POR BERNARDO KLIKSBERG – Asesor de diversos organismos internacionales. Autor de 69 obras traducidas a múltiples idiomas. Apareció su nueva obra “Retos éticos de la postpandemia” (Disponible en Amazon). kliksberg@aol.com
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, inauguró la Asamblea Anual 2023, llamando a encarar con urgencia los agudos desajustes, trabajando por las 18 metas de desarrollo sostenible 2030. Las metas comprenden desde terminar con la pobreza extrema, acabar con el hambre, dar educación secundaria a todos los niños, bajar las elevadas tasas de mortalidad materna e infantil, combatir la discriminación de género, dar agua potable, infraestructura y energía a todos, hasta enfrentar los múltiples desequilibrios medioambientales y fortalecer la democracia. Es clave, señaló, bajar las extremas inequidades actuales. Declaró que, al paso actual, las metas no se cumplirán. Ello costará millones de vidas que podrían ser salvadas.
Algunos casos recientes que ilustran al respecto:
- El 94 % de la población respira aire de calidad inferior al necesario. El aire contaminado cuesta 2,5 años de esperanza de vida promedio a la población. En la India, son 5 los años perdidos por esa causa. En Bangladesh son 7. El envenenamiento del aire por la aparición de las olas de calor extremas como tendencia recurrente, los megaincendios que se producen en todo el globo, las inundaciones generadas por el desborde de los mares, las partículas que se diseminan a vastas extensiones como producto de los bosques que se queman y otros fenómenos ligados al deterioro climático y a la explotación salvaje de recursos, están enfermando y matando de polución. Por lo menos 7 millones de personas perecen anualmente por esta causa. Podría mejorarse notablemente la calidad del aire con inversiones amplias y sostenidas.
- Otros 7 millones de vidas podrían salvarse si se cumplen las leyes y acuerdos internacionales, destinados a luchar contra el tabaquismo.
- Los cataclismos climáticos están alcanzando cifras récords. Terremotos como el de Marruecos, y otros, podrían contenerse en gran medida con construcciones antisísmicas de nueva generación.
- Se podrían haber evitado los efectos de ciclones como el que mató en pocas horas a más de 20 mil personas en Libia. Los especialistas dicen que de contar con un sistema temprano de alarmas, lo que iba a suceder se hubiera captado con mucha anticipación y hubiera habido tiempo para evacuar a los afectados, o que pudieran escapar. No hay excusa. Casi todos los países pobres no tienen sistemas de alarma, a pesar de que fue prescrito en las cumbres climáticas mundiales. Los sistemas son baratos y se pidió a los países ricos que los donaran a los pobres. La tragedia de Libia se seguirá repitiendo si no se cumple con ello.
- El hambre mata anualmente 700 millones que no pueden acceder a alimentos, por carecer de recursos mínimos. Ello a pesar de que el mundo produce alimentos para más de doce mil millones de personas. Además, hay 2 mil millones que no tienen los 6 nutrientes básicos (hambre silenciosa). Tiene que haber soluciones.
- La guerra desatada por Putin está aniquilando cientos de miles de vidas e hizo saltar los precios de los cereales básicos, agregando nuevos millones de hambrientos.
Salvando vidas
Es posible hacerlo. Ejemplificando, el nobel Yunus y la líder en alimentos Danone, produjeron un yogurt ultra económico, con todos los nutrientes para eliminar el hambre en Pakistán. Fue muy exitoso. El gran pacto por proteger el Amazonas, el mayor bosque del mundo, potenciará el aire de calidad. Una empresa dinamarquesa creó un medicamento contra la obesidad, enfermedad peligrosa que padecen 700 millones de personas y va ascendiendo rápidamente. Todas estas vidas se están salvando. Podrán ser muchos más si se escucha a Guterres y se avanza hacia las MDS impulsando grandes alianzas de políticas públicas progente, empresas socialmente responsables y sociedades civiles movilizadas.