Medio ambiente - Cambio climático

Los retos del sector agrícola para garantizar la alimentación del Perú

Con casi 5 millones de peruanos afectados por hambre crónica, el país encara desafíos críticos en seguridad alimentaria: suelos degradados, escasez de agua y deficiencias en infraestructura y logística que amenazan el abastecimiento de los mercados locales.

Por Renzo Rojas

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En 2024, alrededor de 673 millones de personas en el mundo padecieron hambre. Aunque la cifra muestra una leve reducción en comparación con años anteriores, sigue siendo alarmante y plantea serias dudas sobre la eficacia de los sistemas de seguridad alimentaria. Este dato también pone bajo la lupa al sector agrícola, así como a los desafíos de su sostenibilidad.

Vasco Masías, presidente del Directorio de Grupo Alimenta, recuerda que, según la FAO, el 95 % de lo que consumen los seres humanos proviene directa o indirectamente de la agricultura. De allí la urgencia de identificar las principales amenazas que enfrenta este sector, clave no solo para combatir el hambre, sino también para garantizar un futuro alimentario sostenible.

Degradación de los suelos

La seguridad alimentaria depende, en gran medida, de la salud del suelo. Sin embargo, este recurso vital se degrada a un ritmo acelerado en todo el mundo. Según el especialista, más del 30 % de las tierras agrícolas ya han sufrido un deterioro irreversible, una cifra que enciende las alarmas.

“Eso se debe al uso de fertilizantes químicos aplicados directamente al suelo, una práctica extendida desde los años 60. Cuando los suelos se degradan o desertifican, necesitan cada vez más fertilizantes para producir, como si se volvieran adictos a dosis crecientes de químicos”, indica.

Hoy en el Perú se utilizan el doble de fertilizantes que hace apenas 30 años, pese a que el área cultivada se mantiene casi igual. Esta creciente dependencia, explica, responde a la degradación de los suelos, que exigen cada vez más químicos y pesticidas, con un impacto directo en la salud humana.

Vasco Masías – Presidente del Directorio de Grupo Alimenta

“Por otro lado, desde un punto de vista estratégico, depender de fertilizantes producidos en el extranjero no es, precisamente, la mejor estrategia para garantizar la independencia y la seguridad alimentaria de un país”, sostiene.

Ante este panorama, indica que Grupo Alimenta impulsa desde hace varios años un innovador sistema de fertilización a base de pellets, que combina materia orgánica, minerales y microorganismos. Esta tecnología libera nutrientes de forma controlada y, al mismo tiempo, contribuye a regenerar los suelos.

“Ese tipo de innovaciones muestran que es posible mantener costos iguales a los de la fertilización química, pero con suelos más vivos, cultivos más resistentes y, en consecuencia, una producción más estable para los mercados”, remarca.

Crisis hídrica y climatológica

En materia de seguridad alimentaria, uno de los grandes desafíos también son la disponibilidad de agua y el impacto de los fenómenos climáticos. Gabriel Amaro, presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), advierte que el mercado local depende en gran medida de la pequeña agricultura.

“Esta es afectada cuando hay problemas de clima, agua o plagas, en desfavor de su producción. Es toda una cadena”, menciona.

En 2024, por ejemplo, la crisis hídrica tuvo un impacto crítico en el reservorio de Poechos, en Piura, que llegó a operar con apenas el 2 % de su capacidad. Esta situación golpeó de lleno al sector agrícola, provocando la pérdida de cultivos como arroz, maíz, limones, entre otros.

“Hemos visto lo que ha pasado con las represas del norte, con Poechos el año pasado. Hubo semanas sin agua por un mal manejo de la represa, aparte de que era una temporada baja de lluvia”, enfatiza.

Amaro argumenta que un manejo adecuado de las represas y la infraestructura hídrica es vital. Si el país no cuenta con reservorios con la capacidad suficiente para abastecer las distintas campañas agrícolas, tanto para el mercado local como para el internacional, la seguridad alimentaria se verá seriamente comprometida. Todo ello acontece cuando en el Perú existen cerca de 5 millones de personas que padecen de hambre crónica.

“Eso es gravísimo. (…) Efectivamente, sucedió con El Niño que afectó a la agroexportación, pero eso es una parte. Lo otro es el mercado local, que impacta en la producción que atiende justamente el consumo interno”, afirma.

Infraestructura insuficiente

Para el representante de la AGAP, otro factor que debilita la seguridad alimentaria es la precariedad de la infraestructura de comunicaciones. Carreteras, puertos, aeropuertos y puentes deficientes limitan la competitividad del sector y dificultan que los alimentos lleguen de manera oportuna a los mercados.

Un estudio del CIUP1 reveló que la mejora en la conectividad vial permite a los agricultores reducir en promedio 3.1 horas sus tiempos de viaje. Además, la proporción de su producción vendida en el mercado aumentaba hasta en un 40 %. “Los valles interandinos son altamente productivos. Y una brecha que tiene el pequeño productor es que no puede llegar a los mercados o le sale muy caro”, complementa.

Gabriel Amaro – Presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP)

A este escenario se suma la sobreproducción de algunos cultivos, que en ocasiones terminan desechándose porque sus bajos precios en el mercado no cubren los costos logísticos de transporte. Un ejemplo reciente ocurrió a inicios de 2025 con el mango: cerca de 5000 agricultores se vieron obligados a enterrar su producción, lo que significó la pérdida de al menos 500 toneladas por falta de comercialización.

“Los precios bajaron y ya no convenía transportar la cosecha, porque los costos de recolección y transporte eran demasiado altos. Por eso necesitamos contar con un sistema logístico competitivo, algo que aún no tenemos”, manifiesta Gabriel Amaro.

La seguridad alimentaria en el Perú enfrenta múltiples desafíos: suelos degradados, dependencia de fertilizantes importados, crisis hídrica e infraestructura deficiente. Solo mediante innovación, inversión y manejo eficiente de los recursos será posible garantizar alimentos, reducir pérdidas y asegurar un futuro agrícola sostenible.

Educación, innovación y tecnología

Gabriel Amaro señala que otro desafío clave es la escasez de educación técnica adaptada a una industria agrícola moderna. Actualmente, existen múltiples innovaciones y desarrollos tecnológicos aplicados al agro en etapas iniciales, que aún no se implementan en el país.

“Otro desafío es la investigación, el desarrollo y la innovación: en el país, prácticamente no existe investigación en el sector agrario”, remarca.

Añade que desde la AGAP están impulsando con otras entidades la plataforma Food for Life – Perú, la cual impulsará la innovación y tecnología con la finalidad de fortalecer el sector agroalimentario peruano.

Por su parte, para Vasco Masías la tecnología es el hilo conductor que permite alinear la sostenibilidad con la eficiencia y la calidad alimentaria.

“Un producto orgánico que cueste entre 20 y 40 % más que uno convencional no es una solución escalable para todos. Necesitamos encontrar formas de hacer la producción de alimentos más eficiente”, detalla.

Desde su perspectiva, destacan las innovaciones tecnológicas que buscan hacer más eficiente el sistema alimentario, con impactos en la reducción de pérdidas, mejoras logísticas, mayor trazabilidad de los productos y otros avances para el sector.

“Sin embargo, el progreso no depende solo de la tecnología, sino también de una regulación adecuada que enfatice el control de residuos, garantice transparencia y premie la eficiencia”, concluye.




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