Por MBA. Astrid Cornejo de AC Sostenibilidad, Perú y Mónica Gutiérrez de Engageability, Costa Rica

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A las autoras nos une una sólida amistad que inició hace 16 años en Lueneburg, Alemania, donde ambas conseguimos graduarnos del MBA. en desarrollo sostenible concedido por la Universidad de Leuphana. 

En aquella época, confiábamos en la importancia de lograr que el sector privado se uniera sin dudar, a combatir los grandes desafíos mundiales; inequidad, pobreza, degradación de los ecosistemas, corrupción y fallos importantes en las cadenas de valor, entre muchos otros. Al regresar a nuestros países y armadas con nuestros nuevos conocimientos, hemos colaborado desde diferentes organizaciones para demostrar el valor agregado de aplicar estrategias de sostenibilidad.

Pero ¿cuánto hemos avanzado desde aquel año 1992 cuando las naciones del mundo firmaron la Declaración de Río de Janeiro sobre Medioambiente y Desarrollo?, el compromiso abarcaba cuestiones como el desarrollo económico, sostenible y ambiental; la cooperación entre los países para proteger, preservar y restablecer “la salud” y los recursos naturales de la tierra.

El mundo está viendo suceder lo que los científicos nos advertían hace décadas; las recientes inundaciones en Rio Grande del sur en Brasil, mientras en el Golfo de Fonseca, en Honduras, la localidad de Cedeño pierde cada año más de un metro de playa por la subida del nivel del mar y se estima que el 16% del municipio quedará sumergido bajo el Océano Pacífico en los próximos 20 años. 600 familias ya se han quedado sin hogar. 

Y es que Latinoamérica sufrirá en mayor medida las consecuencias del aumento de las temperaturas y su efecto en los patrones del clima global

Ante este panorama: ¿tenemos los riesgos climáticos identificados y mitigados? ¿contamos con seguros que protejan las cosechas, infraestructura y viviendas? ¿estamos invirtiendo en oportunamente para adaptar los territorios donde operamos?

Latinoamérica es una superpotencia de biodiversidad. Lo dice un estudio de UNEP, 2010. La región cuenta con uno de los mayores acervos de capital natural en el mundo. Esta verdadera fuente de crecimiento económico podría posicionar a la región como líder mundial en el ofrecimiento de servicios generados por sus ecosistemas y su biodiversidad, recibiendo a cambio beneficios derivados de la conservación y el manejo sostenible.

Si llegamos a comprender como las Soluciones Basadas en la Naturaleza constituyen una herramienta valiosísima para adaptarnos al Cambio Climático, veríamos en la protección de la biodiversidad, un aliado estratégico para mantener el flujo de materias primas, el agua dulce, la polinización de las cosechas, el aire puro, la belleza escénica, entre tantos otros servicios. 

Costa Rica y Perú comparten una gran riqueza natural; verdes selvas, una diversa flora y fauna, un extenso Océano Pacífico con ballenas, delfines, peces y otros valiosos seres que están seriamente amenazados. 

Este 8 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos, sin embargo, los sistemas de pesca intensivos y poco sostenibles como la pesca de arrastre, unido a la pesca ilegal y la sobreexplotación de las especies, ponen en jaque los ingresos de las zonas costeras, y con ello, la supervivencia de estas comunidades, sin mencionar la importante fuente de proteína y componente esencial y cultural de nuestros países.

El Perú es un país pesquero por excelencia puesto que su ubicación geográfica es privilegiada frente a sus costas por donde se desplaza la Corriente de Humboldt, creando un ambiente altamente productivo que sustenta una amplia diversidad y grandes poblaciones de recursos hidrobiológicos. Por ello, el mar peruano es uno de los cinco más productivos del mundo y permite el desarrollo del sector pesca en el país. (Perú Sostenible, 2023). Sin embargo, como en casi todo el mundo, está siendo afectado por el calentamiento de los mares, la pesca incidental de especies en peligro extinción y el uso de combustibles fósiles para las embarcaciones.

En Costa Rica, el 92% del territorio se encuentra en los océanos y recientemente aumentó la cobertura de área marina protegida del 2% al 30%. Contrario a estas políticas, tiene serios problemas con la matanza indiscriminada de tiburones, la amenaza de la pesca de arrastre, la pérdida poblaciones de corales, entre otras.

Como consultoras en sostenibilidad por más de 15 años, estamos viendo transitar el liderazgo empresarial del desarrollo sostenible al desarrollo regenerativo: donde el ser humano se coloca al servicio de la vida en el planeta y con ello contribuyen, junto con las demás partes interesadas como las ONG, Agencias de Cooperación Internacional, Gobiernos y sociedad civil, a restaurar los ecosistemas que nos mantienen vivos y que constituyen refugios climáticos; corales, mangles, ríos, cuencas, costas, lagos y mares, junto a los bosques y fauna esenciales.







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