacó el compromiso que tiene el Estado por la digitalización del Perú, la cual viene impulsando desde la SeGDi de la PCM. Con este propósito, el Gobierno ha implementado la Plataforma Digital Única de Orientación al Ciudadano (gob.pe), la cual le permite a un usuario realizar fácilmente cualquier trámite púbico, detalló.
De igual modo, hizo hincapié en el efecto multiplicador que tiene el trabajo conjunto entre el sector público y el sector privado en digitalización. En el caso de que el sector público y el sector privado promuevan la innovación y la digitalización empresarial, podrían incrementar el nivel de productividad del Perú, aseguró.
Para lograr este efecto, exhortó a que se promueva la seguridad jurídica y el rediseño del modelo de asignación del espectro, la actualización del marco regulatorio y el desarrollo de talento local en TI, hoy escaso en la región y esencial para el desarrollo de la innovación.
Por otro lado, Elaine Ford, directora de Democracia & Desarrollo Internacional (D&D Internacional), opinó que el Estado está haciendo un gran esfuerzo para digitalizar su servicio en beneficio de la ciudadanía, aunque reconoció que todavía le falta muchísimo por hacer en este campo.
Además, cree que el sector privado tiene un mayor nivel de digitalización que el sector público, porque está obligado a responder ante un público distinto, el cual quiere adquirir y gozar rápidamente el producto o servicio por el que ha pagado, algo que no suele suceder con un bien o servicio público.
Por este motivo, estimó que es vital adoptar el avance de la tecnología para mejorar el servicio que ofrecen el sector público y el sector privado, una acción que terminaría beneficiando a la larga a un mayor número de gente.
Una luz en la oscuridad
El 2014, el Estado invirtió 330 millones de dólares en la construcción de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO), la cual se extiende por veintidós regiones, 180 capitales de provincia y 136 localidades. Sin embargo, debido al elevado precio de su tarifa de uso, esta es poco utilizada por los operadores de telefonía.
En este escenario, Vílchez hizo un mea culpa a nombre del Gobierno y reveló que están destrabando la adjudicación del proyecto regional «Instalación de Banda Ancha para la conectividad y desarrollo social», un proyecto de 1 909 millones de dólares que conectará al 82 % de distritos, beneficiando a alrededor del 13,3 % de la población peruana, a 7348 instituciones educativas, a 3735 establecimientos de salud y a 566 dependencias policiales.
Además, afirmó que el Perú tendrá que adoptar una amplia variedad de TI, como la inteligencia artificial, el big data, la computación en la nube, la fabricación aditiva, la robótica, la social media, la tecnología 5G y el blockchain, para insertarse plenamente en la Revolución Digital.
Únicamente digitalizando su servicio, el Estado podrá generar transparencia, participación, accountability y confianza en su población, la cual no vacilará en apoyar y legitimar socialmente al sistema político democrático, finalizó.
En tanto, Iriarte criticó el precio de la tarifa de concesión de la RDNFO —que calificó de «poco competitivo»— y dejó claro que el ciudadano se ha focalizado en la utilización de tecnología móvil, por lo que consideró que la dorsal debería ser adecuadamente explotada en esta dirección.
También afirmó que no debería existir un único modelo de digitalización, pero sí un norte compartido. La solución tendría que estar a la medida del requerimiento, con lo cual se brindaría la mejor solución tecnológica para cada problema, estimó.
Un sector público digitalizado favorecería la transparencia, en la medida en que la información fluiría fácilmente hacia el ciudadano, y facilitaría la vida de la población, volviendo innecesario que alguien se desplace desde su casa hacia una oficina gubernamental, indicó. Finalmente, concluyó diciendo que la digitalización del sector privado haría que una persona acceda fácilmente a una mejor y mayor oferta de bienes y servicios.
De otro lado, Di Campo expresó que apostar por la digitalización homogénea del sector público contribuiría a que un Estado ofrezca una mejor atención y una simplificación en el trámite que realiza un ciudadano, ayudaría a que crear una smart nation para posibilitar que la población tenga una vida significativa y plena, y apoyaría en la diversificación industrial para ser un mercado más atractivo para la inversión.
Igualmente, manifestó que la digitalización mejoraría el canal de participación ciudadana, perfeccionando el servicio de atención al ciudadano e incrementando el nivel de transparencia, y permitiría que una empresa mejore su capacidad de innovación, comunicación y atención de doble vía.
Por último, mencionó que el beneficio acumulado que ofrece la digitalización favorece a la sociedad: desde el fácil acceso a todo tipo de información hasta la ruptura de la barrera geográfica para llevar el servicio y la comunicación al lugar más lejano, pasando por la simplicidad en el proceso administrativo para una oportuna atención al ciudadano.
Para Ford es crucial que una institución pública o privada se digitalice para mejorar su ambiente organizacional y el servicio que le ofrece a un usuario. Este es un trabajo en el que ya están una gran parte del Estado y el sector privado, que probablemente terminarán marcando la pauta para el resto que aún no lo haya hecho, acotó.
De igual manera, aconsejó que debería considerarse el cambio del mindset de la población, esto quiere decir, la modificación de la actitud y la conducta convencionalmente adquirida por la gente. En este caso específico, dijo que habría que romper con el molde de antaño para adoptar el input propio de la modernidad, la TI, un acto en el que tendría que prevalecer la voluntad de cambio de la ciudadanía.
Terminando, insistió en que la TI es una aliada que facilitaría exponencialmente la forma de canalizar el sentimiento ciudadano, en un contexto en el que se habla mucho sobre la transformación digital desde un enfoque exclusivamente corporativo.
De acuerdo al Índice Global de Gobierno Abierto (Cepal, 2017), una institución pública en el Perú no tiende a compartir información relevante, completa y aprovechable. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2017) también indica que aún falta avanzar en ello y en la educación digital de la gente.
Un Estado donde la población desconfía mayoritariamente de su institucionalidad, debería tener como prioridad la puesta en marcha de una política estatal que promueva la digitalización del sector público y del sector privado, así como también la alfabetización digital, que traerían consigo transparencia, eficiencia, eficacia, ahorro y confianza. Esto será una carrera contra el reloj, porque el Perú saldrá tarde del punto de partida. No queda mucho tiempo. Hay que actuar ya.