Por: Emma Pérez
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El Bullying es un término que desde hace algunos años está siendo utilizado de forma casi coloquial, no solo por psicólogos, docentes o relacionados al mundo de la educación, sino también por los padres y la sociedad en general. Sin embargo, debemos entender que dicho concepto va más allá de la noticia de un suicidio a causa de bullying, lamentablemente cada vez más comunes por las redes sociales.
Fabiola Henostroza, Docente, Investigadora y Co-creadora del TPB – Test de Predisposición hacia el Bullying; sostiene que “si bien el término bullying (escolar) ha ingresado a nuestro léxico cotidiano, este no es un fenómeno reciente. Cuando se habla sobre el tema con adultos que han atravesado sus períodos escolares ellos refieren, según sus propias experiencias, que las situaciones de violencia escolar entre pares ya se vivenciaban décadas atrás; la diferencia es que, en tiempos actuales, se le ha acuñado el nombre: bullying, acoso escolar, hostigamiento, intimidación, entre otros similares”.
Y es que el bullying nace en el irrespeto y la intolerancia hacia un par, aprovechando alguna diferencia o rasgo en particular. Henostroza sostiene que el bullying o acoso escolar contempla conductas intencionadas de agresión (verbales, físicas, psicológicas o haciendo uso de las nuevas tecnologías de la comunicación), que son repetitivas y causantes de disconfort o daño. Además, estas se dan en situación de desigualdad entre pares. Los actores que se identifican en estas acciones son: el agresor, la víctima y los observadores; y se han ido incorporando los personajes próximos (compañeros, la escuela, la familia) y también de los intervinientes (comunidad y la sociedad en sí misma ).
Daniel Amaya, Presidente de Fundación Calma, agrega que “no se puede categorizar el bullying por tipologías, dado que esto puede contribuir a la exclusión social, la discriminación y muchas otras formas de agresiones escolares y no enfrentaría la causa del problema: la “violencia humana”. Para él es claro que la base está en trabajar enfocados en el respeto y la prevención de la violencia.
“Lo que no se mide, no se controla, no se mejora, no se conoce y muchas veces se piensa que no existe”, sostiene Amaya, defendiendo la idea que el bullying debe pasar por un diagnóstico y por un registro para poder llegar al “tratamiento” y la prevención de estas conductas. Sin embargo, hablando de acoso escolar cabe preguntarse ¿con qué herramientas debería contar el docente para poder identificar estas conductas?
Henostroza es de la idea que el docente necesita capacitación para promover la convivencia escolar y para saber accionar a las primeras señales de que un menor está acosando o está siendo acosado; tener acceso a un equipo de profesionales multidisciplinario especializado; contar con vías de comunicación establecidas, que recepcionen casos de bullying y que sirva de soporte. Además, requieren del conocimiento sobre las entidades formales preparadas e interrelacionadas para atender, monitorear y realizar el seguimiento estos casos de bullying; y las herramientas tecnológicas y no tecnológicas que ayuden a prevenir este tipo de conductas violentas.
Amaya, por su parte incorpora la idea de que todas las escuelas deberían contar con Protocolos de Sana Convivencia y mecanismos alternativos de solución de conflictos, que eduquen a la niñez en una cultura de dialogo y paz. Esta es la única forma de preparar a una sociedad más tolerante y presta a la solución de conflictos por medio de la comunicación.
Sin embargo, crear una cultura de paz no se logra de un día para otro. Por ello, es necesaria la participación de todos los actores sociales (Estado, empresa, ONG y sociedad civil) para lograr educar en una convivencia saludable a quienes tendrán la responsabilidad de liderar el país a la vuelta de unos años. En ese sentido, el Ministerio de Educación-MINEDU (con instituciones asociadas) tienen tres iniciativas claras enfocadas en la atención y prevención de casos de bullying:
- Programa “Escuela Amiga”: en 1.000 escuelas de niveles primario y secundario, en Lima Metropolitana (ejecutado desde el 2013; aliado: Banco Mundial).
- Campaña “Cero bullying: Somos patas” (ejecutado desde el 2015; aliado: Grupo RPP).
- Plataforma “SiSeVe”: para la denuncia de casos de violencia escolar (activa desde el 2013).
El Presidente de Fundación Calma, es de la opinión que las iniciativas del Estado frente a esta problemática, no son insuficientes y no dan solución. Y es que parte del problema es el poco seguimiento y evaluación que se hace, tanto al bullying como problemática, como a las iniciativas ejecutadas. “Las cifras que el gobierno ha desplegado provienen de portales virtuales que resultan poco confiables, ya que el receptor de bullying no suele denunciar actos de esa naturaleza. Así que difícilmente esa herramienta refleje la realidad”, sostiene Amaya, quien agrega que una de las ventajas que tiene el Ministerio de Educación hoy en día, es que cuenta con uno de los presupuestos más altos en los últimos años.
“Un gran reto es seguir sumando fuerzas para ir más allá de la sensibilización ‘informativa’ respecto al bullying y sus consecuencias. La sensibilización es necesaria, pero es un nivel embrionario, si lo que se pretende realmente es actuar frente a los datos estadísticos que existen”, expone Henostroza. Esto en acuerdo a la importancia que Amaya da a la prevención del bullying y a la necesidad de formar en valores, fortaleciendo la tolerancia y el respeto. Solo así se podrá lograr una cultura de paz y resolución de conflictos. “Es mejor prevenir que reparar” asegura Amaya, pero la prevención nos obliga a abrir el lente y dejar de enfocar solo a las víctimas y agresores. No se podrá prevenir si no se trabaja con los observadores o el resto de actores que son parte de la vida de los niños.
“Es necesario incrementar los canales de difusión y fortalecer la capacitación, con equipos multidisciplinarios, que trabajen con niños y adolescentes para la promoción de la convivencia, así como para la detección temprana de potenciales situaciones de riesgo frente al bullying”, concluye Henostroza.
Hay que revalorizar el trabajo preventivo y volver exhaustivo el monitoreo y la evaluación del problema y de las iniciativas. Sin embargo, hace falta que las autoridades prioricen el tema y que los esfuerzos que hay hoy por hoy, de forma aislada, se organicen y complementen. Así el impacto será mayor.
El bullying en cifras
- UNESCO (2011): Más del 50% de estudiantes de sexto de primaria evaluados en 16 países latinoamericanos indicó haber sido víctima de alguna de las versiones del bullying por parte de sus compañeros.
- Organización Mundial de la Salud-OMS (2003-2012): Entre las características de los adolescentes evaluados con ideas suicidas, se encuentra la vivencia de bullying en algún momento de sus vidas. El suicidio es la segunda causa de muerte en los adolescentes-jóvenes entre los 15 y 29 años, a nivel mundial. Estos son datos recogidos de 164.770 adolescentes, en 32 países del mundo (incluido Perú).
- Ministerio de Salud-MINSA (2010): En la Encuesta Global de Salud Escolar, con un número de participantes de 2.882 estudiantes de nivel secundario, se encontró que el 47,5% reportó haber sido intimidado o humillado uno o más días, siendo la prevalencia mayor en hombres que en mujeres.
- MINEDU-DEVIDA (2007): En una muestra de 64.041 estudiantes de nivel secundario (11 a 19 años), de 50 ciudades, se identificó que un 56,4% de adolescentes se auto-reportaron como víctimas de alguna de las versiones del acoso escolar.
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- 1UNESCO (2016). Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe. Documento resultante del estudio TERCE. Recuperado el 01 de agosto de 2016.
- 2OMS (2016). Bulletin of the World Health Organization 94(5). Recuperado el 6 de febrero de 2017.
- 3Ministerio de Salud-MINSA (2010): En la Encuesta Global de Salud Escolar. Recuperado el 2 de febrero de 2017.
- 4Romaní, F y Gutiérrez, C. (2010). Auto-reporte de victimización escolar y factores asociados en escolares peruanos de educación secundaria, año 2007. Revista Peruana de Epidemiología. 14(3), 1-8