Por Ronny Fischer - Director del Centro de Sostenibilidad de la Universidad de Lima

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Cada 26 de julio se celebra el Día Internacional de Conservación del Ecosistema de Manglares. Esta fecha fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para resaltar la importancia de estos singulares ecosistemas costeros que se encuentran en la transición entre la tierra y el mar.

Aunque ocupan menos del 0,4 % de la superficie forestal global, los manglares desempeñan un rol fundamental en la salud ambiental del planeta y en el bienestar de millones de personas. Los manglares no son simplemente bosques costeros, ya que son cruciales frente a tormentas y tsunamis al actuar como barreras naturales que protegen a las comunidades cercanas de desastres naturales cada vez más frecuentes debido al cambio climático. Una franja estrecha de 500 metros de manglar puede reducir significativamente la altura de las olas en un rango que va desde el 50 al 99 por ciento. Además de su función protectora, destacan por ser sumideros de carbono altamente eficaces. Una sola hectárea de manglar tiene la capacidad de almacenar hasta 3754 toneladas de carbono, lo que equivale a retirar más de 2650 automóviles de circulación durante un año (UNESCO, 2024). Por ello, el mantenimiento y la preservación de estos ecosistemas se considera una de las maneras más efectivas y rentables para combatir el cambio climático.

Los manglares albergan una asombrosa diversidad de vida y desempeñan un papel crucial como viveros y refugios para peces, crustáceos, moluscos y aves; muchas de ellas poseen un valor tanto ecológico como alimenticio. En el Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes habita una impresionante lista que incluye 148 especies de aves, 105 especies de peces y más de 90 especies de invertebrados, como crustáceos, camarones y caracoles (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado [Sernanp], 2019). Además, este hábitat aloja a comunidades que llevan a cabo la pesca artesanal y otras formas de actividad tradicional, de manera que incorpora tanto la sustentabilidad ecológica como social. En el Perú, los manglares se ubican mayormente en Tumbes y Piura, y representan solo el 0,01 % del territorio nacional (Ministerio del Ambiente [Minam], 2025).

«Los manglares albergan una asombrosa diversidad de vida y desempeñan un papel crucial como viveros y refugios para peces, crustáceos, moluscos y aves».

Por otra parte, estos ecosistemas se encuentran en peligro debido a la deforestación acelerada y la contaminación causada por la expansión de áreas urbanas sin planificación adecuada. Según Azoulay (2024), más del 75 % de los manglares a nivel mundial están amenazados, lo que pone en riesgo la existencia de todos los seres vivos que dependen de ellos.

Ante esta situación particularmente importante para el medioambiente y la preservación de nuestros ecosistemas naturales en el país, el Ministerio del Ambiente ha iniciado un estudio denominado “Diagnóstico situacional de los ecosistemas de manglar”, cuyo objetivo es comprender a fondo las condiciones físicas y biológicas de estos entornos tan especiales y también explorar su impacto socioeconómico para establecer estrategias de conservación respaldadas por evidencia científica sólida. La tarea de conservar los manglares no recae solo en los gobiernos o entidades especializadas; es una responsabilidad compartida que involucra a todos directamente como ciudadanos conscientes del valor de estos ecosistemas vitales para nuestro planeta. Cada uno puede contribuir desde diferentes frentes y acciones, como informarse acerca de su importancia y difundirla entre otros, participar activamente en programas educativos sobre el medioambiente o sumarse a iniciativas voluntarias que promuevan la protección ambiental, incluso optar por un turismo responsable que respete la naturaleza circundante. Como sostiene Claudia Zuleta, especialista del Minam: “Cuidar los manglares hoy es proteger el futuro de las generaciones que vendrán” (Minam, 2025).

En un mundo afectado cada vez más por el cambio climático y la pérdida de diversidad biológica, cuidar los manglares no es solo una medida ambiental, sino también un compromiso ético y de justicia ecosistémica. Este 26 de julio, el mensaje es evidente: proteger los manglares equivale a proteger a toda la comunidad.

Referencias







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