Informes
Reforma electoral: ¿Es posible?
Conscientes de la necesidad en mejorar nuestro proceso de elección electoral con miras al 2016, la reforma electoral toma un protagonismo relevante para el fortalecimiento de nuestra democracia y sistema político.
Por: Marco Minaya
mminaya@stakeholders.com.pe
A lo largo de la historia del Perú, y en el transcurso del desarrollo de los gobiernos de turno de cada periodo, los problemas básicos del desarrollo político, cultural, social y sobre todo de estructura económica, mediatización de los partidos políticos y el patrón de comportamiento de las elites políticas y su respectiva participación ciudadana son factores que han ido teniendo un mayor peso e implicancia en los diversos procesos del sistema electoral suscitados en los últimos años. En esa línea, se ha discutido la importancia de las posibles mejoras del sistema electoral para el desarrollo del sistema político en general, y del sistema de partidos en particular, sobre todo si se tiene en cuenta que esto, en la actualidad, puede contribuir con un proceso de mejora para el desarrollo de optima democracia electoral con miras a las próximas elecciones del 2016.
Sin embargo, pese a que durante los últimos años se ha discutido la necesaria reforma de varios aspectos esenciales para el buen funcionamiento de la política y la mejora de dichos procesos electorales en el Perú, ¿cómo puede mejorar el proceso de elecciones y que a su vez esta contribuya al fortalecimiento de la Democracia? ¿Cómo fomentar e implementar la inclusión, pero a la vez eficiencia y transparencia en el proceso de mejora como tal? En ese sentido, ¿de qué manera mejorar dicho proceso teniendo en consideración la institucionalidad política del país con miras a las elecciones del próximo año?
En ese ámbito, uno de los aspectos más relevantes que marcan el desarrollo del país en general es el próspero crecimiento económico que año tras año siempre es una de las preocupaciones más demandantes tanto por el gobierno de turno como por su respectiva ciudadanía. La economía peruana ha crecido significativamente durante las últimas dos décadas. No obstante, pese al crecimiento económico, para Fernando Tuesta Soldevilla, Profesor de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) ello no ha significado mejora en la institucionalidad política del país. “Lamentablemente, la política no ha ido de la mano con la economía en un sentido de crecimiento”, expresó. Del mismo modo, aseguró que los líderes políticos precisamente no pusieron atención en ese ámbito que resulta ser necesario. “Pese a que la política podía seguir estando mal, la economía se encargaba de arrastrarla”, determinó el profesor de la PUCP. En efecto, según su opinión, esto ha traído como consecuencia un descontento y rechazo por parte de los ciudadanos.
Por su parte, para Carlos Meléndez, Docente invitado del Diploma Internacional de Imagen y Comunicación Política de ESAN Graduate School of Business, el crecimiento económico ha tenido un efecto contraproducente en la institucionalidad del país, porque no se diseñaron instituciones que aprovecharan el “boom” económico. En esa línea, Meléndez precisó también que la activación de la política a nivel subnacional – producto de varias reformas, por ejemplo, como la descentralización política, las transferencias directas de fondos públicos a gobiernos locales, la ley de cannon minero, etc. – en un contexto de debilidad partidaria solo ha permitido la dilapidación de los recursos y el crecimiento de la corrupción. En efecto, “un mal diseño institucional desaprovechó el mejor momento económico de nuestra historia reciente”, puntualizó el especialista de ESAN.
SITUACIÓN ACTUAL
La reforma electoral y política en el Perú está en constante debate, cuyo eje principal propone un conjunto de modificaciones y/o leyes para el fortalecimiento tanto del sistema de partidos políticos como del sistema electoral. Los mecanismos de democracia interna de los partidos políticos, el financiamiento de estos últimos, la vigencia o no del voto preferencial, elecciones a los congresistas en una posible segunda vuelta, reducción del número de partidos políticos con representantes elegidos, mecanismos de control para evitar el ingreso de dinero proveniente de actividades ilícitas, creación de ventanilla única entre otros son solo algunos de los temas que involucra todo el proceso de mejora de reforma electoral.
Hasta la fecha ya han sido presentados al Congreso los proyectos de Nuevo Código Electoral y Nuevo Código Procesal Electoral. Del mismo modo, en el 2013 la ONPE y el RENIEC presentaron al Congreso los proyectos de la Nueva Ley de Partidos Políticos y la Nueva Ley de participación y Control de Ciudadanos. Teniendo en consideración los proyectos o iniciativas anteriormente mencionados, para Fabián Vallas, Internacionalista especializado en Ciencias Políticas de la Universidad de Lima, hablar de reforma política en el Perú hoy por hoy resulta ser muy ambicioso, dado que solo “existen intentos parciales de reformas por sectores, que involucran ciertas iniciativas como la supervisión del financiamiento de los partidos, el fin del voto preferencia y la democracia interna, entre otros”.
En esa línea, según Meléndez, la reforma política en el Perú no se ha iniciado aún. Desde su perspectiva, se han llevado a cabo algunos cambios legislativos en los últimos meses que son “cosméticos”, como el del proyecto de la ventanilla única, o son contraproducentes, como es el caso de la eliminación de la re-elección a nivel subnacional. “No existe una idea sobre qué camino tomar, mucho menos de sus implicancias políticas”, aseveró el especialista.
CONGRESISTAS: ¿OBSTÁCULO A LA VISTA?
A la fecha, al margen de si han sido promulgadas o no, existen normas aprobadas como por ejemplo la Creación de ventanilla única, No reelección inmediata de alcaldes y presidentes regionales (hoy gobernadores), Curul vacía, entre otros. Sin embargo, aún algunas normas siguen pendientes de aprobación como es el caso de la Alternancia de género, Transfuguismo, Elecciones internas y la no menos importante eliminación del Voto preferencial.
Frente a ello, ¿cuál es el problema que impide que diversas normas o iniciativas sigan el rumbo de su respectiva aprobación? Vallas apunta a que uno de los principales obstáculos radica en la decisión y calidad de los congresistas por desarrollar estos cambios. “A ellos no les conviene, por ejemplo, abolir el voto preferencial, ya que es la única manera que podrían ser reelectos”, puntualizó. Sin embargo, expresó el internacionalista, si se quiere cambiar esta situación, para tener un congreso sólido debe, por ende, existir un sistema de partidos sólidos. Lamentablemente, los partidos, salvo excepciones, siguen siendo “organizaciones fantasmas” de una persona o de un grupo determinado de personas que postulan a diversos cargos sin vocación de servicio.
Asimismo, Tuesta indicó que este tipo de obstáculos radica en que los congresistas no se dan cuenta, y en algunos casos no se quieren dar cuenta, que mantener esta situación de política electoral los perjudica considerablemente. “Todo lo relacionado a la reforma política y electoral se convirtió en una discusión de intereses individuales, eso es lo que ha primado”, determinó el profesor de la PUCP. Desafortunadamente, “no se cansan en declarar que están a favor de ellas, pero huyen cuando tienen que tomar una decisión final”, sostuvo Vallas. Desde su lógica, este doble discurso retrasa cualquier cambio y desprestigia, aún más, al Congreso.
AGENDA PÚBLICA
Pese a que el rol que cumplen los congresistas resulta ser transcendental para la agilización, modificación y/o aprobación de las normas que están aún pendientes de aprobarse y promulgarse, evidentemente el tema de las reformas políticas y/o electorales es un asunto de agenda pública que, a criterio de Tuesta, no solamente lleva a los organismos electorales a que estén seriamente comprometidos, sino también al sector académico y los medios de comunicación en general que, en conjunto, permitan crear espacios para intercambiar diagnósticos acerca de la situación actual. En esto último, Vallas recalcó que las reformas políticas es un frente de lucha, sin embargo, existen razones estructurales por el cual, es necesario mejorar como la educación y salud. Y aquí, los medios de comunicación también tienen una tarea pendiente.
Entonces, en miras de las elecciones del 2016, y frente al contexto de presión originado por varias organizaciones, personalidades y ciudadanía en general que han expresado publicando su postura a favor de la reforma electoral, a juicio del profesor de la PUCP, muchos congresistas se han visto casi en la obligación de discutir el tema y abordar algunos proyectos de ley que, sin embargo, justamente por no tener una mirada más especializada o integrada del tema no se han terminado por aprobar.
En relación a ello, una encuesta realizada en junio de 2015 a nivel nacional por Ipsos, destacó que solo el 16% aprueba el actual Gobierno y el 11% aprueba el Congreso de la República. Del mismo modo, en septiembre de dicho año, el 84% desconfía en el Congreso de la República, mientras que un 82% en los partidos políticos y un 73% en el poder ejecutivo. Es por ello que “vivimos en una sociedad, donde los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) cuentan con lo más bajos índices de popularidad de todas las instituciones”, expuso el internacionalista.
FORTALECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA ELECTORAL
Y es que al momento de hablar de reformas políticas y electorales, la institucionalidad política del país entra en discusión, sobre todo si esta esto está relacionado al desarrollo de una democracia electoral que busque posibles avances para mejorar el proceso de elecciones de cada etapa electoral, y que beneficie no solo a los ciudadanos en general, sino a las propias autoridades.
Según un informe de The Economist Intelligence Unit (EUI) elaborado para la BBC, el Perú fue considerado como una democracia “imperfecta”. Según dicho estudio, el Perú está en una categoría que define la democracia gracias a las elecciones libres y justas, así como el respeto por las libertades civiles básicas. De una calificación del 1 al 10, el Perú obtuvo 6,54 respecto al estado de la democracia. No obstante, los resultados también mostraron que presentamos bajos niveles de participación, cultura política poco desarrollada y debilidades de gobernabilidad.
Frente a ello, ¿de qué forma se puede lograr el fortalecimiento de la democracia electoral con miras a las próximas elecciones? Según Meléndez, el fortalecimiento de la democracia pasa, entre muchas medidas, por el fortalecimiento de los partidos políticos. En ese sentido, a su juicio, es necesario reconocer que los partidos no volverán a ser lo que alguna vez fueron. Por ende, la desafección ciudadana es un fenómeno global; por lo tanto, los partidos tienen que entenderse como “marcas” antes que como organizaciones y sus militancias como “votos leales” antes que como miembros.
“Si hacemos reformas para los partidos del siglo XXI (y no pensando en el pasado), podremos a largo plazo fortalecer la democracia”, determinó Meléndez. Por su parte, Vallas sostuvo que esta contribución al fortalecimiento de la democracia pasa por impulsar las reformas electorales que aún quedan pendientes, promover debates en medios de comunicación y sobre todo buscar postulantes que tengan verdadera vocación de servicio para el sector público. Asimismo, Tuesta consideró que, en cierto modo, se ha avanzado al respecto. “Esperemos que una vez que el próximo congreso se instale, se empiece de nuevo en generar discusión con la ventaja de que estaremos a 5 años de las próximas elecciones; entonces, los congresistas puedan darse un espacio para poder debatir y modificar las normas restantes.
En términos generales, no obstante, con el desarrollo del fortalecimiento de la democracia, en el sentido de que exista una mayor apertura para agilizar los procesos de cambios y modificaciones respectivos en relación a las normas y de la participación tanto activa como efectiva de los ciudadanos, crecerá, en cierta medida, la importancia del sistema electoral para la democracia. Y si estas deficiencias no se superan pronto, las posibilidades de desarrollo a futuro de nuestro país corren un gran riesgo.