La crisis global del agua es una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad. El agua es un elemento imprescindible para la vida y las actividades económicas. Su carácter transversal hace que cualquier impacto sobre ella pueda tener efectos sobre otros aspectos tan fundamentales como la seguridad alimentaria, la salud o la economía lo que, además, puede acentuar las desigualdades.
Existen factores críticos que amenazan el equilibrio del ciclo del agua. La mala gestión del agua, su uso intensivo y descontrolado y su contaminación están provocando que cada vez más personas sufran escasez de agua e inseguridad alimentaria. A todo ello hay que añadir los efectos del cambio climático como las sequías.
Muchas áreas en Perú sufren de acceso limitado a agua potable y servicios de saneamiento adecuados debido a una insuficiente inversión y problemas de gobernanza. Otra amenaza es el estrés hídrico, debido a que, en muchas zonas del país, la demanda de agua supera la capacidad de los recursos hídricos disponibles. Este problema se intensifica cuando se acompaña de periodos de sequía, cada vez más frecuentes e intensos.
Estos factores generan inseguridad hídrica que se traduce en un impacto económico afectando el PBI nacional y generando la pérdida de empleos, especialmente en los sectores de servicios y manufactura que son intensivos en el uso del agua. Todos los sectores económicos, en mayor o menor medida, se ven afectados por esta crisis del agua. En Perú, la escasez de agua afecta principalmente al sector agrícola, ya que es el más dependiente del agua. Las sequías pueden reducir significativamente la producción de cultivos, lo que lleva a la pérdida de ingresos para los agricultores y puede impactar la seguridad alimentaria. Urge que este sector implemente prácticas sostenibles y eficientes en el manejo del agua.
Para abordar la escasez de agua en los sectores empresariales de Perú, se están implementando varias soluciones estratégicas y sostenibles donde destacan las inversiones en infraestructuras, especialmente las relacionadas con la mejora en las redes de captación y distribución de agua, las medidas encaminadas a la reducción de la contaminación y la conservación de ecosistemas.
«Para abordar la escasez de agua en los sectores empresariales de Perú, se están implementando varias soluciones estratégicas y sostenibles».
En este contexto, las pymes juegan un papel importante para abordar la crisis del agua mediante la implementación de varias estrategias que mitiguen sus impactos hídricos.
Cabe destacar el establecimiento de indicadores de gestión para monitorear el uso de los recursos y que permitan ahorrar en los consumos de agua de sus procesos. También es importante el cambio de enfoque, de la tradicional gestión lineal a un enfoque circular en el que se favorezca la reutilización y reciclado del agua mediante el uso de tecnologías innovadoras. Todo ello debe de ir acompañado de acciones de sensibilización y formación en las empresas de manera que se fomente el cuidado del agua y su uso eficiente entre los empleados, proveedores y clientes.
El rol de las empresas en la gestión del agua en Perú es fundamental para la sostenibilidad hídrica del país. Tienen una responsabilidad significativa en la conservación de este recurso vital, ya que su actividad económica a menudo implica un uso intensivo del agua. Aquellas que tomen la iniciativa mejorarán su competitividad y, además, serán mucho más rentables.
El sector empresarial peruano tiene ahora la oportunidad de liderar un cambio en la manera de abordar la crisis hídrica y su participación activa es una pieza clave para lograr un uso más sostenible del agua.