La ‘tragedia de los comunes’ (tragedy of commons) es un concepto introducido por Garrett Hardin en 1968, que describe una situación en la que individuos, actuando en su propio interés, tienden a sobreexplotar un recurso común, lo que lleva al agotamiento o deterioro de dicho recurso, sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo. Este concepto es muy relevante y se vincula de manera directa al cambio climático, ya que los recursos comunes globales, como la atmósfera y los océanos, están siendo explotados de manera excesiva, priorizando en muchos casos intereses económicos particulares e inmediatos, resultando en efectos adversos como el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y la acidificación oceánica.
El cambio climático puede entenderse como una manifestación contemporánea de la ‘tragedia de los comunes’. Las emisiones de gases de efecto invernadero son un ejemplo claro de cómo los intereses a corto plazo de individuos, empresas, sectores o países prevalecen sobre el bienestar común. Cada actor que contribuye a las emisiones obtiene beneficios inmediatos (energía barata, producción masiva, transporte eficiente), pero el costo global —el calentamiento del planeta— se reparte entre toda la humanidad.
La empresa privada juega un papel crucial en esta dinámica, siendo responsable de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de sus operaciones industriales, logísticas y energéticas. Sin embargo, debido a su capacidad innovadora, recursos y alcance global, también tiene un papel fundamental en la búsqueda de soluciones. Para enfrentar el cambio climático de manera efectiva, el compromiso de las empresas privadas debe ir más allá del cumplimiento de regulaciones y normas ambientales. Se requiere que las empresas adopten un enfoque de transparencia y rendición de cuentas con una proactiva búsqueda de sostenibilidad ambiental.
«El cambio climático puede entenderse como una manifestación contemporánea de la ‘tragedia de los comunes’».
A través de la innovación sostenible, la inversión en tecnologías limpias y en eficiencia de procesos es fundamental. El sector privado tiene como meta liderar la transición hacia energías limpias, siendo este enfoque fortalecido por esfuerzos en inversión en energías renovables. Por ejemplo, la empresa Tesla ha revolucionado el mercado automotriz al promover vehículos eléctricos, contribuyendo a la reducción de la dependencia de combustibles fósiles. También se encuentran empresas como IKEA que han invertido significativamente en proyectos de energía solar y eólica, o la aseguradora Allianz que promueve y apoya modelos de negocios de tecnologías limpias.
No cabe duda de que, considerando la ‘tragedia de los comunes’ bajo el contexto del cambio climático, se requiere una respuesta conjunta y decidida de todos los actores, especialmente de las empresas privadas, que deben liderar en innovación y responsabilidad. Este enfoque debe complementarse con la colaboración conjunta de actores, con políticas claras y compromisos empresariales sólidos. Se espera que los Gobiernos impongan regulaciones más estrictas sobre las emisiones, incentivando a las empresas a ser más sostenibles. Sin embargo, la empresa privada debe ir más allá de cumplir con la ley y asumir un liderazgo activo en la transición verde.
De esta manera, podremos evitar las consecuencias más graves del cambio climático y asegurar un futuro sostenible para todos. Por ello, cobra crucial importancia la colaboración público-privada donde empresas trabajan junto a Gobiernos, ONG y comunidades para desarrollar soluciones conjuntas. Algunos ejemplos son “We Mean Business Coalition”, “Alliance of CEO Climate Leaders” y “First Movers Coalition” donde se encuentran grupos de empresas comprometidas con la acción climática que colaboran con el sector público para promover políticas climáticas más ambiciosas.
Sin duda, el compromiso activo del sector privado es fundamental para enfrentar el desafío del cambio climático. Más allá de cumplir con regulaciones, las empresas deben liderar la transición hacia un modelo ambiental sostenible, impulsando la innovación y adoptando prácticas responsables. Solo a través de una colaboración efectiva entre Gobiernos, empresas y sociedad civil será posible implementar soluciones climáticas ambiciosas que nos permitan evitar los peores efectos de la crisis ambiental y garantizar un futuro más equilibrado y sostenible.