Semanas antes de la realización de este evento, específicamente durante el mes de setiembre del 2024, el Perú reporta cifras récord de incendios forestales en gran parte de su territorio, situación que se agrava por una pronunciada sequía que ya viene siendo recurrente durante los últimos años como acción del cambio climático. Eso se traduce en un retroceso significativo de zonas forestales y en una preocupante calidad del aire que se respira en buena parte de la zona andina y amazónica. Por otro lado, en las principales ciudades del país una espeluznante realidad acecha a ciudadanos, pequeñas y medianas empresas. El desborde de la extorsión y el sicariato ha alcanzado niveles de escándalo, al punto que asociaciones de transportistas han decidido ir a un paro solicitando acciones concretas por parte del Estado. Diariamente se ven negocios atacados y empresarios asesinados ante el incumplimiento del pago de cupos, realidad que refleja una criminalidad sangrienta y sin límites.
Estos escenarios nos llevan a reflexionar sobre qué tan sólida es nuestra narrativa de sostenibilidad en un país que atraviesa tan profundos desafíos sin un rumbo claro. Estas líneas no buscan ahondar en este sentimiento de zozobra, lo que buscan es alentar prioridades. Señalar esos pasos previos en los que debemos centrarnos como sociedad, atendiendo lo urgente, para luego trabajar en lo importante, y estos temas que planteo en esta introducción son de suma urgencia y gravedad, y está en nuestras manos proponer pequeñas o medianas acciones que sumen.
Sensibilizar a nivel personal desde nuestras empresas
Ambos temas requieren espacios de discusión en la agenda pública con el fin de sensibilizarnos como sociedad, lamentablemente los medios tradicionales y las redes sociales no proponen un debate serio sobre estos temas, y si se tratan, el morbo y el amarillismo desvirtúan el sentido periodístico de fondo. Es tiempo entonces que los lideres empresariales asumamos un rol más empático con un país que nos necesita.
Desde la charla de seguridad de cinco minutos hasta los espacios de reflexión al iniciar una reunión de trabajo, cada espacio en el que nos propongamos discutir estos temas con información real, sobre nuestras acciones empresariales y personales frente al cambio climático o sobre seguridad ciudadana cuentan.
“Lamentablemente los medios tradicionales y las redes sociales no proponen un debate serio sobre estos temas”.
Mientras que en otras sociedades más avanzadas los ciudadanos miden su huella de carbono personal por el transporte que usan, los viajes que realizan y hasta la cantidad de ropa que compran o electrodomésticos que usan, aquí esos conceptos no han llegado a convocarnos a hacer esas cuentas familiares. Estamos centrados en el cumplimiento de las huellas de carbono de nuestras corporaciones, pero es importante también hacer que nuestra fuerza laboral participe a nivel personal y familiar de estos esfuerzos por aliviar la presión que le ponemos al planeta.
Lo mismo pasa con los temas ligados a seguridad vecinal y familiar, desde señales de alerta, líneas de protección y espacios seguros, todo conocimiento compartido con la fuerza laboral alentando un efecto cascada con las familias suma.
Alineamiento institucional
Los gremios, sociedades empresariales, cámaras de comercio y los colegios profesionales en los que participan nuestros profesionales y empresas tienen una tarea institucional que cumplir. Todas estas agrupaciones son parte fundamental de la sociedad civil y es en estos espacios donde debemos proponer una agenda a los actores políticos que se encuentran en posiciones de decisión a nivel gobierno. Es tiempo de asumir una posición propositiva, pero también crítica ante la inacción estatal desde el sector privado.
Acciones institucionales como la campaña que ha lanzado el colectivo PAS (País Seguro), que agrupa a varias instituciones empresariales con el fin de alertar sobre las consecuencias de una minería ilegal que no escatima en generar muerte y destrucción, que ha llegado a amedrentar pueblos y empresas con actos terroristas en diversas regiones del país. Iniciativas de este tipo marcan un rumbo de acción interesante a nivel nacional.
De igual forma, se debe hacer acción tangible apoyando a las brigadas de defensa civil, fuerzas armadas y cuerpos de bomberos en zonas con prevalencia de quema de pastos y posteriores incendios. Es aquí donde también se debe sensibilizar a nivel comunitario con campañas radiales y de redes sociales, alentando una cultura de la prevención y control frente a prácticas ancestrales que ante un escenario de cambio climático desbordan lo conocido.
No se trata de asumir una posición político-partidaria sino pronunciarnos y hacer sentir nuestra voz ante la sociedad. La empresa privada cumple un rol fundamental en la generación de empleo, riqueza y también desde nuestras agrupaciones alentamos institucionalidad, esa que tanta falta nos hace en otras esferas del ámbito gubernamental.
No es viable construir una narrativa de la sostenibilidad si no asumimos un papel claro frente a estos temas ambientales y de seguridad ciudadana tan urgentes. Como comunicador social me enfoco en la sensibilización, en la propuesta de una agenda desde lo privado hacia lo público, proponiendo una necesaria incidencia, pero desde los diversos enfoques multidisciplinarios los empresarios podemos hacer aún mucho más.
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