¿Hasta qué punto hemos avanzado como empresa minera en crear un vínculo temprano de relacionamiento comunitario a largo plazo que nos permita asegurar la prefactibilidad, la factibilidad de una primera, segunda y tercera fase de exploración y perforación? ¿Existen variables que todavía no entendemos en los equipos multidisciplinarios para crear valor compartido con las comunidades? ¿Será la economía y política del entorno local y nacional los que definen la sostenibilidad de un proyecto? ¿Un proyecto minero depende del éxito de la gestión social?
Son tantos los enigmas que nos trasladan a mirar atrás para mejorar el proceso continuo de analizar el rendimiento y la identificación de dificultades propias de cada proyecto, con el fin de convertirlas en oportunidades que generen cambios graduales en cada etapa, estrategias y en el potencial de cada persona relacionada.
Estos últimos años los desafíos son crecientes como las demandas sociales de las comunidades que reclaman mayor participación e involucramiento en los proyectos mineros. Estas condiciones se refieren a nuevas aspiraciones de generar mayor capital económico y social más allá de la normativa nacional o de los esfuerzos que hacen las empresas exploradoras en estirar los presupuestos. Los convenios marcos, programas sociales, compensaciones por usufructo o servidumbre no garantizan una aprobación o licencia social a largo plazo, a medida que se avanza las comunidades reclaman mayores beneficios. Cabe la posibilidad de que puedan promover la minería artesanal que en muchos casos les es muy rentable y prefieren, incluso, trabajar de manera informal y prohibir el ingreso de las empresas dueñas de concesiones mineras.
«Estos últimos años los desafíos son crecientes como las demandas sociales de las comunidades que reclaman mayor participación e involucramiento en los proyectos mineros».
Nuestro modelo y experiencia de gestión social que propongo y vengo implementado en los proyectos de exploración minera “Allin kawsay” (Vivir bien) funciona de manera muy efectiva y consecuente con resultados de impacto sostenible. Esta mejora la calidad de vida de las personas en conjunto con las organizaciones locales y las empresas comunales. Estas últimas han sido y son experiencias exitosas que debemos de fortalecer para que generen ingresos económicos a cambio de servicios o bienes que facilitan la implementación, construcción y viabilidad de proyectos mineros a largo plazo de manera sostenible. Con ello, especialmente se ha mejorado la calidad de vida de muchos pueblos donde hemos logrado implementar programas de alto nivel de impacto positivo, complementado también a la calidad de educación de los niños, niñas y jóvenes con aulas inteligentes, por ejemplo. Otro caso ha sido la oportunidad de lograr la conectividad de Internet 5G que no solo sirve para las telecomunicaciones, sino para integrar la investigación, búsqueda de oportunidades, mejorar el comercio y el dinamismo económico. Hay muchas más acciones importantes que se pueden implementar en beneficio de las comunidades y los proyectos mineros bajo un enfoque interesante como es el de la teoría del cambio.
Ante todo el panorama retador para la industria, podemos concluir indicando lo siguiente: para alcanzar la licencia social y tener un alto nivel de impacto en la población (transformación), se requiere primero identificar con claridad los problemas y necesidades del espacio; en segundo lugar, debemos de plantear un modelo de gestión capaz de poner en marcha estrategias oportunas que respondan a la solución de dichos problemas; y, finalmente, se debe de implementar condiciones favorables para que las estrategias sean las adecuadas y oportunas. Es esencial mencionar que para lograr la sostenibilidad de toda iniciativa debemos educar y cambiar nuestras formas de pensar y expresar nuestras ideas en los proyectos. Justamente, es aquí donde invito a profundizar en la teoría del cambio.