Por HANS ROTHGIESSER - Miembro del Consejo Consultivo Stakeholders

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Cuando pensamos en el Viejo Oeste, solemos imaginarnos a vaqueros y bandidos teniendo aventuras, a John Wayne y a Clint Eastwood siendo rudos y todas esas leyendas que nos alimentó Hollywood en su momento. No caemos en cuenta de que fue un contexto muy duro en el que comunidades tuvieron que innovar para sobrevivir. Muchas de estas innovaciones no incluían tecnología de punta de esa época, sino más bien formas distintas de hacer algo que se venía haciendo desde hacía mucho tiempo.

Una de estas innovadoras fue Rosa María Segale, también conocida como la hermana Blandina. Nació en el Reino de Sardinia, un país ubicado en el sur de Europa que dejó de existir a mediados del siglo 19. Emigró con su familia a los cuatro años a los Estados Unidos. A los 16 se unió a las Hermanas de la Caridad de Cincinnati en Ohio. En 1868 terminó su noviciado. Entonces fue enviada a enseñar en colegios de Steubenville y Dayton. Luego fue derivada como misionera a Colorado. Después fue transferida a Santa Fe, en donde colaboró en la fundación de colegios públicos católicos.

En un contexto en el que la vida era dura y se había llevado a que la gente fuese desconfiada entre sí y castigara de manera violenta a los que infringían las reglas, la hermana Blandina llegó con un mensaje de compasión. En ese escenario, oponerse a los linchamientos públicos era revolucionario y exponerse a ser linchada ella misma. De hecho, cuenta la leyenda que en una ocasión uno de sus alumnos le contó que el célebre delincuente Billy The Kid estaba seriamente herido y que había sido dejado por las fuerzas del orden a que se muera de la infección. Ella fue a atenderlo y recriminó a las autoridades por no tener el coraje de acabar con la vida del asaltante con una bala. Lo curó y le salvó la vida.

«Muchas de estas innovaciones no incluían tecnología de punta de esa época, sino más bien formas distintas de hacer algo que se venía haciendo desde hacía mucho tiempo».

También colaboró en el establecimiento de colegios en distintas realidades, siempre desafiando a los que consideraban que no era posible. En muchos casos ella misma tenía que dar el ejemplo construyendo físicamente el colegio o reparando techos, lo que inspiraba a la comunidad a apoyarla en su proyecto. Además, sus actos de caridad y llamados a tener mayor empatía con los demás se traducían en que su mensaje de la necesidad de que todos colaboren entre sí termine en que más miembros de la comunidad se involucraran en sacar adelante los colegios que existían gracias a su empecinamiento.

Hay varias otras anécdotas que giran alrededor de la leyenda de la hermana Blandina. Por ejemplo, en 1875 ella intervino para que el condenado por asesinato Morris James fuese perdonado por una de las personas a las que disparó. Blandina además logró que Morris fuese personado y llevado a un asilo para enfermos mentales. Esto a pesar de que había una turba lista para ajusticiarlo.

Ella estaba convencida que estos actos eran retribuidos. De hecho, no habría podido construir tantos colegios sin la ayuda de aquellos a los que ella misma no había ayudado previamente. Pero es mucho más interesante que eso. Cuentan que en una ocasión ella se estaba movilizando en una carreta por una zona difícil y ésta fue asaltada. Cuando los delincuentes se asomaron al interior de la carreta y reconocieron a la monja, decidieron irse sin tomar nada. Y es que el líder del asalto era el mismísimo Billy The Kid.

Así que podemos repetir lo importante que es el uso de nuevas tecnologías en las aulas, pero eso ustedes ya lo saben. Podemos repasar casos de innovación digital en colegios privados peruanos, pero eso tampoco es nada nuevo. Sin embargo, la empatía, la preocupación por el prójimo, el espíritu de comunidad… ¿Quizás debamos detenernos un momento a pensar si esto lo estamos enseñando adecuadamente? A lo mejor plantear que se enseñe ética y moral sea la revolución que necesitamos. La consistencia y coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Después de ver los programas dominicales políticos pareciera que eso nadie lo está enseñando bien hoy en día. ¿Y si empezamos por ahí?







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